Nunca permitiré que te hagas daño, déjame ser tu paracaídas...

-Va, no tengas miedo- me sonríe transmitiéndome confianza.

-¿Que no tenga miedo? ¿Adónde vamos a ir? ¿Dónde vamos a vivir?- confieso nerviosa e indecisa.

-Eso no importa, estamos juntos- entrelaza nuestros dedos y siento sus ganas de escapar del mundo conmigo.

-Pero, ¿qué les digo a mis padres?

-Nada- se encoge de hombros, sin darle importancia a mi pregunta.

-¡Es una locura!- me llevo las manos a la cara y me pellizco los mofletes para saber si estoy soñando.

-Vamos, ¿a qué tienes miedo? ¡Si eres una experta en paracaidismo!- En eso tiene razón, ya he hecho otras cosas más peligrosas, aún así, sigo teniendo miedo.

-¡Es muy diferente! Cuando salto, sé a lo que me expongo, y confío en que el paracaídas funcionará y no me mataré- pongo los brazos en jarras y camino, con los nervios a flor de piel, de un lado a otro de la acera. 

-Pues confía en mí, nunca permitiré que te hagas daño- acerca su mano a la mía, esperando que yo la coja en señal de aprobación-. Déjame ser tu paracaídas- siento cómo las yemas de mis dedos recorren su palma... Ya no hay marcha atrás...

"Deja que me quede un rato más aquí,
deja que remiende tus heridas, 
esas que yo mismo hace unos días descosí. 
Déjame ser tu paracaídas..."

¡Muchísimas gracias por vuestros consejos en la entrada anterior, de verdad, os los agradezco muchísimo! <3