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domingo, 28 de abril de 2013

Esta locura que el destino nos tiene preparada

Tiemblo, mis manos tiemblan, mis piernas tiemblan, mi corazón tiembla. Me duele, a mis manos les duele, a mis piernas les duele, a mi corazón le duele. Así podría ir añadiendo infinitamente verbos en presente que hablan del pretérito imperfecto. Hablo de acciones inacabadas, recuerdos imborrables y heridas en carne viva. Has vuelto y eso me duele, me hace temblar y tocar fondo con los dedos de los pies. Tus misteriosos ojos verdes vuelven con más intensidad y profundidad que nunca, pero evitan obviar el tiempo que vivimos juntos. No es fácil subirse a una máquina del tiempo sin pagar el billete del dolor que nos cobra el recuerdo, lo sé bien, yo soy pasajera constante y mi bono está lleno de arañazos. No sé a dónde nos llevará toda esta locura que el destino nos tiene preparada, pero me atrevo a apostar por esta segunda oportunidad que me ha dado la vida para volver a sentirte cerca, aunque eso me duela y me haga temblar en este presente de indicativo.

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No os podéis ni imaginar lo que me está pasando ahora, ha vuelto a mi vida después de llevar un año sin saber nada de él, tengo miedo de volver a sufrir, todo es muy extraño y estoy que ni me lo creo :S

jueves, 25 de abril de 2013

La vida es sueño

-¿Y si todo esto es un sueño y tú eres fruto de mi imaginación?- cuestionó mirando al cielo estrellado.
Esa pregunta me hizo recordar un poema de Calderón de la Barca. Tal vez él tenía razón cuando dijo que los sueños, sueños son. Nos creemos tanto nuestro papel en la sociedad que acabamos engañándonos a nosotros mismos. Creamos nuestro propio sueño y vivimos en él con miedo a despertar. La vida es sueño, dijo, pero, ¿y si despertamos? Nadie tiene la certeza para decir que todo se acaba ahí, tal vez es sólo un leve pellizco en el brazo en un momento determinado que nos lleva a la realidad, a la vida. Pero, entonces... 
-"¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño. Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son."- susurré y él escuchó atento.
-Entonces tú eres mi sueño.

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@enmodoavion_

lunes, 22 de abril de 2013

Amarrado a ti Capítulo 69




Llego a la gran casa de Javi y aparco el coche justo delante. La pareja baja del otro coche y se adentran en la casa una vez llego donde están.  
-Pablo, entra anda- me pide Javi, esperándome al lado de la puerta.
Paso dentro y espero a que Laia baje con las maletas. 
-¿Quieres algo para tomar?
-No, nada, gracias- susurro observando un punto fijo.
-¿Te pasa algo?
¿Me pasa algo? No lo sé, estoy incómodo. Sólo de pensar en que Laia vivirá en mi casa me hace sentir extraño. Sé que no pasará nada entre nosotros, tampoco quiero que ocurra nada, pero tengo miedo de fastidiarla con Aroa. 
-No, nada- intento sonreír.
-¿Estás preocupado por lo de anoche? Tío, que lo siento mucho, que no debería haber llamado, joder.
-Calla anda, que no estoy preocupado por eso- suelto una carcajada.
-¿Entonces?
-Verás- lo arrastro hasta lo que debe ser el comedor-, tengo miedo a que Aroa se crea lo que no es con el tema de que Laia va a dormir en mi apartamento- susurro, intentando que ella no me oiga.
-Tú tranquilo, si se enfada hablaré con ella y le explicaré las cosas tal como son- sonríe.
-¡Ya estoy!- entra risueña la chica morena por la gran puerta, cargando dos grandes maletas de mano.
-Gracias tío- muevo los labios para que Javi me entienda-. Deja que te ayude- me dirijo a Laia y sujeto las maletas.
Salimos de la casa después de despedirnos del chico de ojos azules y entramos en el coche. Laia se sienta en el asiento del copiloto y arranco. 
-Gracias, de verdad- sonríe, mirándome.
-No tienes por qué dármelas- miro al frente.
Siento algo dentro de mí y recuerdo aquel día.
 
 
Dos años y medio antes, en un lugar especial (Pablo)
 
-¿Se puede saber qué estás haciendo?- ríe, asomándose por detrás de la gran roca.
-¡Espérate, no mires!- me levanto de repente, sorprendido, intentando que no vea nada.
-Va, déjame ver lo que estás haciendo-insiste, poniéndose de puntillas.
-Espera un momento- acabo de desatar la cuerda que la sujeta al arbusto-. Ya está, pero no mires.
Me acerco a ella y me observa expectante.
-Apártate, déjame pasar, va- me empuja hacia atrás, haciéndose paso en la playa. 
Opongo algo de resistencia contra su poca fuerza y finalmente la dejo pasar. Se queda paralizada al verla en la orilla y se acerca corriendo.
-¡Pablo! ¡Es monísima!- se levanta de un salto y me abraza muy fuerte.
-Feliz cumpleaños- susurro en su oído, dejándome llevar entre sus brazos.
-¿Cómo la has hecho?- ríe.
-No pienso decírtelo.
Sonríe y posa sus labios sobre los míos en un gran aumento de adrenalina. 
-Va, demos un paseo, ¿no? Habrá que probarla.
Sujeto la pequeña barca con un brazo para que no se mueva y ayudo a Laia a subir. Recojo la cuerda y subo yo también. Suelta un chillido por el gran balanceo de la barca.
-¿Estás seguro que no se hundirá?- ríe, agarrándose a mi chaqueta.
-No, no lo estoy- muevo los remos, adentrándonos en el mar.
-¿Y por qué me la has regalado?
-Porque siempre me has dicho que te gustaría viajar, ¿no? Ya tienes la barca y a un acompañante. Ah, sí, y también- hago una pausa, abriendo una pequeña trampilla en el asiento y saco una pequeña cestita-, también merienda.
-¡No puede ser! Eres increíble- sonríe, abriéndola y sacando dos manzanas.
Dejo de remar y la barca se queda quieta sobre el inmenso mar. Me pasa una manzana y le doy un mordisco. 
-¿Sabes que depende de cómo comes una manzana así besas?
-¿Ah sí? ¿Y cómo comes tú una manzana?- doy un mordisco.
Se acerca a mí y me besa despacio, como si de una manzana se tratase. La atraigo hacia mí torpemente y sujeto con firmeza su espalda. 
-Ah, y gracias- sonríe a escasos centímetros.
-A ti- miro al horizonte, dejando que el viento me golpee en la cara.
-¿A mí?- se extraña.
-Sí, gracias por estar siempre- Laia al escuchar mis palabras me rodea la cintura y apoya su cabeza contra mi pecho.
-Pero…


¡Hola! Quería daros las gracias por vuestros comentarios, en serio, son muy importantes para mí, me alegráis el día de una forma inexplicable, sois muuuuuy muy muy importantes para mí, supongo que ya lo sabéis, os quiero mucho mucho mucho :)
¡Ah, se me olvidaba! Tengo una propuesta, si queréis, he pensado, en que en los comentarios, me hagáis preguntas sobre cosas relacionadas con el blog, las entradas, etc... Y yo las colgaré todas en una entrada, para hacer algo diferente :) Así que podéis ir haciendo preguntas ya, si queréis jaja
Os dejo mi twitter, si eso también podéis mandarme las preguntas allí y ¡saldréis igualmente en el blog! 
Mi Twitter: @enmodoavion_

domingo, 21 de abril de 2013

No encuentra su sitio...

Odio, no siente más que odio. Odia con toda su alma al mundo con el que le ha tocado vivir. Odia los prejuicios y los ideales que la rodean día tras día y no la dejan descansar. Números, tallas, camisetas XS, modelos callejeras que no encajan con su persona. Pasea por las calles, mirando escaparates y parándose en cada uno de ellos. Pero no observa las prendas, sólo su reflejo en los cristales. ¿Cuál es el error? ¿Ella o la mierda de sociedad en la que vive? Tener una 38 de pantalón tampoco está tan mal, pero sus pensamientos cambian cuando escucha comentarios de chicas diciendo que están gordas cuando usan una 34. ¡Es absurdo! Se repite una y otra vez, pero, la verdad, es que le encantaría ser como ellas... Se siente inferior, una pieza de rompecabezas perdida en un rincón de la habitación que no encuentra su sitio...


"quieren cambiarme la apariencia,

que son cuestiones para la supervivencia,
que he de salir a caminar,
distraerme en las comidas y siempre evitar cenar"


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@enmodoavion_

viernes, 19 de abril de 2013

Decepciones personificadas en puñales

Me siento vacía
Vacía de sentimientos, de amor e incluso de dolor. He llegado a un punto en que ya no siento el frío porque mi cuerpo se ha congelado; tampoco el calor, porque el fuego ha terminado convirtiéndose en unas simples cenizas esparcidas por cada rincón de mi cuerpo destrozado. Mi sangre se ha coagulado y ya ni pienso. Mis pulmones no responden, me quitas el aire con una sola mirada intensa y enciendes una pequeña llama dentro de mí que con un leve soplido se esfuma. Ya no permanece en mí esa sensación de alegría, mi piel ha cerrado cada uno de sus poros y ha creado una barrera anti ilusiones que ni tus caricias consiguen sobrepasar. ¿Qué querías? ¿Que siguiese sufriendo por ti cuando no merecías ni una sola lágrima mía? Ahora mi corazón está bien protegido e intentaré que nadie ose dañarlo como hiciste tú con decepciones personificadas en puñales.
"Quiero ya no amarte y enterrar este dolor,
quiero que mi corazón te olvide,
quiero ser como tú, quiero ser yo la fuerte..."

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miércoles, 17 de abril de 2013

No llegaba a acústico

Tarareó esa canción rompiendo con el doloroso silencio que había quedado tras su partida. Esta vez lo hacía sola, era la primera vez y estaba asustada. Esa canción que hicieron suya, había perdido el compás por completo y nunca más sonaría igual, no llegaba a acústico y la guitarra había dejado de tocar para dejar paso a unas cuerdas desafinadas. Se desgarró la voz en el estribillo, culpándose de los errores cometidos a lo largo de las primeras frases cuando todavía no estaba acostumbrada a esa escala. Su voz se fue acomodando a la melodía y poco a poco fue mejorando sin tener que mirar la partitura, pero al final se quedó ronca y no pudo seguir con la canción. Había forzado demasiado y se había resentido y es que siempre la había cantado a dueto con más seguridad. Esta vez estaba sola en ese gran escenario con la obligación de sorprender a ese gran público que se extendía ante ella. Tal vez sí, estaba sola, pero debía aceptar la ausencia de su acompañante en el futuro. Cerró los ojos, concienciándose de los riesgos, pero aún así dio un paso al frente y los abrió de nuevo, dispuesta a componer una nueva canción con la intención de comerse el mundo. 

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martes, 16 de abril de 2013

Amarrado a ti Capítulo 68





De vuelta a casa (Carlo)
 
No puedo creer que me haya dicho esto. Tengo un insoportable nudo en la garganta que me amenaza con obligarme a llorar, pero no voy a dejar que eso ocurra. He llorado muy pocas veces y ella no se merece que lo haga. Me duele, me duele muchísimo lo que me ha hecho. Si es que yo tenía razón, sabía que había algo entre ellos. 
Le pedí perdón y me lo paga de esta forma. Y encima, con Davide.  Joder, ¡con mi hermano! Le odio, le odio con todo mi corazón, me dan asco los dos.
Abro la puerta con la llave correcta y entro furioso, buscando a mi hermano. Mi madre no está en casa, mejor.
-¡Davide!- grito desde el pasillo. Su puerta está cerrada-. ¡Davide! ¡Joder, cabrón, ábreme o tiro la puerta!
Escucho un ruido extraño al otro lado de la puerta y unos pasos que se acercan. Me arde la sangre de la rabia que llevo por dentro. 
-¿Qué quieres?- estaba durmiendo y se acaba de levantar.
-¿Así que no te gustaba Mara, eh, gilipollas?- le empujo con fuerza hacia dentro de la habitación y cierro, quedándonos dentro.
-¿Qué te pasa?
-Mara me ha contado lo que ocurrió anoche, eres un capullo- le doy un puñetazo en el estómago y se retuerce sujetándose al borde de la cama-. ¿Qué, no dices nada? Eres un hijo de puta- le vuelvo a sujetar por el pelo y le doy otro puñetazo en el labio.
-¿Qué te importa lo que haga? ¡Ya no estás con ella!- grita y siento sus nudillos en mi mandíbula. Pero no me duele el golpe, me hacen mucho más daño sus palabras. 
-¡Pero no tenías el derecho a hacer lo que has hecho!
-¡Ella puede hacer lo que quiera, yo no la obligué a nada!- le vuelvo a dar un puñetazo y cae en la cama.
-¿Se puede saber qué hacéis?- la puerta de la habitación se abre de par en par y doy un paso atrás.
-Nada- susurro.
-¿Cómo que nada? ¿Por qué os pegáis?- grita con voz grave mi padre.
-Por nada.
-Mirad, me da igual por qué os habéis peleado, pero no quiero volver a ver una escena como ésta- nos observa-. Y tú, Carlo, a tu habitación, no quiero veros juntos en lo que queda de día.
Salgo y me encuentro con la cara de preocupación de mi madre.
-¿Qué ha pasado, Carlo?- pregunta angustiada, llevándose las manos a la cabeza al ver mi pésimo aspecto.
-Nada, no te preocupes, mamá.
 
 
En un Starbucks (Pablo)
 
-¿Y dónde estás viviendo ahora?- me dirijo a Laia, curioso.
-De eso mismo queríamos hablarte- interviene Javi, poniendo las manos sobre la mesa y revolviendo sus dedos sobre la servilleta.
-¿Qué ocurre?- les miro, esperando una respuesta.
-Verás, Laia ha dormido esta noche en mi casa, pero mis padres vienen hoy y no puede quedarse. Verás, quería preguntarte si podría vivir en la tuya- observo a la chica de ojos marrones y ella sonríe tímida.
-Por favor- pone morritos.
-Está bien, quédate, no pasa nada- río.
-Pero, ¿y Aroa? ¿No se enfadará?- se preocupa Laia.
-No tiene por qué, eres mi amiga, no vamos a hacer nada- se ruboriza.
-No, no, ya lo sé, pero quizá le sienta mal- baja la mirada y observa su café.
-Espero que no, sino ya se lo explicaré bien- sonrío.
-Está bien, muchas gracias- se levanta de un salto y me abraza por detrás en señal de agradecimiento. 
Intento corresponderla pero me ha pillado por sorpresa y no he podido evitar ponerme algo tenso. Es extraño, va a vivir durante unos días conmigo. ¡Conmigo! ¿Debería explicárselo a Aroa? Sí, pero siendo sincero, seguramente se enfadaría, así que de momento no se lo contaré. 
-Bueno, chavales, yo debo irme ya, que mis padres van a llegar de un momento a otro- Javi se levanta y se coloca la chaqueta de cuero.
-Vamos contigo- me levanto también-. Así Laia que coja sus maletas y que se las traiga ya a mi apartamento.
Ella también se levanta y nos sigue hasta la puerta. Laia sube en el coche de Javi y yo en el mío y nos dirigimos a la casa del chico de ojos azules.
Sonrío al recordar la noche de ayer. Fue increíble, aunque hubiese estado mejor sin la inoportuna llamada de mi amigo. Estuvimos a punto de hacerlo. Si no hubiese sonado mi móvil… Suspiro, sintiendo un escalofrío y unas ganas de volver a estar con ella impresionantes. 
Enciendo el reproductor de música y empieza a sonar Sobrenatural de Pol 3.14 y recuerdo nuestra primera cita, aquel concierto, nuestro primer beso. ¿Quién me iba a decir a mí que mi primer día de universidad conocería a una chica como ella que me gustaría tanto? Anoche estaba preciosa y lo poco que pasó al final fue bonito. Joder, me estoy volviendo un cursi, pero la quiero, la quiero mucho. 

Si queréis, seguidme en Twitter en @enmodoavion_

domingo, 14 de abril de 2013

Twitter

¡Hola personitaaaaaaaaaaaas!
Quería deciros que me he hecho un nuevo Twitter y que me encantaría que me siguierais para poder estar en contacto :)
Es @enmodoavion_ 
Decidme quien sois y os seguiré :)
¡Un beso muy muy muy grande! <3 

viernes, 12 de abril de 2013

Ilusión tras decepción y viceversa

Nunca quiso que pasara el tiempo. ¿Por qué iba a correr el riesgo de adelantar las horas cuando podría entrarle flato? Siempre había preferido sentarse en esa cafetería del centro mientras se tomaba su café cada día a las cuatro de la tarde. Pensaba que era la mejor hora para hacerlo, ni muy pronto ni muy tarde, tal vez así no le afectaría para dormirse. Era fan de la novela romántica y la tragicomedia, todo lo contrario a su vida, que estaba siendo una película que acabaría 'como tiene que acabar'. Ilusión tras decepción y viceversa, en definitiva, su vida se había convertido en un círculo vicioso capaz de volver loco a cualquiera. Noches de insomnio la acompañaban bajo ese humo denso que impregnaba su habitación procedente de su Marlboro, el cual la relajaba de forma temporal hasta que volvía a salir el sol...
Eran las cuatro de la tarde cuando ese hombre con aire desaliñado entró en su vida de forma inusual. Nunca nadie se había dignado a acompañarla en esa mesa del final bajo la luz tenue de esa lámpara antigua y, en cambio, él lo había hecho sin ni siquiera pedirle permiso. Charlaron de todo y de nada, pero a ella le era suficiente con escuchar su voz ronca para olvidarse del ajetreo del local. Su café se había enfriado, pero por una vez en la vida ese detalle le pareció insignificante. Nunca quiso que pasara el tiempo, es más, en ese momento le hubiese gustado detenerlo para siempre. 

"El tiempo en esta habitación me sabe a vino, 
dedico demasiado a imaginar que estás conmigo,
apuro la copa de un trago, dejo el cuerpo en el pasillo..."


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jueves, 11 de abril de 2013

Mi tormenta favorita

Sinceramente no le entiendo... A veces me da tanto y otras me da tan poco, hasta el punto de parecer invisible ante sus ojos... Esos ojos color avellana que cada vez que observo me estremecen y, bueno, cuando sonríe ya ni os cuento... Es demasiado increíble... Con lo fácil que podría ser todo y ninguno de los dos damos un paso adelante, quizá por vergüenza o tal vez por miedo... Sabe que por momentos le odio y otros tantos le quiero más de lo que debería. Yo acepto que también soy bastante reservada y le doy una de cal y otra de arena para no parecer pesada... Pero ya no puedo seguir teniéndole a medias, y, aunque me cause tormenta, es mi tormenta favorita. 

"Si ya has dejado de sentir,
dímelo bajito...
Me olvido ya de ti... 
Si todo sigue igual, 
ven corriendo a por mí..."


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miércoles, 10 de abril de 2013

Que vaya bien, ya hablaremos, adiós

Entré en su habitación sin saber qué decir ni qué tema de conversación sacar para romper con ese incómodo silencio... Me senté en su cama y me preguntó qué tal todo, esa pregunta no iba a llegar a más que a otro silencio. Llevábamos años sin estar en esa situación, tal vez nunca, pero desde los últimos diez años nunca habíamos estado así, mirándonos a los ojos en busca de algo en común para charlar. Yo lo sé, fui la causante de que todo cambiara entre nosotros cuando, hace unos seis años, él me confesó lo que sentía por mí y yo le rechacé, pero, ¡éramos unos críos! Ahora nos encontrábamos allí, solos, hablando de temas diversos y poniéndonos al día sobre nuestras vidas. Teníamos la misma edad, sólo me ganaba por unos meses, él de enero, yo de agosto... Aún así me sentí de nuevo una cría, nunca había abandonado mis rasgos de niñez, pero me sentí diminuta a su lado cuando salió el tema de amor. Él vivía de experiencias y yo de sueños, un gran abismo nos separaba y eso lo sabíamos perfectamente los dos. Sólo debió darme la mano y cruzarme al otro lado, haciéndome entender que los sueños podrían hacerse realidad, pero nos limitamos a dedicarnos un "Que vaya bien, ya hablaremos, adiós".

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martes, 9 de abril de 2013

Amarrado a ti Capítulo 67




Trago saliva, intentando asimilar esa frase. ¿No viene? No sé si alegrarme o llorar. Necesito verle, pero parece que no va a ser posible. 
-Ah- me limito a decir, girándome de nuevo hacia el espejo.
-Lo siento, Aroa- se levanta y se coloca a mi lado.
-No pasa nada, es mejor así- intento ser fuerte, sí, es mejor así.
-Bien- me acaricia el pelo y sale en silencio de la habitación. 
-Pero, ¿por qué?- me derrumbo.
-¿A qué te refieres?- pregunta mi madre preocupada, entrando de nuevo al escucharme.
-¿Por qué no viene?
-El club no le deja venir porque le necesitan en el equipo superior.
Resoplo, dejándome caer en la cama y me llevo las manos a la cabeza. 
-Aroa, tú misma lo has dicho, es mejor así, debes olvidarte ya de él, ha pasado mucho tiempo- busca mi mirada.
-Lo sé mamá, pero no es fácil, necesito verle, necesito- hago una pausa-, necesito saber si todavía siento algo por él.
-¿Y este chico de la universidad? ¿Te gusta?
-Oh, mamá, es complicado.
-Tengo más experiencia que tú, Aroa, lo entenderé.
-Verás- me ruborizo al pensar en Pablo-. Este chico, Pablo- aclaro-, me encanta, sí, ¡me encanta! Pero no sé hasta qué punto. Pablo es perfecto, así, tal cual y se ha convertido en una persona muy especial para mí, pero…
-¿Pero?
-Darío todavía sigue en mi cabeza, no puedo sacármelo por mucho que lo intente, necesito saber de él, verle, para ver si le quiero más que a Pablo o no.
-Mira, hija, tu abuela siempre me decía que si dudas entre dos chicos, quédate con el segundo, ya que si estuvieses realmente enamorada del primero no te hubieses fijado en el otro.
Intento pensar en sus palabras. Darío o Pablo. Pablo es el segundo, entonces, ¿debería quedarme con Pablo?
-¿Debería quedarme con Pablo?- la observo buscando una respuesta. 
-Eso no lo puedo decidir yo, sólo puedes hacerlo tú- sonríe con ternura.
Suspiro, abrazando a mi madre y dándole las gracias por todo. ¿Qué debo hacer?
 
 
Quizá no tan lejos de allí (Pablo)
 
Entro en el Starbucks cerca de la Sagrada Familia y el olor a café se filtra sin piedad por mis fosas nasales. No hay nada mejor para comenzar el día. Hago cola, pido un Caramel Macchiato y bajo el par de escalones que llevan a la salita acristalada. Allí está Javi esperándome dónde habíamos dicho. La taza de café me arde en las manos y lo suelto en cuanto llego a la mesa, dejando libres mis manos. No está solo, una chica morena con grandes ojos marrones le acompaña en esa pequeña mesa redonda de madera. Ella se levanta de un salto y me abraza, estrujándome contra ella. 
-¡Hola, Laia!- le doy dos besos sonoros en las mejillas-. Javi- alzo la mano y él me la choca sonriendo. 
-¿Cómo fue anoche?- ríe Javi, no puedo evitar sonrojarme.
-¿Qué ocurrió anoche?- pregunta Laia intrigada.
-Eh- siento sus ojos clavados en mí, esperando ansiosos una respuesta-. Eh… nada, no… no ocurrió nada.
-Vamos, ¡si te enfadaste cuando llamé!
-Pero no ocurrió nada- susurro.
-Va, no mientas, seguro que cuando colgué…
-¡No!- le corto.
-Pero hubiese pasado si no hubiese llamado, ¿me equivoco?- sonríe.
-Sí… no… no lo sé… puede. Además, ¿a ti qué te importa lo que haga o deje de hacer?
-¿Queréis contarme qué pasó anoche?- pregunta Laia desesperada sin entender nada.
-El pillín éste, que se acostó con su novia- grita Javi, incitando a varias personas a girarse al escucharle.
-¿Tanto para eso?- ríe-. ¿Y qué, cómo fue?- baja la voz.
-¡Sht! ¿Cómo os explico que no ocurrió nada?- susurro.
-Está bien, creámosle Javi, no creo que lo ocultase- sonríe.
-De acuerdo. Voy al baño, ahora vengo- Javi se levanta y desaparece entre la gente.
Nos quedamos en silencio. Me ha resultado extraño hablar de este tema delante de Laia. Ella fue la primera chica de la que me enamoré. Los dos hemos cambiado mucho, pero no puedo evitar verla de forma distinta. 
-¿Cuánto tiempo llevas con ella?- pregunta acabando con el silencio incómodo.
-Muy poco, nos hemos conocido en la universidad. ¿Y tú? ¿Tienes a alguien en Madrid?
-No- sonríe sin ganas-, de momento no.
-Bueno, ya conocerás a alguien- ella asiente intentando sonreír de nuevo.
-¡Ya estoy aquí!- grita Javi en mi oído pillándome por sorpresa-. ¿Me habéis echado de menos?
-¿Quién te va a echar de menos, Javi?- río observando sus ojos azules.
-Tú, por supuesto, sé que te encanto, cariño- se me acerca poniendo morritos como si fuese a besarme y me aparto bruscamente.
-Más quisieras chaval- suelto una carcajada y doy un sorbo a mi café que ya está a una temperatura moderada.
-Le haría la competencia a Aroa.
-No creas, te da mil vueltas.
-¿Has oído eso?- pregunta indignado a Laia.
-Es normal, está enamorado- me sonríe y yo la correspondo.

lunes, 8 de abril de 2013

Hasta convertirse en simples cenizas

Las llamas crecen y crecen delante de sus ojos, reflejándose en sus gafas de pasta como si de un espejo se tratase. Sus mofletes arden bajo esas lágrimas de agua salada bañadas en sentimientos a flor de piel. Al igual que esa fotografía, ella también está ardiendo por dentro, sus sentimientos han aumentado de forma descomunal, pero sabe que todo esto se acabará ya, que dejará de sufrir. 
No podía seguir viendo sus ojos desde la mesita de su habitación, era como si se los clavase en su pecho sin piedad cada vez que se cruzaba con ellos. Esa mirada esmeralda había permanecido viva en esa fotografía desde finales de los noventa, la última vez que le pidió un beso antes de desaparecer. Esa imagen no podía seguir vigilando su habitación, se estaba haciendo dueña de ésta y ella se sentía día tras día más dependiente de su recuerdo. 
Se restriega los puños por sus mejillas, borrando todo tipo de dolor en ellas. Se ha acabado, hoy empezará una nueva vida, es el momento de dejar la sacarina a un lado y usar azúcar de nuevo para sus cafés de cada mañana. 
Su rostro se estremece en esa papelera de acero rosa, desvaneciéndose poco a poco hasta convertirse en simples cenizas. Es irónico cómo todo el dolor que él le ha causado y todo el amor se puede recoger en ese puñado de pólvora. Esta tarde saldrá a la calle e irá camino a esa cala donde se vieron por última vez. Una vez allí, soplará, soplará lo más fuerte que pueda, soltando todo el aire de sus pulmones y se despedirá de una vez de él, de su recuerdo, de sus ojos color esmeralda. 

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domingo, 7 de abril de 2013

Yo quería querer y tú no

Yo quería querer y tú no. 
Los dos estábamos de acuerdo con el contrato que firmamos con un beso desenfrenado en esa habitación a oscuras. En ese juego podríamos ganar los dos, pero debíamos luchar día tras día para no quedarnos por el camino. Lo sabíamos, una de las reglas básicas que debíamos cumplir era no enamorarnos, así de simple. Si uno de los dos mordía la manzana prohibida tomaríamos medidas, entre ellas no volvernos a ver. Yo quería querer y no me di cuenta de ello hasta que besé tus labios. Tú no y estabas seguro de que no lo harías jamás. Mis sentimientos se veían reflejados en mis ojos, pero tú nunca lo supiste, no viste más allá de mi cuerpo y el placer que te hacía sentir. En definitiva, yo quería querer y tú no, y yo ya era una perdedora en ese juego que ni siquiera había empezado.

"Tú querías querer y yo no 
Y las cosas que toco se rompen 
y no sé por qué"

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viernes, 5 de abril de 2013

Bailar con el viento

El viento. Su mayor deseo era bailar con él y rozar el cielo con los dedos, ese lugar dónde habitaban las almas. Necesitaba tranquilidad, salir de ese túnel estrecho y oscuro lleno de prejuicios, falsedades y personas hipócritas. Ese no era su sitio y se sentía como un pez fuera del agua, como un dálmata sin manchas, como una herida sin dolor, es definitiva, su vida carecía de sentido. Siempre pensó que al crecer todo mejoraría, que alcanzaría sus metas, aún así, ella sólo deseaba bailar con el viento, pero pasaba el tiempo y éste nunca le pedía un baile bajo las estrellas ni bajo el sol ardiente del mediodía. Un día se aferró a una gran ráfaga que, por casualidad, rozó sus brazos de forma delicada, y se dejó arrastrar hasta lo más alto. No tenía miedo, sólo curiosidad por saber cómo se sentía una princesa en uno de sus bailes. Quería ser Aura junto a Céfiro y formar parte de ese cuadro de Botticelli.
Decidida, subió a un banco y se tambaleó. Esa pequeña colina a sus pies era lo suficientemente alta como para no salir con vida de su posible caída. Pero sabía que su amado no la dejaría caer, sólo iban a bailar. Dio vueltas hasta marearse entre los ágiles brazos del viento, se sentía libre de comentarios malintencionados, en su mundo interior y más cerca que nunca del cielo. ¿Algún día podría tocarlo? Tal vez. Había bailado con el viento y tal vez algún día llegaría a hacerlo con el cielo, sí, podría ser, bueno, la verdad, estaba segura de ello. 

"Dentro de un año estaré muerto y en el universo nada va a cambiar 
Dentro de un año seré viento y en el universo todo sigue igual."

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No escogió el camino fácil

Sus ojos ardieron de dolor al ver los de él mirando en otra dirección. Miles de escenas de los últimos cuatro años pasaron a la velocidad de la luz multiplicada por mil por delante de ella, rodeándola y sintió que de un momento a otro su cabeza explotaría. Pero no lo hizo, no escogió el camino fácil. Todo lo contrario, se obligó a verle con otra chica haciéndole feliz para así recordarse que no tenía oportunidades con él. Él sonrió y por una milésima de segundo sus miradas se cruzaron en la lejanía, ¿por qué la miraba a ella estando con otra? Sólo consiguió que se le crease un gran nudo en la garganta y que tuviese que abandonar el escenario. Tuvo que concienciarse de que no podría ser, que su relación sería imposible y que nunca más llegarían a ser más que amigos. Cuando charlaban debía parecer tranquila y tapar sus heridas para no delatarse. No era fácil, pero era lo correcto, no podía dejarse vencer por sus sentimientos delante de los demás, nunca lloraría por él a cielo abierto, no se lo merecía, ni él, ni ella misma. 

"El anzuelo que me has clavado es frío y cruel. 
Te he tratado bien, hazme caso y suéltame. "


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miércoles, 3 de abril de 2013

La amarga sensación de perderle

Su peor pesadilla había sido siempre saborear la amarga sensación de perderle. El tiempo había hecho de las suyas y los sentimientos a flor de piel de él se habían ido marchitando poco a poco con la llegada del frío invierno, dejando sólo una seca rama en su corazón. En cambio, los de ella seguían intactos, se había preparado para esa ola de frío abrigando el suyo y haciendo que esa flor fuese eterna, tal vez se había convertido en una de esas de plástico que nunca se echan a perder. Enamorarse tenía un precio y a ella le había tocado pagar por partida doble porque él había decidido retirarse antes sin avisar. Ahora cuando se cruzaban por los pasillos sentían nostalgia por lo que fue, pero ninguno de los dos decía nada porque ella se limitaba a dedicarle miradas neutras, sin sentido, ya que todo el sentido que tenía su vida se había esfumado con su adiós. Sólo le quedaba el gran amor que sentía por él, pero al estar tan bien protegido en su pecho, nunca lo dejó salir a la luz por miedo a sufrir de nuevo...

"¿Y si nos volvemos a encontrar? Volveré a eludir la realidad,
no verás más que un caparazón incomunicando un corazón
que llorando intenta recoger mil recuerdos muertos del ayer..."


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martes, 2 de abril de 2013

Amarrado a ti Capítulo 66

Amarrado a ti Capítulo 65 (capítulo anterior)


-Ya voy yo- suspira, incorporándose y yendo hacia la puerta. Buf, no tengo ganas de hablar con nadie, no quiero ver a nadie…
-Dudo que quiera hablar contigo- le dice Giulia a la persona que acaba de llegar-. Mara- aparece por la puerta-, es…
-Yo. Mara, necesito hablar contigo- el corazón me da un vuelco y siento cómo se para.
-No, no creo que sea el momento- susurro, observando esos grandes ojos verdes.
-Por favor- se acerca a mí. 
-Está bien… vamos- me levanto y voy hacia mi habitación, seguida de él, para tener más intimidad.
-Mara, ¿te lo has pensado ya?- me mira apoyado en la pared.
Realmente no sé qué contestar. ¿Es el momento de contarle lo que ha ocurrido? ¡Es que no quiero perderle! Pero es lo más correcto y justo.
-Verás- bajo la mirada y pensando bien lo que le voy a decir-. Debo contarte algo.
-Está bien, pero déjame decirte una cosa antes.
-Dime- le miro a los ojos, expectante.
-Te quiero.
No tengo tiempo a reaccionar, Carlo se acerca desesperadamente y sujeta mis pómulos con sus manos con delicadeza, a la vez que siento la calidez de sus labios sobre los míos, como un imán, imposible de separar. Me aferro a su cuello, sabiendo que éste será el último beso antes de que sepa toda la verdad. Pero no puedo saborearlo, mi conciencia no me deja disfrutar de este pequeño regalo que no merezco.
-Lo siento- me aparto de él, evitando el contacto con su cuerpo -. Ayer estuve con un chico- suelto en un suspiro.
El tiempo se detiene, su mandíbula se tensa a medida que asimila mis palabras y clava sus ojos esmeraldas en los míos, buscando una razón en mí que le explique por qué he hecho esto.
-Fue mi hermano, ¿verdad?- me sorprende su reacción y me quedo paralizada-. Mara, dime si fue él- no sé qué contestar.
Aparto mi mirada de la suya, mordiéndome el labio para no llorar, pero es inevitable. Siento cómo mi corazón de encoge.
-Joder, Mara, ¿por qué con mi hermano? Hostia puta, te quiero, pero esto puede conmigo.
No sé qué decir, no puedo negárselo, es la verdad y no quiero mentirle, pero le quiero.
-Carlo, lo siento, te quiero, pero la he cagado, lo siento- intento cogerle la mano, pero se aparta bruscamente, negando con la cabeza. 
-Buena suerte en la vida- escupe esas palabras con rabia, dando un golpe en la puerta de la habitación y desapareciendo.
-¡Carlo!- grito desesperada y me dejo caer en la cama. Al poco tiempo escucho la puerta de casa cerrarse. Grito enfadada, lanzando un cojín contra la pared, sin dejar de llorar. 
-Mara- se asoma una melena castaña por el marco de la puerta y se deja ver entrando a la habitación. 
-La he cagado, Giulia- me hundo en su pecho, intentando consolarme de algún modo, pero es imposible.
-No, has hecho bien en decírselo- me abraza en silencio.


A quilómetros de allí (Aroa)
 
Sonrío inexplicablemente al recordar lo que ha ocurrido hace unas horas. Es el primer pensamiento que he tenido al levantarme. Me revuelvo entre las sábanas, recordando el tacto de su piel y lo que podría haber pasado. Ahogo un chillido de alegría en la almohada, intentando que mi madre no me oiga y río en silencio. 
¿Cómo es posible que me haga sentir tan bien? No encuentro respuestas, es él, ¡él es el motivo de mi sonrisa! Necesito verle, sentirle cerca de nuevo, besarle. Siento un cosquilleo por todo el estómago y sonrío aún más.
-Aroa, ¿estás despierta?- se asoma mi madre.
-Sí, ¿por qué?
-Es que te he escuchado reír, pensaba que estabas soñando.
-Ah, no, no- río, levantándome de la cama. 
-Aroa- susurra, sentándose en mi cama.
-Dime- me acerco al espejo y me hago una coleta desaliñada.
-Verás, ayer vino a casa la madre de Darío.
Escucho atenta esas últimas palabras, preguntándome qué quiere decir con eso. Me giro bruscamente y la observo, seria, esperando que siga hablando.  
-Me dijo que Darío no va a venir estas navidades.