La verdad, no sé qué decir, últimamente todo se me está haciendo tan complicado, escribir sin una pizca de inspiración... Es horrible la sensación de querer expresar tantas cosas y no saber por dónde empezar. Me siento estúpida por mi comportamiento, incluso a veces me odio, no me entiendo ni yo. Todo ha cambiado tanto en estos últimos meses, todo parecía ir bien, pero luego todo giró de repente y me di de bruces contra el suelo, la realidad me dio una bofetada tan brusca que me dejó parada. ¿Qué narices hacía yo ilusionándome con algo que no tenía futuro? Supongo que no lo quise aceptar, pensé que esta vez era posible, que la suerte estaba de mi lado, pero esas ilusiones se convirtieron en decepciones. Tampoco me puedo arrepentir de haber sido valiente, jamás en la vida lo había sido y me sentía capaz de conseguirlo. Qué ingenua, pensé que las cosas podían llegar a ser perfectas, pero creí en una perfección imposible, en unos falsos sentimientos que jamás estuvieron a mi altura.
Y diréis, ¿a qué viene todo esto? ¿por qué nos lo cuentas? No lo sé, no puedo más, intento parecer normal, pero las cosas no van como yo quisiese y no puedo evitar esos cambios de humor que últimamente me acompañan. Todavía se me crea un nudo en la garganta cada día al verle, al verle y no poder pronunciar ni una sola palabra, porque me veo incapaz de hacerlo, de preguntarle el porqué de su comportamiento, de ese maldito silencio que me está matando. Por una vez que la cobardía no se apoderó de mí, la fastidié con mi acto de desespero. Me metí yo sola en ese maldito pozo, fui la causante de la situación en la que ahora me encuentro, pero necesitaba contarle lo que sentía, era absurdo seguir dudando. Y absurdo también es estar como estoy ahora. Me prometí olvidarle si todo iba mal, me lo juré a mí misma para no hacerme daño, pero me mentí.
Odio su comportamiento inmaduro, y me odio a mí misma por no tener las fuerzas necesarias para quitármelo de la cabeza. No valoré esos momentos que tuve con él como debí, imaginé lo que no era, y ahora me toca acarrear con todos los errores que cometí. Me toca llevar a cuestas ese sentimiento que ya no tiene sentido pero que permanece aquí conmigo sin poder evitarlo. Porque jamás me imaginé que le echaría tanto de menos a él, a su sonrisa, a su risa burlona y a sus bromas. Aún recuerdo la última sonrisa que me dedicó y no puedo borrarla por mucho que quiera. Es tan doloroso tenerle tan cerca y no poder hablarle... Ojalá pudiésemos estar como antes, como simples compañeros. Pero me haría daño a mí misma, aunque más daño me hace este maldito silencio. Me duele su mirada a lo lejos sabiendo que ninguno de los dos va a tener el valor de dar el paso... Yo ya no puedo dar más de lo que ya he dado. Ojalá algún día pueda decir que me olvidé de ese gran Idiota.
Lo siento, siento escribir estas cosas, pero hay momentos en que necesito desahogarme, desprenderme de todo lo que tengo en la cabeza...
Y bueno, a quien haya sido capaz de aguantarme por este rato y haya querido perder el tiempo leyéndome, gracias, muchas gracias por estar ahí.
¡Un beso muy muy muuy grande!