Traducir

sábado, 31 de agosto de 2013

Nada estaba en su lugar.

UntitledNada estaba en su lugar, nada tenía sentido, los cuadros ya no decoraban las paredes ni las alfombras tapaban el parqué, pero no era un simple desorden, las piezas tampoco encajaban en su cabeza. En las instrucciones se puntualizaba la colocación de éstas con sumo cuidado, pero ella estaba empeñada en terminarlo antes del medio día, quería poder observarlo mientras comía bajo el silencio abrumador del televisor desenchufado. 
 Él le había presentado cada una de las estrellas que les habían visitado en las últimas noches y ella quería recordar siempre sus nombres. Había comprado el puzle en una tienda de segunda mano, al parecer, la antigua propietaria no fue capaz de terminar las constelaciones. Pero ella tampoco lo iba a conseguir, faltaban piezas para poder concluir esa obra de arte. No era perfecta, ninguno de los dos lo era, pero representaba más de lo que nunca podrían expresar con palabras mediocres. El hueco del pasado era imposible de reemplazar, es más, de cerca se notaba su ausencia y de lejos se perdía la esencia. Pero la belleza no era perfección, las nubes cambiaban su color y seguían siendo nubes, y las estrellas no siempre brillaban por mucho que mirase al cielo. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Amarrado a ti Capítulo 87

Pablo se aleja un poco de mí y me mira interrogante. El sabor de sus labios ha quedado marcado en los míos y el deseo de volver a notarlo me carcome por dentro.
-¿Estás bi…?- no dejo que termine y le callo con un beso intenso.
Aparto un poco las sábanas para que no se enreden en nuestras piernas y me siento sobre sus muslos. Él no deja que me separe de él y sus labios no dejan que pase el aire entre nosotros. Viajo entre sus trabajados abdominales y disfruto en cada rincón de éstos. Pablo recorre mis muslos con firmeza y me atrae a él, intentando atravesar mi cuello con sus labios y tocar mi esófago. 
No soy dueña de mi cuerpo, el cual se ha rebelado contra el sentido de la razón y actúa sin amo aparente. 
 
 
Contra su piel (Pablo)
 
Sí, no, no lo sé, no sé si estoy haciendo bien. No sé si me arrepentiré, es todo tan confuso… Además, el whisky todavía corre por mis venas y el calentón no me deja pensar con claridad. No me gusta hablar así, pero es la verdad, mi instinto gana a mi cabeza y mi corazón ha perdido el norte. Todo está pasando tan rápido… Aroa. Dios, cómo duele su nombre, rasga mis pensamientos con garras afiladas y con esos ojos embrujados color miel. El simple hecho de pensar en ella me enferma. Intento sentir el beso, para olvidar, para no pensar y para eludir el dolor. 
Laia se está adueñando de mis movimientos, me dejo llevar entre sus delicadas manos y enfilo por sus caderas. Beso su piel suave, con más voracidad que a Aroa, con más ardor en mis entrañas, con rabia acumulada. 
Hace dos años no terminamos lo que empezamos, me quedé con el mal sabor de boca de su partida y tenerla de nuevo era algo más que pura nostalgia. La necesitaba, necesitaba coger los recuerdos y substituirlos por unos nuevos. Unos mejores, unos de los que luego no me sentiría mal. La dejé ir y ni siquiera me despedí de ella. No quise, no pude, dolía demasiado. 
Siento cómo mis ojos se humedecen sin razón al pensar en lo que fue. Parece que no haya pasado el tiempo, la tengo aquí, conmigo, y en cambio, las cosas no son como a mí me gustaría. No sé lo que siento por ella, me da coraje no quererla como ella lo hace.
Desabrocha mis pantalones y se deshace de ellos con gran agilidad, sin miedo, a una velocidad imposible que no me da tiempo ni a reaccionar. Dos locos de atar retorciéndonos en una cama a rebosar de recuerdos. 
 
En ese mismo lugar (Laia)
 
-Lo siento- me aparto de él y me siento en la cama.
Me mira perplejo, con una mueca en el rostro. Pensará que soy una estúpida, Dios.
-No, lo debería sentir yo, no debería… No debería haberte besado, perdona. Será mejor que me vaya a dormir al sofá.
Le observo levantarse torpemente bajo la escasa luz que ilumina sus curvas y caminar con pesadez hasta la puerta. Se revuelve el pelo y algo dentro de mí quiere manifestarse. ¿Por qué le dejo ir? ¿Por qué soy tan idiota? ¡Si llevaba deseando este momento desde hacía dos años! El recuerdo de sus labios puntea los míos como si de una aguja se tratase y mis piernas se rebelan contra mí. 
Mi cuerpo se levanta de un impulso y corre, colocándose entre la puerta y la silueta corpulenta del chico. 
-No, no te vayas- mi voz sale de un arrebato más fuerte de lo que creía. Me aferro al pomo de la puerta con decisión y le miro a los ojos con seguridad.
-Pero…- pensará que soy bipolar.
-No te vayas- repito convencida y lanzándome a su cuello con la intención de besarle.
No se aparta. Un segundo, dos, tres, cuatro, cinco…  Y lo hace. Se inclina hacia atrás, separándose de mis labios y me mira con solidez. No acabo de reconocer sus pensamientos a través de sus ojos carbonizados, son como dos agujeros negros capaces de absorber todo lo que pase por delante y me estremezco. Pablo es bastante más alto que yo y me veo obligada a alzar el rostro para poder fijar mis ojos en los suyos. La madera fría roza mi espalda y mis brazos, provocándome una serie de escalofríos que llegan hasta los dedos de los pies. Entonces sonríe con perspicacia y todo lo demás pasa a un segundo plano, como en una función de teatro en la que los focos se centran en nosotros dos, simples protagonistas de esta función vagabunda. 
Me congelo y me derrito en un solo instante.



¡Hola personitas! Ya se está terminando el verano y yo estoy... estoy estresada jajaja Como veis, no he puesto ningún gif ni fotografía porque en el anterior capítulo, me dijeron que en algunos capítulos las imágenes tapaban el texto, así que he optado por quitarlas.
Eso es todo, espero que os haya gustado tanto como a mí escribirlo :)
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

lunes, 26 de agosto de 2013

Tal vez no sea yo.


Aunque le costase admitirlo, le gustaba sentir el tacto de sus dedos escalando por su columna, los escalofríos cuando dejaba huella en su cuello y sus sonrisas torcidas a altas horas de la madrugada. Sabía con certeza que no era su príncipe azul, pero ella tampoco vestía de gala, sin embargo, le agradaba su imperfección, sus enfados pasajeros y los cafés que él le preparaba, tal vez demasiado calientes para su gusto. No sabía a ciencia cierta cómo era él, pero él tampoco de ella, eran medios desconocidos que siendo nada eran más que todo. Realmente, tenía miedo de dejarse llevar y luego no saber volver. 

Él se sentía afortunado por tener el derecho de observarla a contraluz con los primeros rayos del día. Sabía que ella era incapaz de amarle, pero aún así, se obligaba a intentarlo una vez más aunque fuese en vano. No creía en los imposibles ya que las personas no eran de piedra, pero lo que comenzó como un juego se había convertido en su dosis diaria de vida. Realmente, tenía miedo de dormirse en su cama y luego no despertar a su lado. 

"Tal vez no sea yo la mujer que él busca" Pensó ella cuando sus miradas se cruzaron de nuevo bajo el olor del vigésimo tercer café.
"Tal vez no sea yo el hombre que ella necesita" aceptó él al percatarse de que sus ojos se habían apagado de repente. 

Social caffeine..

Seguí el pequeño relato porque Ana Belén me dio la idea, y, la verdad, es que me ha gustado mucho escribir esta parte, gracias por leerme :)
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

domingo, 25 de agosto de 2013

Tal vez seas tú.Tal vez sea yo.

Había dejado de creer en el amor, en los para siempre y en las declaraciones escritas en páginas de libros perdidos. La esperanza de volver a sentir había ido a parar al cubo de la basura y ésta no era reciclable. Por mucho que pensase que podría existir su media naranja, sabía de sobras que ésta no se fijaría en ella si algún día sus miradas se cruzasen por mera casualidad. No se consideraba una pesimista radical, pero sí intentaba ser realista en cuestiones del corazón. 
Él quería incendiar sus sentimientos, hacer que ella volviera a sentir, pero las lágrimas de años atrás habían dejado húmedo el carbón, con la consecuencia de que no pudiese nacer ni una mísera llama. 
-No deberías estar perdiendo el tiempo conmigo -le confesó ella mientras compartían una taza de café en medio del caos del salón.
-Me gusta luchar por lo que quiero -le robó un beso sin que se lo esperase.
-Sabes que es imposible, que yo no soy capaz de sentir... 
-Lo que realmente ocurre es que tienes miedo a confiar en mí... y en todos los que te rodean. 
-No creo en el amor, ya te lo he dicho mil veces...
-Hasta que un día te enamores de la persona adecuada.
-Tal vez seas tú -soltó una carcajada mientras sorbía con dolor en los ojos.
-Tal vez sea yo -sonrío mientras observaba ese rostro desencajado una vez más.


WE S2 COFFEE - 2013 | via Facebook

viernes, 23 de agosto de 2013

El poder y no arriesgar...

Siempre me levanto con el pie izquierdo y mis días van de ausencias y pérdidas. Zurda de movimientos y ambidiestra de corazón, incapaz de tomar decisiones coherentes ni de decantarme por una dirección cuando me encuentro en medio de un cruce de caminos.  Como el de mis sentimientos, el poder y no arriesgar, el miedo a tomar el desvío equivocado. Escritora de historias perdidas que se esconde tras una tonelada de folios de papel cuando una oportunidad se le presenta, así soy yo... 
Es complicado andar derecha después de tantas caídas y decisiones erróneas, aunque bueno, siempre he sido más de izquierdas.

Oh no! I overslept ! I'm late ! For my nap.

Quiero recomendar el blog Deliria de tus lunares, que, personalmente, me encanta :)
¡Un beso muy muy muuuy grande! <3

miércoles, 21 de agosto de 2013

Amarrado a ti Capítulo 86

En esa misma sala del hospital (Carlo)
 
Nunca pensé que podría pasar algo así, me falta el aire, necesito salir. 
-Ahora vuelvo- le digo a Carolina, levantándome.
-Voy contigo, necesito tomar el aire- susurra, siguiéndome.
La observo en silencio en el ascensor y veo tristeza en sus ojos.
 
-¿Por qué?- rompe con el silencio una vez llegamos a la calle-. ¿Por qué tiene que pasar esto?
-No lo sé- me limito a decir, no tengo fuerzas para hablar.
No sé a quién pedir que no le pase nada, nunca he sido creyente y me siento inútil por no poder hacer nada para ayudar a Mara. Si tuviese la oportunidad ahora le perdonaría todo lo que me ha hecho sin pensármelo dos veces, la necesito joder, ¡estoy enamorado de ella hasta las trancas!
-No quiero que le pase nada- solloza a mi lado y no sé qué contestar.
Saco un paquete de tabaco y enciendo un cigarro, intentando poner la mente en blanco.
-La quiero…-susurro, entre caladas.
Siento su mirada triste en el costado y la evito, prefiero no derrumbarme.
-Lo sé- responde ella, sorprendiéndome, y apoya su cabeza en mi hombro.
 
En una habitación a oscuras (Laia)
 
Me doy la vuelta, entre sus brazos y alzo la vista. Sonríe levemente mientras duerme e inevitablemente me obliga a sonreír a mí también. 
¿Quién me diría que estaría así con él? Lo que ha pasado hace unas horas ha sido inexplicable, increíble… Sentir su piel contra la mía había sido un sueño que llevaba en mi cabeza desde dos años atrás. 
 Me acerco más a él y me acurruco en su pecho con cuidado de no despertarle. Siento sus latidos acompasados con los míos a un ritmo tranquilo y profundo y siento ganas de besarle, pero me retengo. 
-¿No puedes dormir?- susurra contra mi cabello y acaricia mi espalda con delicadeza.
-Siento haberte despertado- me disculpo, mirándole a los ojos y sonríe en medio de la oscuridad.
-No te preocupes, todavía no me había dormido- siento sus labios contra mi sien y me estremezco.
-¿Qué pasará ahora?
-¿A qué te refieres?- se incorpora un poco en la cama y apoya su espalda desnuda contra el cabezal de madera.
-Nada- sonrío, poniéndome a su altura-, soy tonta, no me hagas caso- qué idiota soy, no pasará nada, no ha pasado nada.
-Eso ya lo sabía, pero, ¿sabes qué?- me mira de reojo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Idiota- le doy un suave empujón en las costillas-. ¿Qué sé?- sonrío emblandecida. 
-Que echaba de menos tu tontería.
 
La escasa luz que entra por la ventana pinta nuestros cuerpos de un gris ahumado y me permite fijar mi mirada en la suya y perderme en esos ojos oscuros que brillan profundos. 
-Yo también te echaba de menos.
Nuestras cabezas se acercan de manera instintiva y rozo su nariz con la mía, recapitulando sobre mis sentimientos hacia él. No puedo creerme que aún le quiera y que él esté confundido también. 
-Tengo miedo- susurro a escasos centímetros de sus labios y siento su aliento.
-¿Miedo? ¿A qué?- me mira expectante a los ojos, esperando una respuesta inmediata.
-A quererte más de la cuenta- trago saliva nerviosa e ilusionada a la vez porque han salido esas palabras de mi boca.
Pablo escala por mi cadera, se detiene en mis lumbares y me atrae hacia él, incorporándome más en la cama. Siento su mano cálida en contacto con mi piel y me ruborizo en cuestión de milésimas de segundos. Mi corazón se acelera y una vez mi cuerpo choca con el suyo me doy cuenta que sus latidos también van a dos mil por hora. Acaricio su cuello con la yema de los dedos y me acerco a su oreja.
-Necesito sentirte cerca- susurro dándole un dulce mordisco en el lóbulo y sintiendo un fuerte cosquilleo que sube hasta la boca de mi estómago.
-No vuelvas a hacer eso o…- noto cómo traga saliva y se pone tenso.
-¿O qué?- río y vuelvo a morderle, pero esta vez más intensamente.
Sujeta mis mejillas con brusquedad y me aparta de él. Le miro perpleja sin entender qué ocurre. La verdad no me esperaba esa reacción por su parte… Me observa fijamente con una mirada penetrante, con sus manos todavía en mis pómulos y, de repente, sin esperármelo, se acerca en un arrebato hacia mí a una velocidad espeluznante y nuestros labios chocan brutalmente después de dos años sin rozarse. Impresionante, no imaginaba que fuese a besarme. Intento dejarme llevar, aunque la ilusión y los nervios me han dejado petrificada.


Siento haber publicado tan tarde, pero es que ahora con el verano y todo, no tengo mucho tiempo...
¡Un beso muy muy muuuy grande! <3

domingo, 18 de agosto de 2013

Se apagan las luces y comienza la función...

Vuelvo al pasado constantemente, a un escondite perfecto donde el tiempo no transcurre y se puede rebobinar una y otra vez. Es una cinta de vídeo, una obra de teatro que se va representando en varias ocasiones y de la que obtengo pequeños detalles que a simple vista no terminé de comprender. Cualquier espectador se contentaría con verla una sola vez, tal vez así no se perdería la esencia de la historia y podría catalogarla con un solo adjetivo. Pero yo no soy así, hay momentos en que presiento que no pertenezco a ese mundo al que suelen llamar realidad, yo soy de sentarme y engullirme todas las escenas durante horas, probablemente acabo más dolida que nadie, con los ojos empañados y las mejillas mojadas, pero me gusta sentir, aunque sea una dura tortura mental. Es en esos instantes de angustia cuando advierto que los latidos siguen ahí, retumbando en mi cabeza como si de una guerra interna se tratase, cuando en ocasiones parecen inexistentes.  Me gusta recordar o, mejor dicho, dependo de esas imágenes en blanco y negro colgadas en la pared, porque lo desconocido me aterra y me impide arriesgar en las oportunidades que me da esta vida. Tal vez soy simplemente una actriz más en esa obra de teatro, ésa que tanto se va repitiendo y de la que conozco ya sus diálogos. Sí, lo soy, y tal vez sea hora de faltar a esa representación y escribir una nueva historia, una comedia romántica quizá y dejarme de lágrimas...

Se apagan las luces y comienza la función...

Talent Means Work

jueves, 15 de agosto de 2013

Esas noches que no pueden recordar

No supieron detener el tren en su destino imaginado. Les gustaba tirarse sobre el colchón en la terraza y observar las estrellas dibujadas en el cielo. Jugaban a hacerlas suyas sin ningún contrato que lo afirmase, al fin y al cabo, al terminar la noche las dejaban ir. Se difuminaban entre sus dedos cuando el Sol salía con la intención de borrarlas y los rayos iluminaban las miradas tristes de un nuevo día. Un día más de miedos e inseguridades en el que los sueños simplemente eran para surrealistas e idealistas. Querían vivir así, sin problemas, y escribir una vida juntos bajo un árbol, pensar en un futuro claro. En cambio, por delante no hacían más que pasar infinitos trenes con vicios y perdiciones que les hacían dudar de sus propios deseos... Deseaban vivir mil noches juntos y se quedaron en novecientos noventa y nueve
No supieron detener el tren en el momento adecuado y se hicieron tanto daño en el alma que las estrellas ya no salieron esa noche. El amanecer se hizo eterno y sobrepasaron los límites del colchón para darse de bruces contra el suelo. 


Untitled | via Facebook

martes, 13 de agosto de 2013

Amarrado a ti Capítulo 85 + Premios

No tan lejos de allí, en una casa de Barcelona (Aroa)
 
Suspiro al colocar los pocos jerséis que me caben en la maleta de diez quilos y la cierro sin mucho esfuerzo. Todavía no consigo creerme que vaya a irme a Milán. Esta tarde hablé por teléfono con la madre de Darío, Maite, para preguntarle la dirección donde él vivía y me la dictó como pudo, intentando pronunciar el nombre de la calle correctamente. 
No sé si he hecho lo correcto o no, si esta decisión me llevará por el buen camino o es un error más, pero aún así la necesitaba. 
No puedo quitarme sus ojos color carbón de la mente, cuando me he ido de la casa de la playa. Entiendo cómo debe sentirse, he hecho mal en decírselo de esa forma, pero no encontraba la ocasión. Tengo miedo, mucho miedo, no quiero arrepentirme de ir a ver a Darío. 
Intento no pensar más en ello. Preparo el despertador para las siete y me dejo caer en la cama, muerta de sueño.
 
 
Observando a Laia a menos de un metro (Pablo)
 
Camina lentamente hasta el borde izquierdo de la cama y se sienta en ella. Enciende la lámpara de la mesita y apaga la de la habitación, creando una leve oscuridad. La observo bajo esa luz tenue y me acerco indeciso al otro lado de la cama. 
Se acuesta y, una vez estoy dentro yo también, apaga la poca luz que quedaba. Miro el techo sin saber qué decir y suspiro, observando de reojo a la chica que tengo a mi lado.
-¿Por qué pasa tan rápido el tiempo y cambian tanto las cosas?- susurra girándose hacia mí y acaricia mi brazo más cercano a ella. 
-Misterios de la vida… Pero no todo cambia, lo realmente importante siempre está ahí, el problema es que a veces nos cuesta verlo- sonrío al sentir sus dedos sobre mi piel. 
-Supongo que tienes razón- admite dándose la vuelta con la intención de dormir.
Me giro hacia ella y paso mi brazo por su cadera, rodeándola y acercándola a mí. Acepta mi gesto y entrelaza sus dedos con los míos, acercándome más a su cuerpo. 
-Buenas noches, Laia- beso su cuello y me pierdo en sus ondas oscuras. 
-Bona nit- suspira, dejando la habitación en un completo silencio.
 
 
En un hospital de Milán (Giulia)
 
Hace una hora ha llegado Davide a la sala de espera y se han encontrado los dos hermanos. Al principio no han dicho nada, pero luego ha habido una serie de comentarios malintencionados que han sido la gota que ha colmado el vaso. Darío todavía estaba conmigo y ha separado a los hermanos cuando Carlo se abalanzó contra Davide. 
-¿Qué narices haces tú aquí? ¿No lo habíais dejado?- replica el mayor.
-¿A ti qué te importa?- le echa en cara Carlo.
-Chicos, parad ya, por favor, no estoy con ánimos para escucharos discutir- interviene Carolina, dejándose caer en esa silla de plástico duro. 
-Lo siento, es que este idiota se mete dónde no le llaman- resopla el chico de ojos verdes.
-Lo siento Caro, no tengo la culpa de que este chico no sepa lo que es dejar a una persona.
-¡Parad ya! ¡Si queréis discutir iros a la calle, joder!- explota levantándose de nuevo y llevándose las manos a las sienes.
-Lo siento- dicen los dos al unísono y ella suspira, cerrando los ojos con la intención de tranquilizarse.
Me levanto al ver llegar el médico y Darío me da la mano en silencio, nerviosos por saber lo que viene a decir el médico. 
-¿Familia Berneri?
-Sí, nosotros- contesto con la voz entrecortada por el nudo en la garganta que se me ha formado de repente.
-Verán, Mara ha entrado en un estado crítico- siento cómo mi corazón se encoje-. Estas últimas horas le hemos hecho un TAC y hemos visto que tiene una serie de daños en una parte del cerebro y debemos esperar para saber cómo transcurren las siguientes veinticuatro horas.
-Oh, dios mío, dígame, doctor, ¿qué podría pasarle a mi hija?
-Eso todavía no lo sabemos, señora, deben esperar- el doctor nos dirige una mirada de preocupación-, haremos lo posible para que salga bien.
-Gracias- susurro, dándome la vuelta.
No puede ser… No, no puede ser. 
-Ya verás como todo va bien- susurra Darío abrazándome. 
-Espero- intento no llorar para que mi madre no se ponga peor y me dejo caer en la silla más cercana. 


*****

¡Hola, personitas! Quiero dar las gracias a Mi blog y yo y a Nenna Unocuatro por nominarme en sus premios :D
Preguntas de Mi blog y yo:
¿Por qué creaste el blog?
Porque necesitaba sacar a la luz mis relatos y obtener opiniones de los demás :)
¿Desde cuándo escribes en tu blog?
Pues el 25 de octubre hará ya ¡dos años!

Preguntas de Nenna Unocuatro:
¿Con qué edad comenzaste el blog?
Pues tenía quince añitos :)
Tu pareja cómo la prefieres, ¿mayor o menor que tú?
Pues prefiero que sea mayor o igual que yo jaja
¿Te cuesta perdonar?
Depende de lo que sea y de quién sea... Pero sí, me cuesta bastante hacer como si no hubiese pasado nada...
Un día de la semana y por qué.
Pues... Supongo que escogería el domingo, porque es más tranquilo y lo utilizo para pensar en todo.
Si esa expareja que te hizo daño vuelve muy arrepentido, ¿qué haces?
Esperaría a que me diese razones del por qué lo hizo y del por qué ahora está arrepentido y me pensaría si perdonarle o no, dependiendo de lo que yo siguiese sintiendo por él...

Mis cinco mentiras:
1. No me gusta el chocolate.
2. Odio escribir.
3. No uso casi nunca el móvil.
4. No me pinto las uñas.
5. No volvería a irme de viaje a Italia.

Mis 5 preguntas para vosotros:
1. ¿Qué meta tienes en la vida?
2. ¿Tiras a menudo la toalla?
3. ¿Qué es imprescindible para ti?
4. Hora preferida del día.
5. ¿Con qué película te identificas?

Os nomino a todos :D
¡Un beso muy muy muuuy grande! <3


jueves, 8 de agosto de 2013

Tú necesitabas una heroína y yo no tenía superpoderes

UntitledNunca fuiste lo que yo buscaba, el prototipo de mi mente era totalmente distinto a ti, pero fuiste capaz de encontrarme cuando yo estaba perdida en la nada. Borré el miedo de mí creyendo que nunca me harías daño y arriesgué aún cuando sabía que era una locura considerable. ¡Tú eras así, te gustaba apostarlo todo cuando no tenías nada asegurado! Y me llevaste a tu bando, enseñándome a usar armas de fuego para una guerra en la que sólo nos enfrentaríamos nosotros. Me preparaste para ganar cuando sabías que terminaría perdiendo en tu primer ataque. ¡Tenías tantos años de experiencia y no supe darme cuenta de ello hasta que sentí esa bala atravesándome el pecho! Más que dolor sentí cómo el tiempo perdido pasaba ante mí y mi cara chocaba contra el suelo bruscamente. Realidad. Y te fuiste, una vez me viste derrotada y sin fuerzas, desapareciste, dejándome con las manos llenas de falsedades y mentiras. ¡Por supuesto! Tú necesitabas una heroína y yo no tenía superpoderes.
Jugué con fuego sin temor a quemarme y terminé con quemaduras de tercer grado en el corazón. Sí, en su momento me encontraste, pero acabaste abandonándome en un callejón sin salida.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Todo se convierte en rutina

Lleva un tiempo en que todo se convierte en rutina, una rutina permanente sin ningún sobresalto que le suba el corazón a la garganta. No recuerda qué fue lo que la llevó a estar en esa situación, pero sí lo que la mantiene ahí parada en medio del mundo. Se siente tan extraña que ni siquiera recuerda quién fue ella antes del cambio ni quién es esa chica desconocida que ve día tras día desaliñada frente al espejo. Su sombra se perdió en la oscuridad de la noche y desapareció entre los callejones de su anterior vida. No se ha reencarnado, pero se siente como si lo hubiese hecho, es el mejor término que la pueda definir. Su sonrisa ardiente y acogedora ha dejado paso al frío invierno de su mirada ausente, obteniendo todo el protagonismo. Los besos pasados ya no hacen notar su presencia y las mariposas en el estómago se han muerto por escasez de emociones.
Lleva un tiempo en que el sol se ha escondido tras las nubes grises que predominan en el cielo y que amenazan con dejar paso a una tormenta de verano. La luna ya no la inspira y la monotonía de la noche le impide dormir. 
Cansada de esperar nada, de asomarse en el balcón en busca de la estrella que más brille... Cansada de mirar por la ventana y no encontrarse a sí misma.

"You only need the light when it’s burning low,
only miss the sun when it’s starts to snow..."

- | via Tumblr

¡¡¡¡Ya somos 200!!!!

martes, 6 de agosto de 2013

Amarrado a ti Capítulo 84

-Lo siento- me sorprendo al escuchar esas palabras saliendo de su boca.
-¿Por qué?- pregunto extrañado por no saber qué quiere decir. 
Mueve los dedos indecisa y finalmente me mira con miedo y lágrimas en los ojos. Me está preocupando su actitud, quiero saber qué le pasa, qué la hace sentirse mal, por qué me dice que lo siente.
-Me he dado cuenta de que… Te sigo queriendo- entonces sus lágrimas no pueden sostenerse más y resbalan sin compasión por sus mejillas. 
Mi corazón estalla y comienza a acelerar los latidos hasta tal punto que parece que se quiere ir con ella. No consigo reaccionar, mis piernas flaquean y mis manos se han quedado petrificadas sobre su piel. Me sigue queriendo, me quiere, ella me quiere, la chica que se fue hace dos años y que ha vuelto a aparecer en mi vida ha dicho que me quiere. Mi ex novia ha dicho que me quiere. Resoplo, mordiéndome el labio, buscando una forma de actuar que me convenza. 
Me viene la imagen de Aroa a la cabeza y me maldigo. Ella no me ha querido como he hecho yo… 
Vuelvo a centrarme en la realidad y me encuentro delante de mí a Laia llorando desconsolada por lo que acaba de confesarme. No puedo creerme que me quiera. ¿Y si el destino la ha vuelto a poner en mi camino porque no terminamos lo que empezamos? ¿Y si éste me está dando una segunda oportunidad con la chica que más quise? 
Sostengo sus manos para elevarla y tenerla a mi altura y, una vez de pie, me limito a abrazar su cuerpo y dejar que ahogue su llanto en mi pecho. 
-Vamos, no llores, por favor- acaricio su cabello con dulzura y la intento calmar con mis palabras. 
-De verdad que no quiero, pero me da mucha rabia sentir esto, es muy egoísta por mi parte- no sabe cuánto la entiendo. Se aparta de mí y me da la espalda. 
-Más egoísta soy yo, que no sé ni lo que quiero. ¿Sabes? Has dado un vuelco a mi vida y has vuelto con las maletas llenas de recuerdos y de viejos sentimientos- la obligo a mirarme y sus ojos se me clavan abiertos como platos.
-Lo siento, de verdad- se lamenta.
-No, gracias, en serio- sonrío nervioso por la confesión que acabo de hacerle.
Me acerco más a ella, acariciando su mejilla hasta llegar a su barbilla y siento ardor en mi mano. No sé si debería, mi cabeza está hecha un lío, pero necesito sentirla. Sus manos se deslizan por mi vientre y sus dedos provocan escalofríos que suben por todo mi cuerpo. Bajo por su cuello, enredándome entre sus ondas, sin desviar mi mirada de sus increíbles ojos. 
Escala por mis abdominales, acariciando mi tatuaje y sigue subiendo hasta mi hombro. Estoy muy indeciso, no quiero arriesgarme a besar sus labios. Sigo bajando y sus ojos se iluminan. Junta nuestras barrigas para terminar con el espacio que queda entre nuestros cuerpos y sonríe preocupada. Nuestras narices se rozan y nuestra vista se nubla, aún así, nuestros labios no se tocan. Dibujo mariposas en sus caderas, perdiéndome en ellas y sonreímos a la vez al sentirnos tan cerca después de tanto tiempo. 
A Aroa la quiero, pero yo tampoco he estado a la altura del amor. Creí que lo mío con Laia se había esfumado, pero los sentimientos han revivido y me siento como un crío pequeño con su juguete preferido. Sé que su amor sí que es cierto, la conozco como a la palma de mi mano, el problema es que he estado demasiado ciego para ver que delante de mis narices tenía el amor de mi vida. Tal vez había pasado mucho tiempo desde nuestro último beso, pero todavía estábamos a tiempo de intentarlo. 
-Enana, no llores, va- susurro al ver cómo sus lágrimas se deslizan de nuevo por su piel. 
-Necesitaba tenerte cerca- suspira, cerrando los ojos, y jugueteando con nuestras narices. 
Su respiración se acompasa con la mía y me entran ganas de llorar a mí también. Recuerdo los primeros meses sin ella, creí que se harían imposibles, nos separaban más de quinientos quilómetros… Y ahora está aquí.
-Estaré aquí, cuando me necesites y cuando no también. 
-Gracias- sonríe.
-A ti, por volver- le doy un beso en la frente, sin querer separarme de ella.
 
 
Contra sus labios (Laia)
 
No necesito que me bese en los labios para sentirle en mí, me basta con un abrazo o con escuchar sus palabras sinceras. No sé cómo acabará esto, pero me ha tomado desprevenida y no quiero arriesgar, prefiero que el tiempo decida…
-Será mejor que descanses- susurra en mi oído, provocándome una serie de escalofríos.
-Por favor, quédate conmigo- suplico.
-¿Me estás pidiendo… que duerma contigo?- pregunta sorprendido por mi petición.
-Por favor- sujeto su mano evitando que se aleje de mí.
-Está bien- sonríe.



Muchísimas gracias a los que me felicitasteis, haré una entrada con los regalitos :D