Traducir

domingo, 21 de diciembre de 2014

Dieciséis días

Solamente habían pasado dieciséis días desde la última vez que le vio y ya se sentía vacía. El recuerdo no lo llenaba con un par de sonrisas de esas que solo él era capaz de obsequiar y por mucho que quemaba toda la energía posible en encontrar alternativas para poder hacer más llevadera la espera, su corazón parecía no cobrar vida si él no estaba. Maldita manía que tenía la soledad de cobijarla cuando sus brazos no estaban cerca para proporcionarle calor...
Se sentía perdida en la agridulce sensación de poder disfrutar de su presencia a temporadas, sensación que se alimentaba de sus besos, pero estos no cumplían la dosis necesaria para alegrarle el resto del mes hasta que volviese a verle. Necesitaba aferrarse a él, sentirle de nuevo y sentirse a sí misma aprovechando todos los segundos de los que disponía a su lado. Le necesitaba a él, simple y llanamente, pero el alma no conocía el significado de la espera e, impaciente, seguía deseando escuchar su voz sin que se tratase de un difuso recuerdo.
Pero le quería demasiado como para dejarle ir; y si lo hiciese no se lo podría perdonar jamás.

(16) Me gusta | Tumblr

¡Personitas! Siento muchísimo estar tan ausente, he estado muy liada con la universidad, espero poder pasarme por vuestros blogs como hacía antes, ¡porque os echo muchísimo de menos!
Espero que lo paséis genial estas navidades, ¡felices fiestas!
¡Un beso muy muy muuy grande!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Tormenta y él

Los días pasan lentos, como las gotas que corretean por el cristal, silenciosas y tranquilas, sin darle importancia al tiempo.  Ella sigue sin asimilar que de nuevo ha entrado en la amarga rutina de echarle de menos, de perderse en el silencio chirriante de no tenerle y de ahogarse en su propia lamentación. No lo ha perdido, pero se siente como si fuese así, ya que el simple hecho de no sentirle le provoca un vacío en el pecho que no tiene la intención de cesar. Y permanece, todos los días, mañana, tarde y noche, esperando oír su voz pronto. Y el dolor sigue ahí, el recuerdo de su mirada se ha clavado profundamente en su nuca, y no parece borrarse. Siempre lo encuentra en el mismo lugar.
Y sigue lloviendo. Y ella se deja empapar, quiere pactar con la lluvia el próximo día en que se reencontrará con él. Y las gotas cristalinas recorren ahora su rostro, intentando adentrarse en sus poros como lo consiguieron sus besos.
En ocasiones él es como la lluvia de mañana, mientras que ella es esa tormenta nocturna, estruendosa e impaciente.

viernes, 24 de octubre de 2014

Vacío

add a captionTodos tenemos un sueño por el que avanzamos día tras día. Un sueño grande, permanente, o a veces simplemente uno temporal, pasajero, como el deseo de que llegue el viernes o fin de mes, las vacaciones incluso. Un sueño, un objetivo que condiciona nuestras acciones. Pero en ocasiones tendemos a equivocarnos, a dejarnos llevar por espejismos, ideas engañosas que pretenden hacernos caer en medio del camino. Y en la mayoría de veces, caemos, caemos en la trampa de nuestra ingenuidad, de la maldad de los demás. Somos víctimas de nuestros propios pasos, hasta tal punto que podemos hundirnos con nuestras propias manos y enterrarnos excavando en nuestro túnel. 
Yo tengo ante mí la incertidumbre de acertar, de no saber si gano o pierdo con mi decisión, de no conocer las consecuencias de las opciones. Seguir o retroceder, esa es la cuestión. Y ninguna de las dos posibilidades me convence, solamente hay una atracción por parte de una tercera inalcanzable, imposible, pero que es capaz de hacerme desearla de una forma inigualable. 
¿Qué hacer cuando ni el caos que revolotea a mi alrededor me ayuda a enderezarlo, cuando ni la injusticia me hace poder señalar el opuesto con el dedo? ¿Qué hago cuando no sé ni qué hacer? Preguntas, miles de ellas sin respuestas útiles.
El sueño que tenías idealizado se rompe, crecen las enredaderas de los obstáculos, se distorsiona tu visión, tu perspectiva pierde el buen ángulo al que estabas acostumbrado. Todo cambia de color, se oscurece hasta tal extremo de no ver nada, de sentirte atrapado en palabras que carecen de sentido, en opiniones que cojean por la falta de experiencia. O te planteas la derrota o buscas el horizonte donde no hay luz. Dos opciones, ambas sin instrucciones a seguir. 
Y no sabes que hacer, y no arriesgas, y te pierdes en la monotonía de ti mismo.


jueves, 2 de octubre de 2014

Undécimo día sin ti.

Te has convertido en una de las razones por las que sonrío inconscientemente. Tampoco pienses que me gusta admitir que lo eres, jamás me ha parecido bien el hecho de que el rumbo de mi vida dependa de otra persona. Pero esa eres tú, y eres demasiado importante para mí como para que no me condiciones. Tu imperfecta perfección me contradijo desde el primer momento en que apareciste en mi vida por mera casualidad y sigo sin entender por qué todavía creas esta paradoja en mi alma. No quiero olvidarte, es más, sé que jamás te convertirás en un interrogante, pero tampoco quiero quererte más de la cuenta, porque el amor puede pasar factura y no quiero vestirme de cicatrices. Cada día que pasa estoy más segura de que quiero tenerte aquí, justo entre mi nuca y mi clavícula izquierda, que pierde el sentido cada vez que siente tu aliento. Porque el roce de tus labios es uno de los maravillosos placeres de la vida capaz de llevarme al tercer cielo, el único que me evade de cualquier duda y me asegura que tus labios son la mejor decisión que he tomado nunca. Pero vivimos a contrarreloj, y no quiero dejar de imaginarme contigo, aunque el límite de la felicidad pueda cruzarlo en cualquier momento y no vuelva a saber de ti. 
No caigamos en el error de perdernos, o viviré con la incertidumbre de encontrarte.

🔞

Siento haber estado tan ausente, no tengo mucho tiempo por la universidad, últimamente estoy muy ocupada y no puedo pasarme por vuestros blogs, lo siento muchísimo, porque estoy deseando leeros :(
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

martes, 16 de septiembre de 2014

Tres días.

No puedo creerme que en tres días te voy a tener aquí, en el mismo lugar donde estuviste hace dos meses, donde dejaste huella. Nos queda poco para saciar los dolores de cabeza y de ausencia, taparemos los agujeros que los ratones dejaron en el alma. Eres la aguja que me perfora una y otra vez, intentando curar esas cicatrices que tú mismo causaste al irte, y me haces daño así. Porque tú me dueles profundamente, porque conozco las despedidas mejor que nadie y nunca han sido de mi agrado. Aun así, me toca convivir con ellas hasta que digamos basta. Y sonará contradictorio, pero no quiero terminar con esto, porque me gusta sentir la esperanza de que estás, aunque duela en la misma medida. Y pasan las horas y cuento los días, como he hecho en estos últimos cincuenta. Porque dos meses son mucho tiempo, y aunque le intentemos quitar hierro al asunto, ni el mejor de los magos hará desaparecer el maldito vacío que han dejado tus puñales ilusos. No entiendo cómo puedes sobrellevar esto sin padecer, tal vez soy yo que sufro por los dos, o que tenemos diferentes perspectivas de la vida, tú siempre eres feliz.  
Y quiero verte, joder, pero odio esta miserable rutina de tenerte a efímeras temporadas. 
Es fácil decir que es fácil vivir de este modo, lo complicado es vivir sintiendo.

Untitled

viernes, 12 de septiembre de 2014

Surrender

Estoy a siete días de ti. Solamente de pensarlo se me ponen los pelos de punta, como si me anunciasen una muerte prematura, como si fuese a perderte de un momento a otro. Sé que debería estar feliz por verte, lo estoy, créeme, pero me asalta la duda de qué ocurrirá después, si seré capaz de aguantar dos meses más cobijada en tu ausencia, durmiendo junto al vacío que dejaste entre las sábanas. Solamente he ganado el premio de pasar tres días a tu lado, y no quiero que llegue el domingo de la semana que viene con el propósito de tener que despedirme de tus labios. Es que no soy capaz de imaginarme de nuevo iniciando una semana sin ti después de haber vuelto a saborear tus besos. Tengo miedo de que sea la última vez que nos veamos, de que no podamos sobrellevar las ansias y la impotencia de querer tenernos. Lo nuestro tiene fecha de caducidad, y temo que se terminará cuando empiece lo mejor. 
Últimamente me escasean las ganas de hablar contigo, porque me duele saber de ti, no me es suficiente para sentirte cerca y me cuesta asimilar la velocidad en la que corre el tiempo. Y yo también quiero correr, y correr, y correr, y no puedo... 
Necesito tenerte sin que me duela al día siguiente, sin que dejes huella en mí.
Quédate aunque sea un rato más, no me dejes el mal sabor de la maldita despedida. 


jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Entiendes?

"desde entonces su cabeza sólo quiere alzar el vuelo,
y bebe rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo"

Buenos días, E, sé que esto no lo leerás jamás, o al menos eso espero, pero necesito decirte muchas cosas que quizá ya intuyes. 
No está siendo nada fácil, hablar en la distancia digo, supongo que ambos lo sabemos. Al parecer la suerte no está jugando de nuestro lado y nos está complicando la vida. Porque tú has sido y sigues siendo mi gran complicación dentro de este verano que yo creía ser tranquilo, pero aun así no me arrepiento de que hayas entrado en mi vida. Si es que realmente lo has hecho, podríamos decir que hemos tenido una relación efímera. 
Sé que no somos nada porque no podemos serlo, pero no puedo verte como tal sintiendo tanto cada vez que mi móvil suena y espero que seas tú. Y lo eres. Ojalá estuviese en nuestras manos la posibilidad de intentarlo, sé que sería difícil y que te echaría de menos de una forma descomunal, pero ya lo estoy haciendo. Y soy muy desconfiada, lo sé, pero no puedo reprocharte nada, jamás podría hacerlo, porque nuestra vida sigue y debemos conocer mundo. Aunque ahora mismo solamente te quiera conocer a ti. 
Quizá es por esa razón por la que me cuesta pensar en perderte algún día, porque desde el primer momento confié en ti, y es que has sido la persona perfecta en el momento equivocado. Y no puedo dudar de mis sentimientos, por mucho que me intente convencer de que no te podré llegar a querer nunca y de que cuando nos volvamos a ver no sentiré nada por ti. Sé que es imposible, porque las ganas que tengo de tenerte cerca van aumentando a medida que los días pasan, y sé que tú también estás ansioso por recordar buenos tiempos. 
Entiendo que no conseguiremos nada más que dolor en el estómago y lágrimas bañando almohadas, pero no puedo pensar en un final, al menos no ahora, porque necesito aprovecharte y asimilar que debes irte al día siguiente. Quiero saborear cada rincón de ti y no dejar nada por descubrir, me culparía si no te besase lo suficiente hasta perder la fuerza en los labios. Porque, maldita sea, tengo ganas de ti, y sé que suena a tópico, pero jamás he llegado a desear tanto a alguien. Jamás he perdido tanto el control de mis palabras, y jamás he querido adentrarme en una mirada y no dejar que me encuentren nunca, ¿entiendes? 
Me dicen que he cambiado, que antes no era tan impulsiva, y es que me has modificado tú, me has abierto las puertas en un mundo que era tabú para mí, y dios, cuánto me alegro. 
Y no paro de contar los putos días que faltan para verte, ya no me quedan más calendarios por tachar, y el tiempo se me está haciendo eterno. Dios, quién me iba a decir a mí que en seis días iba a cambiar tanto mi perspectiva de vida... 
Como no vengas ya, mis ganas se van a volver locas y van a subirse a un tren de camino a ti. 
Así que ven ya, por favor...

Sonia

couple

martes, 2 de septiembre de 2014

Paciencia.

Paciencia, dios, dame paciencia, solamente una poca más. 
Aguantemos, por favor.
Jamás he llegado a desear tanto que pasen los días, porque diecisiete son los que me separan de ti y quiero acortarlos segundo a segundo. La dulce noticia de tu próxima visita ha sido un microondas para mi alma congelada, y la esperanza ha vuelto a mí para quedarse a mi lado. Porque el simple hecho de cualquier roce entre nuestras manos es motivo para los escalofríos que pueda presenciar mi columna, tan ansiosa de fundirse con tus besos. Y por mucho que intento convencerme de que no es posible vivir con tanta distancia, de que no puedo sentir de este modo sin tenerte cerca y de que tú no eres para mí, mi parte irracional me dice todo lo contrario.  Me sonríe optimista, pidiéndome paciencia y susurrándome que lo bueno se hace esperar. Pero la espera es tan irritable y lenta... Y no puedo gritarte que vuelvas, aunque lo desee más que nunca, porque el vacío que dejaste no entiende ni escucha, y solo me queda echarte de menos de forma intermitente. A ratos largos, y besos cortos. 
Paciencia, dios, dame paciencia hasta que llegues de nuevo. 
Te regalaré tres días, los que me pediste, aunque compartiría mi vida entera. De momento nos toca conformarnos con los vicios del tiempo y con las intrigas y promesas precocinadas.
Tendremos que aprovechar juntos esos ciento setenta y dos mil ochocientos segundos que nos deja saborear la suerte. 
Paciencia e impaciencia a la vez. 

Like Crazy

miércoles, 27 de agosto de 2014

Dame tres días.

"En tres días he conseguido que sonrías como una tonta, tú dame otros tres..."
Esas palabras se habían quedado clavadas en sus mejillas, ahora doloridas por no sentir su piel cerca. Le gustaba jugar por las noches a imaginar una vida paralela con él, un mundo distinto y fácil, en donde no tuviesen que buscarse con los ojos cerrados. Todavía le quemaba la idea de pensar que faltaba un mes para volver a verle, y que en un mes podían cambiar demasiado las cosas, entre ellas sus propios sentimientos. ¿Y si llegado el momento él se negase a dejarse llevar? ¿Y si había conocido a otra persona con la que compartir sus noches y tragos? Seguramente sería todo mucho más sencillo para ambos, no habría complicaciones, ya que el mayor reto al que ella se había enfrentado era él. Y le encantaba la adrenalina en su cuerpo sabiendo que debía aprovechar cada maldito instante, aunque fuese en la distancia. ¿Cómo iba a dejarlo ir así sin más? Su nuca temblaba solamente de pensar en el próximo encuentro y se mordía el labio cuando recordaba el último beso. Sería tonta si le dejase marchar. Sabía con exactitud que era él el chico que quería a su lado. Sin dudas. Sin miedos
Porque el único miedo era el de perderle.
Porque completamente loca era como se volvía sin su aliento. 
Porque era él, maldita sea.

Untitled



viernes, 22 de agosto de 2014

Veinticuatro días.

(9) Likes | TumblrMe siento como si llevase más de un año agarrada a tu ausencia, cuando solamente han pasado veinticuatro días desde que me despedí de tu sonrisa. Nunca había creído en los sentimientos que permanecen en la distancia, pero ahora consigo identificarme con aquella canción que me decía a las tantas de la madrugada que se puede querer lo que no ves. Y yo no te veo, ese es el principal problema de mi insomnio, y aun así tus palabras siguen llegando en vibraciones en el interior de mi bolso. ¿Cómo es posible que todavía puedas sacarme sonrisas si mi cuerpo se detuvo en el tiempo cuando me robaste por última vez el aliento? 
Tú quieres que siga teniendo una vida normal, aunque ya sabes que, viniendo de mí, es imposible, porque tengo demasiado caos en mi cabeza y se infiltra en mis sentimientos. Me prometí ser fuerte y fría, y no he conseguido llegar ni a las temperaturas mínimas de la previsión de septiembre. 
Si es que cómo no voy a sentir esto por ti, si has sido el único capaz de arrancarme la vergüenza a tiras y dejarla secar al sol, mientras la humedad de las paredes anunciaba su presencia en nuestros labios... Ahora simplemente nos queda el recuerdo, un recuerdo mortal que no me deja zafarme de él. Y tienes toda la razón, cuando nos volvamos a ver, no te pienso dejar ir nunca más, aunque la distancia se interponga de nuevo entre los dos. 


lunes, 18 de agosto de 2014

Correspondencia Ajena I

¡Hola, personitas! Esta entrada es para una iniciativa de Ana Belén (podéis ver la iniciativa clicando en el nombre), así que os lo dejo aquí :)

Emisor: Persona Enamorada. Receptor: Su amor Imposible.

Querido Imposible,
add a captionQuizá no lo creas, pero no encuentro las palabras adecuadas para describir la agonía que llevo dentro. Siempre he llevado en las venas la idea de que debo luchar por lo que quiero, pero luchar por ti ya es otra historia. Supongo que entenderás que no puedo continuar así, que eres un muro de piedra imposible de derribar, y que jamás podré alcanzarte por mucho que lo intente. Me gustaría pedirte tantos retos, tantas barbaridades que recorren mi mente en las noches de insomnio, y aun así soy incapaz de pronunciar que te echo de menos, quizá por miedo a que creas que soy débil y que no puedo vivir sin ti, o que tú ya no sientas lo mismo. Puedes llamarme pesimista, lo soy y siempre lo he sido, no me baso en la confianza, y me tiemblan los dedos al escribirte todo esto (aunque ni siquiera llegues a leerlo nunca), pero, como comprenderás, no es fácil soñar si no te encuentro cerca. Y esto se está convirtiendo en una pesadilla que ni duerme ni deja dormir. 
Dicen que el tiempo todo lo cura, pero este es mi peor enemigo en estos momentos, porque cada segundo que pasa es un vértigo más entre tantos acantilados, y algún día caeré, lo sé, y me asalta la pregunta de que si ese momento llegase, conseguiría salir del pozo. Tantas promesas al final no sirvieron para mucho, porque mucho es lo que yo he llegado a quererte, mientras tú sabías que esto no sería eterno. Yo también sabía que el final estaba a la vuelta de la esquina, pero pensé que jamás tendría que girar en ella, y seguí caminando sin percatarme de que no volverías. 
La que tú y yo sabemos.

viernes, 15 de agosto de 2014

Dos gatos que no se quieren dormir

Te echo de menos.
Te echo de menos cuando camino de vuelta a casa, sin que me impidas irme dándome un último beso. Ya no estás. Echo de menos el sabor de tus besos, no pude aguantarlo el tiempo suficiente para poder recordarlo, y tengo heridas en los míos de tantos mordiscos con el intento fallido de hacer volver esa sensación que solamente tú has conseguido proporcionarme. Tu mirada ya es un caso aparte, porque soy incapaz de hacerme a la idea de no sentirla cerca, de no tener que pedirte que la apartes de mí porque me intimidas, cuando realmente me encanta que me observes en silencio. Porque cualquier silencio llevaba a risas tontas para acabar con él, aunque no fuesen incómodos.
En esos seis días nos conocimos mejor que nadie, y aunque mi miedo por sentir más de la cuenta creaba un muro de hielo entre nosotros, tú conseguiste convertirlo en vapor con el roce de tus labios sobre mi nuca. Madre mía, cómo me marcaste, dejaste señales más profundas de lo que creía... ¿Tú no fuiste quién me juró que sería imposible que te llegase a querer?
Aunque te tengo a ratos, al igual que tú a mí, nunca me ha gustado dejar las cosas a medias. Y tú te fuiste sin llegar a un final, o quizá sí llegó aquel veintinueve de julio y no quise aceptarlo. Día a día sigues recordándome entre bromas lo que pasó y mis manos todavía no asimilan que te has ido. ¿No entiendes que cada recuerdo es un puñal más contra mi espalda, una punzada dolorosa clavada en lo más hondo de mi ser? Sigues aquí y yo también, con la única complicación de que te echo de menos, sin cuandos ni dondes ni porqués, simplemente es un te echo de menos en toda regla, punto final.
Porque no sé cuándo volverás y te echo de menos.

"Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos"

Kiss | NemoO

lunes, 11 de agosto de 2014

¿Qué somos?

💑No podría contestar con certeza si me preguntasen qué somos, nunca antes me había encontrado dentro de una situación similar. Por ejemplo, podría decirles que lo nuestro ha sido una relación fugaz, llena de besos eternos con un final insistiendo tras la puerta. Incluso podría afirmar que hemos discutido en menos de seis días, aunque parezca imposible en tiempo. Y que te echo de menos como si fuese yo misma la que no se encuentra. No es necesario que te cuestiones mis sentimientos, ya que, aunque intente disimularlo, te has llevado lo que jamás pensé que podrían arrebatarme. El aliento, la tranquilidad y el miedo, entre otras cosas. 
Ojalá hubiésemos tenido más tiempo para dedicarnos y para asimilar que, en cuestión de segundos, la distancia entraría en nuestra vida. Y bien que se ha quedado a mi lado, que me arde el cuerpo de rabia por no tenerte cerca cuando más necesidad tengo de ti. Que no hago más que mirar el calendario intentando adivinar el día en que nos volveremos a ver. 
Tenía un pánico terrible a las consecuencias de dejarme llevar, de tragarme tu aliento y saborear tus ganas, y ahora las estoy conociendo profundamente en mis entrañas. Esta interminable lucha contra mis sentimientos se está comiendo mi paciencia y mi impotencia de no poder escapar a buscarte. 
Sé que tú también tienes ganas de romper la agridulce sensación de aquel beso de despedida, así que vuelve pronto, que mi cuello te echa de menos.

"Tal vez no quede más remedio que arder
y convertir en humo la fe que nos desnuda"

¡Hola, personitas! Ya estoy de vuelta, aunque quizá esté un poco ausente, porque no tengo mucho tiempo para pasarme por vuestros blogs, ¡espero que disfrutéis de lo que nos queda de verano!
Mil gracias por vuestros comentarios ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

viernes, 25 de julio de 2014

Milésimas de segundo

XXXQuién nos iba a decir que acabaríamos conociéndonos, coincidiendo en el mismo lugar, del cual siempre he querido escapar. Parecerá una contradicción, pero ahora quiero que te quedes aquí, que yo también me quedo, si no los recuerdos me atravesarán si te vas pronto. El tiempo corre a por mí, quiere atraparme cuando empiece lo mejor y dejarme con las palabras atragantadas. Y no puedo, no puedes, no podemos evitarlo. Y no quiero romperme.
La terrible amenaza que nos avisa el final acaricia nuestras mejillas, baila burlona a nuestro alrededor y me corta la respiración. Ojalá no existiese el tiempo, ni los malditos kilómetros que quieren quemarnos. Pero sé que estoy jugando con fuego, que cuando ya no estés te echaré de menos, y ni te imaginas cómo me duele esa realidad. Porque ya se me encogen los huesos cuando pienso en lo que me espera, cuando me percato de la gran posibilidad de no volver a verte y de no encontrarte nunca más. Sé que el frío me invadirá cuando no escuche tu voz en pleno verano, y no estoy preparada para ese cambio de temperatura, odio los escalofríos y más si el motivo no es tu mirada.
Eres la pieza que faltaba en mi vida, pero sé que irremediablemente te perderé con el paso de los días. 
Puta distancia que me arrebata todo lo que siempre he buscado...
Por favor, aprovechemos todas las milésimas de segundo que nos quedan, E. 


¡Hola, personitas! A partir de la semana que viene estaré ausente por aquí, porque me voy de viaje a Italia durante dos semanas y no podré publicar. Os quiero muchísimo, que tengáis un buen fin de semana :)
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

jueves, 10 de julio de 2014

Suburbios + AVISO

UntitledLe encantaba pasear por los suburbios de su ciudad, aquellos lugares llenos de historias, vacíos de un pasado lejano, más puros y sin prejuicios de una sociedad que le asqueaba.  Ella siempre se mantenía al margen, como aquellos edificios. En ocasiones no tenía otro remedio que ensuciarse de miradas oscuras y avariciosas, cuyo único propósito era no perder el metro en hora punta. No le gustaba ese ambiente, por la misma razón que tampoco le gustaba intimar con esa gente superficial. Ella se consideraba diferente, incomprendida en ese mundo que le había tocado vivir. Por eso se perdía en las periferias, donde no llegaba el convencionalismo ni las despedidas cordiales con un puñal amenazador tras la espalda. Se sentía libre aun sin poder volar en aquel desorden, cerca del humo de las fábricas, como si todavía se estuviese consumiendo el cigarro que siempre colgaba de sus labios, a pesar de que había decidido dejar de fumar.


¡Hola, personitas! Sigo siendo yo, LeoPresumida, pero he querido salir más o menos del anonimato, así que me he cambiado el nombre en Blogger, ahora soy Sonia, aun así, espero que todo siga igual jaja
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

martes, 1 de julio de 2014

Eso creía ella.

Le había olvidado. Ya no le dolía pensar en él, la indiferencia estaba comenzando a participar en sus sentimientos y no le importaba su silencio. Se había acostumbrado a las palabras calladas y al odio contenido, de modo que no le sorprendía su mirada esquiva en pasos cercanos. Aun así le atraía demasiado, la tentación de caer en las garras de ese sentimiento estúpido era gigante, y tenía todas las posibilidades de entrar en ese túnel sin salida de nuevo. 
Fue en ese instante cuando se cruzó con su mirada, aquella con la que hacía tantos días que no conectaba y que anteriormente le había transmitido tanto. Todos los muros que había construido a su alrededor y toda aquella armadura que se había preparado en los últimos meses, cayeron contra el suelo y dejaron el sabor del acero contra el mármol. 
Dureza. Dolor. Ruido
Y su cara de estúpida esperando aquello adiós de sus labios. Sólo recibió una mirada, unos ojos indecisos y altivos, sin la intención de dar su brazo a torcer. Todos sus principios los había ido rebajando con agua y alcohol y ahora se había quedado con un final en las manos que llevaba una eternidad llamando a su puerta (incluso también a las ventanas). Había insistido tanto aferrada a la ingenuidad, que se sentía absurda por el tiempo perdido. 
Ella no había hecho más que esperar su vuelta cuando él no era ningún bumerán.

u. | via Tumblr

martes, 3 de junio de 2014

Relámpagos en mi mente

Vacío es lo único que queda en mí. Esa contradicción me persigue en estos últimos días, me aprieta el estómago y me arranca lágrimas desgarradoras de mis ojos hinchados. No puedo más. Esa frase sentenciosa me martillea la mente y me ahoga, me pierde en el mundo inhóspito de la cuenta atrás. Queda poco, me repito una y otra vez, convenciéndome de que pronto llegará la tranquilidad. Pero tengo miedo a la tensión continua, a los nervios permanentes que pintan mis huesos y al insomnio que impide mi descanso. Ya no hay sonrisas, ni siquiera tu voz me alivia esta horrible sensación, no consigo evadirme de la cruda realidad en la que me encuentro. Esta madrugada ha sido la peor. Los relámpagos de mi mente me impedían ver más allá de mis pupilas, las voces eran ecos de mis latidos estruendosos y mis gritos heridos arañaban mi piel. 
Quiero huir pero mis pies están atados al suelo, no puedo escapar de mis propios miedos ni de mi intranquilidad. Ya no quedan más corazones rotos, no me quedan ni sentimientos...

sadness

sábado, 24 de mayo de 2014

Para todos vosotros

Todos tenemos metas en la vida. Aunque solamente sea sacar un aprobado en lengua o química, o ser felices. Ahora mismo podría confirmar el significado de felicidad. Todos aquellos momentos que nos sacan una sonrisa sincera, una risa pura o una mirada cómplice. Todas esas reacciones me las provocáis con vuestros comentarios tan vuestros, tan especiales... 
No todo ha sido fácil durante todo este período. Alguna persona me conoce desde mis inicios, como Te quiero entre nubes de algodón, y he cambiado mucho, y lo he hecho gracias a cada uno de vosotros. Además, tuve una etapa complicada, de vacío en el blog, de desesperanza y desesperación. Pero hubo una persona que se mantuvo firme durante esos momentos fríos en los que ni siquiera las palabras conseguían calmar la tempestad, de verdad, sobre todo muchísimas gracias, Pau, no sé qué hubiese hecho sin tu apoyo durante ese largo tiempo, probablemente hubiese tirado la toalla y hubiese dejado de escribir. 
A partir de ese momento, llegasteis muchos de vosotros, personitas como Magu, Leo, Cece, Sonia, Daniela, Geral, TheWickedNightmare, Laura, Nenna, Ana Belén, Amanda, Pipi, Windflower, Megan y Lina Haloway, entre muchas más. Me conocisteis en el mejor momento de mi vida, en aquellos tiempos en que mi vida tendía a avanzar día tras día, y ya no os habéis separado de mí, hecho que agradezco más de lo que os podríais imaginar. 
FreeHace unos meses llegaron personitas nuevas también, como Lào, Mili, Pececillo Carrousel, Lunática y Sonrisas de colores, y lamento que me hayáis conocido en un momento bastante duro para mí, en el que no me entendía ni yo misma y en el que incluso escribir me costaba... Aunque me alegro de que hayáis decidido quedaros, así como también dar la bienvenida a Una simple yo y a Contención inespacial. Espero que este nuevo período que he iniciado en mi vida no os decepcione, porque os lo debo, en mi vida se cierra una etapa, aunque no prometo que no escriba sobre las mismas personas que hasta ahora, porque al corazón no se le puede engañar. 
Quiero nombrar a una persona que es muy importante y especial para mí en este mundo blogger, y es Annie Hall, porque la admiro muchísimo y sus textos no me los pierdo por nada del mundo, es una persona increíble :)
Sólo me quedan palabras de agradecimiento hacia vosotros, porque gracias a vosotros he llegado hasta aquí, vuestros comentarios me ayudan a seguir adelante, de verdad, todo esto funciona porque vosotros me aguantáis, seguís aquí a pesar de todo, os quiero muchísimo, os lo juro...

jueves, 22 de mayo de 2014

Buena suerte.

beautiful b/w
Querido Idiota...
 Parece increíble que hayamos compartido tantos años sin percatarnos de la fugacidad de la vida. Parece que fuese ayer cuando entablamos una conversación por primera vez, todavía recuerdo tu voz a pesar de la ausencia. Todavía llega la sangre a mis dedos al ritmo en que pronuncian tu nombre y mis latidos traviesos no entienden de dolor y pinchan como agujas en el centro del pecho. Podría contarte que aún se me quita el hambre cuando me cruzo con tu mirada y, peor aún, con tu cálida sonrisa, capaz de hacerme olvidar el porqué no te escribo, aunque sí te pienso. 
Ya no dueles tanto, ¿sabes? Mi cuerpo se ha acostumbrado a negarte en razones de vivir, porque sin ti sigo viva. Además, intento no derrumbarme, porque nadie me levantará si tú eres el motivo de mi tropiezo. Y menos tú. 
Puedo decir que me siento bien sin ti, porque estoy conociendo otras sonrisas, unas sin aparente maldad que me hacen sentir algo similar a la felicidad que busqué contigo. Y que no conseguí encontrar. No voy a compararlas con los escalofríos que todavía provocas en mi piel, porque el frío no existe a su lado, el verano se acerca. 
Quizá no te vuelvo a ver en un tiempo, espero que sea larga la ausencia. No encontrarme con tus ojos caramelizados a todas horas me ayudará a no recordarte. Me pregunto si a ti te servirá, aunque tú olvidaste mis palabras hace meses. Sé que mi silencio no supuso nada en tu vida, mientras que la mía necesitó grandes reformas para que mereciese la pena vivirla.
Te quise, tal vez aún te quiero, pero ya no te quiero querer.
Buena suerte. Aunque no lo creas, siempre lo he deseado. 


jueves, 15 de mayo de 2014

La finitud del final

Jamás había considerado la posibilidad de llegar al final. Rozar el límite con la yema de los dedos, sentir el vacío al otro lado, el viento helado y ahogado de la oscuridad, era una pesadilla que siempre me había perseguido en silencio. Pero ahora se había presentado ante mí en una bocanada de aire que taponaba mis tímpanos. ¿Qué debía hacer? Nadie me contestaba, todos se encontraban en la misma situación que yo y, a pesar de estar rodeada de personas, me sentía trágicamente sola. Esa situación era espeluznante, una decisión de seguir adelante o sentarme a esperar una vez más, una oportunidad de enfrentarme a mis peores miedos o de esconderme tras fotografías polvorientas. El final. La última conclusión de este tramo de vida, de lo conocido durante los pasados años. Me aterrorizaba imaginarme en medio de la nada, del caos, del desconcierto de un más allá blanco impecable, o peor, negro como el recuerdo de sus pupilas. La finitud existía y estaba acercándose en el calendario, su agujero sin fin estaba apoderándose de mis entrañas. 

GAME OVER

¡Hola!
Os dejo aquí el enlace de la entrevista que me hizo Nenna (haz clic aquí), ¡muchas gracias, me encantó!
¡Un beso muy muy muy grande!<3

viernes, 9 de mayo de 2014

Demasiada claridad

Bed
En ocasiones me gustaría engañarme a mí misma, como en tiempos pasados. Vivir de aquellas sonrisas ante el espejo, el temblor de las piernas al saber que me voy a encontrar con tu mirada y sentir el olor de tu colonia en mi nuca como largos suspiros. Qué lejos quedó todo aquello... Como si hubiesen pasado años y a pesar de todo aún quema tu mirada nerviosa. 
¿Sabes qué me gustaría? Decirte todo lo que pienso, personificarte las lágrimas que lloré en monstruos de tu habitación y que me digas si no te agobia esa concentración. Porque mis antiguos sentimientos se manifiestan de ese modo, oprimiéndome el pecho. Y por mucho que me repito una y otra vez que no debo recordarte, que no eres nada ya para mí, todavía se me contagian tus sonrisas aunque eso suponga quebrarme un poco más. ¿Por qué sigo sintiendo? Tú no lo haces. Las suelas de tus zapatos están limpias de cenizas, mientras que yo todavía estoy consumiéndome por esa ilusión que activaste en mí. 
Me gustaría engañarme a mí misma sólo para sentirme bien, pero la venda que tapaba mis ojos desapareció tiempo atrás. Hay demasiada claridad en este asunto ya. 

lunes, 21 de abril de 2014

Amarrado a ti Epílogo

Dos semanas después, en un local de Barcelona (Aroa)
 
-Aroa, por favor, sonríe, que parece que se te haya muerto el pez –comenta Lucía, ofreciéndome un chupito de tequila. 
Han pasado más de quince días desde la última vez que hablé con Pablo. En la universidad nos hemos visto todos los días, pero he hecho todo lo posible por ignorar sus miradas a pesar de sentarnos juntos en algunas clases. 
Duele demasiado saber que ya no podemos estar juntos, que se ha acabado. Incluso se rumorea que tal vez esté saliendo con su vieja amiga, sí, la misma con la que le encontré en su apartamento. 
Supongo que no estábamos hechos el uno para el otro…
-¡No puede ser! –grita Lucía, eufórica. 
Lucía no ha vuelto a ver a Sergio, a pesar de que él la ha llamado para arreglar ciertos asuntos. Al parecer la chica con la que había empezado a salir le ha dejado y ahora quiere volver a iniciar la relación que rompió con Lucía, pero ella se niega a caer en esa tentación. 
-¿Qué ocurre? –miro a todos lados sin entender nada.
-Vamos, ¿no lo sabías? 
-Ay, Lucía, ¿saber el qué? ¿Qué pasa?
-¡Que esta noche toca aquí Maldita Nerea! ¡Es un mini concierto benéfico! 
-Vamos, déjate de bromas, que no estoy yo para…
La música se detiene y mi comentario se escucha en toda la sala y me ruborizo.
-¿Ves? –me gira con fuerza, obligándome a mirar hacia el escenario, donde ya se encuentra el grupo preparado para iniciar ese concierto.
-No me lo puedo creer –me llevo las manos a la boca, al escuchar los primeros acordes-. ¿Lo has hecho aposta? ¿Por eso querías que saliésemos hoy?
-¡Qué va! ¡Yo no sabía nada! –la miro torciendo la boca, sin terminar de creérmelo.
El concierto empieza con la canción de “Cosas que suenan a…”, y sujeto de la mano a Lucía, llevándomela hacia la pista de baile. Cantamos la letra desgarrándonos la voz y bailando como nunca. Recuerdo el concierto con Pablo, nuestro primer beso y un gran nudo se apodera de mi garganta, haciéndome sentir mal. ¿Por qué no consigo olvidar todos esos sentimientos que él me provoca? ¡Con lo fácil que olvida él! Quiero vivir, sentirme bien conmigo misma, sin la necesidad de tenerle cerca.
La canción termina y el cantante carraspea.
-Buenas noches, amigos, la próxima canción va dedicada a una chica que, si no me equivoco, se encuentra entre el público –miro hacia los lados, buscando a la persona aludida, pero ninguna parece ser la indicada-. Una persona me ha pedido que le diga unas palabras, ya que está seguro de que a él no le va a querer escuchar, espero que a mí sí -suelta una breve carcajada. Todo el público está expectante. Él saca un papel del bolsillo y empieza a leer-. “Aroa, no siempre es tarde para rectificar los errores que hemos cometido y yo quiero que volvamos a ser lo que éramos… Supongo que recordarás todos los buenos momentos, porque no todos fueron malos, ¿verdad? He metido la pata hasta el fondo, lo acepto, pero necesito que me perdones…” 
-Porque te quiero y sólo espero que tú todavía no me hayas olvidado… -susurra una voz conocida a mis espaldas, pronunciando a la vez las últimas palabras que el cantante.
Me quedo parada en medio de la pista. La canción empieza a sonar y algunas miradas curiosas ya se han dado cuenta de que soy yo la remitente de ese mensaje. Me sonrojo frente a tanta atención. La letra de esa melodía es la nuestra, la de nuestro primer beso, “Con trocitos”, y me estremezco al recordar ese momento. ¡Cómo han cambiado las cosas desde aquel bonito instante! 
Me giro hacia él y me atrevo a mirar esos ojos color carbón que me observan suplicantes, esperando una respuesta. Me encuentro entre la espada y la pared, sin saber qué decisión tomar, me siento en trance, sin ser capaz de reaccionar. Pero mis piernas toman posición por mí y me obligan a ir en dirección contraria a la que dicta mi corazón.
Me alejo de toda esa gente que se ha colocado en círculo a nuestro alrededor y salgo de ese local, con la necesidad de escapar de allí y tomar aire. Me siento en un bordillo cercano, llevándome las manos a la cabeza y descargando toda esa tensión acumulada. No me importa que todas las personas que hay fuera fumando se den cuenta de que estoy llorando. 
-¿Aroa? –pregunta una voz femenina tras de mí y se sienta a mi lado.
-¿Lo sabías? ¿Te dijo que iba a hacerme esto?
-Sí y no, me pidió que te llevase a este local, pero no me comentó nada más –confiesa Lucía, suspirando.
-No deberías haber…
-No –me corta-, Aroa, te lo digo de corazón. Me contó bien cómo habían ido las cosas y te prometo que está muy arrepentido y que no siente nada por esa chica. Pienso que deberías perdonarle…
-Tú no has perdonado a Sergio…
-Sergio es un capullo –suelta una carcajada.
-¡Pero es la misma situación!
-Aroa, conozco a Pablo. Sé que ha cometido un grave error, y si fuese otro chico te diría que lo mandases a la mierda, pero pienso que este chico vale la pena.
-Eso mismo creía yo… -resoplo, llevándome las manos al rostro.
-¿Podemos hablar? –pregunta Pablo tras de mí.
Me levanto y me coloco a su lado, dispuesta a escuchar todo lo que quiera decirme.
-Siento todo lo que ocurrió, pero no puedo estar así contigo, sin hablarte, sin saber de ti…
-¡Pablo, te has acostado con esa chica!
-Pero entiéndeme, por favor, estaba enfadado, fue un arrebato, pensé que te había perdido.
-Me perdiste al acostarte con ella.
-Por favor, perdóname, Aroa…
-¿No entiendes que no puedo perdonarte? ¡No puedo fingir que no ha pasado nada! 
-¿Me quieres?- sujeta mi mano con firmeza.
-Haz el favor y déjame en paz, no me preguntes eso porque sabes que me fastidia…
-Sólo respóndeme, ¿me quieres o ya me has olvidado?
-No te he olvidado… pero tampoco te quiero como te quería antes –se me forma un nudo en la garganta y se me saltan las lágrimas.
-¿Piensas tirarlo todo por la borda? –se acerca demasiado y doy dos pasos hacia atrás. 
-¿Yo? Tú has sido quien ha enterrado lo nuestro.
-No, te recuerdo que quien lo derrumbó primero fuiste tú cuando decidiste irte…
-En cuanto llegué allí me di cuenta de que a quien quería era a ti, que quería luchar por lo nuestro y que estaba dispuesta a ello –mis lágrimas ya no pueden aguantar más y deciden salir sin obstáculos de nuevo.
Untitled-¿Y ahora ya no? Mírame y dime que ya no quieres tener nada conmigo –me obliga a mirarle a sus ojos brillantes, sujetándome con sus manos mis mejillas.
Sus manos arden en mis pómulos, recordando sus dulces caricias y sus besos cariñosos. Mi cabeza se encuentra totalmente aturdida, sin capacidad de razonamiento coherente. Es cierto que yo fui quien lo estropeó todo, yo fui quien decidió romper la relación para cometer la mayor locura de mi vida, pero al darme cuenta de que le quería, pensé que todo estaba solucionado. Estaba en su derecho de acostarse con aquella chica, ¡ya no estábamos juntos! Pero me sentí engañada, decepcionada, y eso no puedo negarlo ni olvidarlo. 
Sus ojos expectantes esperan ansiosos una respuesta decisiva, incluso parecen llegar al extremo de la desesperación. Resoplo con los sentimientos a flor de piel y la respuesta preparada…
-Te quiero demasiado, eso no lo puedo negar… -Pablo hace el indicio de besarme, pero hago una pausa y sigo hablando- pero me siento incapaz de estar como antes. Te perdono, pero no puedo estar contigo, ya no es lo mismo…
Pablo se revuelve el pelo y agacha la cabeza, rendido. Me alejo de su lado, incapaz de verle así y me adentro en el local de nuevo. Lucía me mira sorprendida al verme aparecer y me hace un gesto para que le explique.
-Verso acabado, punto –respondo, dándole a entender todo, a la vez que empieza la canción que se titula de ese modo.
Me arrepiento de todo lo que acabo de decir, he ido en contra de mis sentimientos, pero no me iba a hacer ningún bien estar con él. No hubiese conseguido olvidar lo que ha ocurrido, no hubiese vuelto a ser lo mismo. 
-Te arrepentirás…
-Lo sé, pero amor y odio no es una buena combinación.
Lucía me ofrece otro chupito de tequila y sonreímos.
-¡Por el futuro! –brinda antes de llevárselo a la boca.
-¡Y por el presente! –rectifico, segura de mí misma.
Hago lo mismo y caminamos de nuevo hacia la pista, dejándonos llevar por el ritmo de aquella canción. 
Duele dejar ir una oportunidad a la que por un tiempo nos hemos querido aferrar, pero en ocasiones es necesario percatarnos de lo que realmente nos merecemos, y yo me merezco vivir y ser feliz. No necesito que nadie me ofrezca esas posibilidades, soy capaz de buscarlas sola. 
Además, he aprendido que no debemos amarrarnos a nadie y que lo mejor es volar con los pies en la tierra, aprovechar esos instantes de felicidad que el tiempo nos puede arrebatar en tan sólo un segundo, porque si nos enamorásemos y luego quisiéramos olvidar necesitaríamos toda la vida. 



Buuuuf, personitas, ¿qué os ha parecido? Sólo puedo daros las gracias por haberme leído y seguido durante todo este tiempo, ¡un beso muy muy muuy grande! <3

martes, 15 de abril de 2014

Amarrado a ti Capítulo 119

En ese mismo sofá (Andrea)

Siento su piel contra la mía, sin ningún obstáculo de por medio que nos impida sentir. Arde en mis manos, las mejillas sonrosadas de la mayor timidez que jamás había conocido. Es un gran misterio, un tesoro por descubrir, uno de ésos que pocos son los que aspiran a ir más allá de la superficialidad. 
Se levanta de un salto y se aleja de mí, llevándose las manos a la cabeza, nerviosa.
-Yo… -murmura, caminando por el salón.
-¿Qué… qué pasa? –Pregunto sin entender su reacción-. ¿Qué he hecho?
-Yo… Tú… Tú no has hecho nada… Yo… Tengo que irme –balbucea, con los nervios a flor de piel y recogiendo su vestido con torpeza.
-Eh, ¿se puede saber qué te pasa? –la sujeto de la muñeca, impidiendo que siga con sus movimientos, y siento algo bajo mis dedos, algo que no cuadra. No será…
-Yo… Me tengo que ir, de verdad, es tarde…
-Lina, espera, ven, por favor –le ruego, pidiéndole que se siente en el sofá de nuevo.
Se lleva las manos a la cabeza otra vez sin decidirse, pero finalmente opta por mi petición. Se acerca sigilosa, con la cabeza gacha, y se sienta algo alejada de mí.
-Cuéntamelo, por favor, no me gusta verte mal… -envuelve sus manos en el vestido negro, arrugándolo.
-Nunca he llegado a este punto con nadie –se disculpa, ruborizándose.
-Así que era eso… -sonrío, aliviado.
-Sí, me da mucha vergüenza… Yo… No sé qué decirte… No me siento… Preparada –se sonroja aún más, y me enternece.
-Lina –me quedo petrificado al presenciar lo que tengo delante. Ella se percata de mi observación y, pálida, se lleva las manos a la espalda, levantándose de nuevo del sofá-. ¿Qué…?
-Nada –contesta tajante.
-Lina, por Dios, no me digas que… Joder, Lina, no deberías…
-¡Déjame, no sabes nada! –sus mejillas se enrojecen de nuevo y sus ojos enrabiados amenazan con llorar.
-Joder, Lina, Lina, por favor, ¿por qué lo has hecho? –ignoro su respuesta. Mi mente no para de volver a recordar sus antebrazos llenos de cortes.
-No preguntes, por favor, ya te he dicho que no es nada, ¡no te metas! –se coloca el vestido con agilidad y recoge sus cosas, con la intención de irse lo más pronto posible.
-¡Lina! –la sujeto con firmeza para que no se vaya y ésta se encoge, dolorida por el lugar en donde la estoy cogiendo. La suelto de inmediato y echa a llorar desconsolada. 
-No te metas en mi vida, por favor, déjame, no quieras saber nada más, ¡olvídalo! –hago caso omiso a sus palabras y la abrazo con delicadeza.
-Lina, tranquila, han sido días duros, por favor, confía en mí –se aferra a mi cuello y deja salir todo ese sentimiento acumulado de culpa-. Sht, tranquila, Lina, no te preocupes, ahora ya está todo bien, estaré siempre que me necesites, ¿de acuerdo? –me aprieta con más fuerza contra ella y acaricio su cabello, intentando que se calme. 
Permanece entre mis brazos en silencio y su llanto me oprime el pecho por ser el culpable de abrir esa herida que parecía haber cicatrizado.
Una vez ya está más tranquila decide recular hasta el sofá y se deja caer, mordiéndose el labio inferior y observándose los brazos que quedan descubiertos por las mangas remangadas. Sorbe por la nariz y yo me siento a su lado, mirando al suelo.
-Me sentía sola –confiesa en un susurro rasgado-, había perdido a mi mejor amiga, me sentía engañada por las dos personas que más me importaban en la vida –paso mi brazo por sus hombros y la acerco a mí-. Lo había perdido todo… -hace una pausa-. Además, después del accidente, al creer que Mara había… muerto… -traga saliva y resopla, nerviosa-, pasó lo que pasó.
-Casi pasa… -murmuro, recordando la escena del metro.
-Tú lo impediste –asiento, ausente.
Nos quedamos en silencio, pensando en todo lo ocurrido, en la intensidad de los hechos y en la fugacidad de la vida. Si yo no la hubiese seguido, si no la hubiese cogido… Ella ahora no estaría aquí y no hubiese tenido la oportunidad de conocerla.
-Prométeme que no lo vas a volver a hacer –le pido seriamente, sin atreverme a mirarla.
-No lo he hecho –apoya la cabeza en mi hombro, clavando su mirada en mí.
-Lo intentaste –insisto, dándole más importancia al asunto.
-Pero al final no lo hice –vuelve a insistir ella.
-Joder, Lina, si yo no hubiese estado allí… Te hubieses suicidado, ¡Lina! ¡Maldita sea! ¡Querías hacerlo, te querías matar, joder! –se me saltan las lágrimas y me levanto rápidamente, restregándome los ojos con los puños para impedir que salgan más, no puede verme llorar, yo nunca lloro.
 
 
En ese sofá (Carolina)
 
Observo su reacción desesperada, sin saber qué hacer. No me esperaba que le afectase tanto, me acaba de conocer, si es que se puede decir que me conoce… Realmente es la única persona que sabe lo que me ha pasado, que conoce mis secretos más dolorosos. Me acerco a él y me abrazo a su espalda.
-Lo siento… -susurro.
Entrelaza mis dedos con los suyos y permanece en silencio, sin apartar su mirada de mis antebrazos. Sus facciones se tensan y me siento más culpable que nunca. Él ha querido ayudarme cuando más lo necesitaba, se ha ofrecido sin ningún tipo de interés, sólo para no verme mal. Se gira hacía mí y apoya la espalda en la pared.
-Lina, en serio, ¿me prometes que no lo vas a volver a intentar pase lo que pase?
Nos miramos por primera vez en tanto rato a los ojos e inevitablemente sonrío al verle así, con esa necesidad en su mirada de escuchar mi respuesta. Me acerco a él y me aproximo a su oído.
-Te lo prometo –susurro sin mentiras, segura de mis palabras y concienciándome a mí misma de que él y yo misma no nos merecemos que lo vuelva a hacer, la misma vida no se lo merece.
Me besa como nunca me hubiese imaginado que lo haría, con fuerza, como si jamás quisiese apartarse de mí, y me aferro a su cuello con la intención de que no se termine nunca ese momento. Jamás había sentido algo así, ni siquiera con Carlo, y me sorprendo al experimentar ese nuevo sentimiento. Porque después de la tormenta siempre llega la calma, y ahora incluso ha salido el arcoíris. 

by juue_xx

Bueno, personitas, sólo queda el epílogo, así que sólo puedo decir que espero que os guste :)
¡Un beso muy muy muuy grande! <3

lunes, 14 de abril de 2014

Ese instante de sublime felicidad

La noche amenazaba con terminarse, dando rienda suelta a los primeros rayos de sol a esas horas de la madrugada. Sus piernas aún tenían fuerzas para seguir bailando junto al ritmo de las canciones que sonaban en aquel local, pequeño pero acogedor. Las risas iban y venían, ahogadas bajo el alto volumen, tendiéndose en el aire y en camas de humo y alcohol sobrevalorado. 
Como si de una explosión se tratase, sus ojos chocaron en la distancia, creando un túnel oscuro a su alrededor, cuya única salida era la mirada del otro. Los minutos pasaban, sin prisa pero sin pausa, y el brillo de sus sonrisas aumentaba a cada giro de reloj, y de pasos de baile. Callados por las letras y por los rápidos latidos de sus corazones, corrieron por los caminos desconocidos de sus vidas. Eran miradas indiscretas las que se contaban todo lo que sus voces silenciaban y ellos, incapaces de acercarse, se mantenían sumidos en sus pensamientos, buscando respuestas sin preguntar nada y cuestionándose si se invitarían a una copa. 
Sabían que se miraban y que se escaparían a donde hiciese falta para deshacerse de la cordura, pero disimulaban bajando la vista avergonzados por los escalofríos que sus cuerpos estaban viviendo. No se conocían, pero sentían añoranza en cada cruce de miradas, como si hubiesen compartido anteriormente miles de recuerdos. 
Como dos niños a los que les tocaba irse del parque, intentaron hacer todo lo posible por quedarse un poco más en aquel paraíso de miradas indecisas. Pero llegó el momento de decir adiós a aquella apetecible sensación de tenerse, a esas sonrisas torcidas que amenazaban con rozarse a lo lejos y a ese instante de sublime felicidad que ya terminaba. 
La última sonrisa que se dedicaron aquella noche quedó grabada en sus recuerdos y tatuada en sus venas, imposible de borrar. No escucharon sus voces, pero aquella despedida en silencio dijo más que cualquier caricia o beso, porque nunca llegaron a nada, pero sus miradas fueron más allá de la imaginación. 

The Vampire Diaries

viernes, 11 de abril de 2014

Sentir sin querer queriendo

La aterrorizaba mostrarse débil, frágil como el cristal más fino, y desvariar ante lo que quería creer ordinario. El tiempo había pasado a una velocidad tan vertiginosa que ya no asimilaba que quizá no le volvería a ver en muchos meses, quizá años, y ahora le tocaba aceptar que la única solución era olvidar lo que pudo ser y no fue, o tal vez lo que nunca pudo llegar a ser nada. 
Era como esas pesadillas que llegaban a altas horas de la madrugada y el sudor frío se concentraba en la nuca, manteniéndola en el más duro insomnio. Todos los días llegaba la noche, el momento de derrumbe, de la pérdida de todas las fuerzas que creía tener. Con todas las veces que había caído con la misma piedra era incapaz de cambiar el rumbo... No quería sentir, pero sentía sin querer queriendo, recordando lo que un día consiguió sacarle miles de sonrisas, pero enrabiada porque sus mejillas se bañaban en lágrimas sinceras una vez más. 
La podrían llamar masoquista, pero siempre se había considerado una negada para dejar atrás el pasado. ¿Cuántas veces se había prometido ante el espejo que no volvería a caer? Miles, y de nuevo estaba en el suelo, observando la piedra que le había provocado la caída, la sonrisa altiva que le caracterizaba desde arriba, mientras que ella se sentía incapaz de alejarse de allí. 
A él no le importaba que ella padeciese un rasguño más, nunca le había preocupado lo más mínimo, quizá incluso jamás se percató de su presencia. ¿Cómo iba a hacerlo? Si ella vivía en otro mundo, ella pertenecía al del olvido.
No debí saber quién eras, no debí contar mis penas.
Noviembre es siempre triste y tú viniste proponiendo guerras.

Storm Days

lunes, 7 de abril de 2014

Amarrado a ti Capítulo 118

Muy lejos de allí, en un apartamento de Barcelona (Pablo)
 
-Joder… -maldigo al entrar a casa.
Ahora sí que he metido la pata. Estos últimos días no hago más que fastidiarla. Acabo de perder a la chica que más quiero en este mundo por haberme dejado llevar por mis antiguos sentimientos hacia Laia. 
-Lo siento…
Laia se levanta del sofá al verme entrar en el comedor y espera tal vez una explicación de lo ocurrido.
-La culpa la tengo yo, he sido el mayor gilipollas que jamás nadie se encontrará. La he cagado mucho, Laia, tanto contigo como con ella…
-Sí, la has cagado… Pero bueno, deja de lamentarte, que así no consigues nada tampoco. 
-Se han complicado tanto las cosas en tan poco tiempo que ahora me siento inútil, incapaz de hacer nada bien. Soy un maldito negado que se deja llevar sin cuestionarse las consecuencias que conllevarán sus acciones. 
-Pablo, escúchame, ahora no puedes cambiar lo que ha pasado, ¿entiendes? No seas cobarde y búscala, joder, no hagas que me sienta yo peor por haber roto una relación.
-Los únicos culpables somos Aroa y yo, no hemos estado a la altura ninguno de los dos. Hemos dudado de nuestros sentimientos y no hemos podido llevarlos hacia adelante con nosotros. 
-Tiempo al tiempo, Pablo… -me abraza y resoplo, cansado de todo lo ocurrido.
-Ya no se puede hacer nada, se acabó.
 
 
En un hotel de Milán (Mara)
 
Las luces de la habitación se encienden, iluminando aquella lujosa inmobiliaria de toque vintage. Los brazos de Carlo me rodean suavemente y suspiro, con los nervios a flor de piel, como la primera vez. 
-¿Ya puedo preguntarte? –le indico, con una sonrisa que no me cabe en el rostro.
-Lo llevas haciendo todo el camino –ríe, dándome un beso en la mejilla.
-¿Por qué me has preparado todo esto?
-Porque ya que no pudimos celebrar los seis meses, pues ¿por qué no celebrar los siete?
-Pero si ni siquiera hemos estado juntos todo este tiempo –río sin entender nada.
-Pero yo te he querido igual…
Un escalofrío recorre mis piernas y me mantiene en silencio durante unos instantes. Fijo la mirada en el tocadiscos que permanece sobre un mueble de madera al fondo de la habitación y Carlo se dirige a él, apartándose de mí. Me quedo en el marco de la puerta, observando sus movimientos. 
-No era necesario todo esto… 
Una melodía que reconozco al instante comienza a inundar el ambiente y Carlo se vuelve a acercar a mí. 
-Voglio farti un regalo, qualcosa di dolce, qualcosa di raro. Non un comune regalo di quelli che hai perso o mai aperto o lasciato in treno o mai accettato. Di quelli che apri e poi piangi, che sei contenta e non fingi e in questo giorno di metà settembre ti dedicherò... il regalo mio più grande escucho la voz de Tiziano Ferro en esa preciosa canción y me estremezco de nuevo.
-¿Sabes qué, Mara? –le miro para que siga hablando-. Me siento estúpido por no haber hecho las cosas bien –hago amago de hablar-, por favor, déjame hablar o me arrepentiré –sonríe, rodeándome con sus brazos-. No sé cómo empezó todo, por qué fui tan tonto al haberte dejado ir, al dejarme llevar por mi propio orgullo… Nunca me hubiese imaginado que se podría querer tanto a alguien, pero ahora sí, y te quiero mucho, más de lo que te puedes llegar a imaginar, porque…
Le beso, callando sus palabras, dejándole a medias, pero sin tener la necesidad de saber más, no necesito los porqués, me quiere, lo sé, y me lo ha demostrado. La voz de Tiziano se apaga pero al momento vuelve a romper el silencio iniciando una nueva canción en aquella noche cualquiera. 
-Ti amo…
 
 
No muy lejos de allí, en un piso (Carolina)
 
-No me lo puedo creer –sonrío, observando un cuadro de su comedor.
Andrea se acerca lentamente a mí y lo observa también.
-Me lo compraron mis padres, no sé quién lo…
-Es de Juan Gris, Portrait de Madame Josette Gris -le indico antes de que pueda decir nada más.
-¿Te gusta el arte?
-Bueno, algo sé. Está en el Museo Reina Sofía de Madrid.
-¿Has estado allí?
-Ojalá –río, nerviosa. Está demasiado cerca de mí-. Algún día iré.
-Estoy seguro de eso –me rodea con sus brazos por la espalda y apoya su mejilla en mi hombro.
-¿Lo estás?
-¿No debería estarlo? –sonrío al escucharle.
-Quizá no, no puedo asegurarte que vaya ir.
Portrait de Madame Josette Gris (Retrato de Madame Josette Gris)
-Tienes mucha vida por delante, ¿quién te lo impedirá?
-Bueno pregunta –inspiro lentamente.
-Lina, creo que el único impedimento que tienes eres tú, tú y tus miedos y ataduras.
Me giro para mirarle y muestra un semblante serio. Le observo, cuestionándome sus palabras, sabiendo que tiene razón aunque me cueste aceptarlo. Sus ojos azules parecen más profundos que nunca, quizá sus palabras los han vuelto así. Más intensos, mareantes y vertiginosos. Los pierdo de vista al sentir sus labios sobre los míos, con cuidado, sin prisa y con toda esa seguridad que escasea en mí. Un hormigueo recorre mis piernas, subiendo hasta mi boca, y mis ganas de tenerle cerca aumentan de manera progresiva. Nos dejamos caer en el sofá que hay bajo el cuadro, sin separarnos ni un solo segundo, y al sentir su mano bajo el vestido me estremezco, pero dejo que siga…
Nuestras ropas caen y mis brazos quedan visibles ante él. 


¡Personitaaas! Solamente queda un capítulo más dos capítulos de epílogo (o sea tres capítulos jajaja), estoy muuy emocionada, ¡espero que os guste y que no os decepcione! Aish dios mío :D
Os dejo el enlace a un concurso que ha creado Tábata en su blog (haz click aquí para ver las bases)
¡Un beso muy muy muuy grande! ¡Os quiero!