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jueves, 28 de noviembre de 2013

¿A quién había invitado aquel John a su fiesta de cumpleaños?

.De pequeña nunca le había llamado la atención unas hojas de un libro. Eran simples papeles enlazados en los cuales había plasmadas historias absurdas que entraban como lecturas obligatorias en cada nuevo curso. No había cosa más aburrida que leerse un capítulo a la semana de aquel libro que ni la propia biblioteca recordaba que existía. ¿Por qué debía quedarse mirando esas oraciones simples que parecían no acabarse nunca? Prefería quedarse mirando los dibujos mientras merendaba un par de galletas. En ocasiones, incluso, había releído la misma página miles de veces seguidas y no acababa de entender quién era el sujeto que movía toda aquella acción. ¿A quién había invitado aquel John a su fiesta de cumpleaños? No le interesaba saberlo, pero la profesora al día siguiente le haría la misma pregunta y no sabría qué responder. 
Mas todo cambió cuando un día, paseando por el centro comercial, divisó un libro de tapa verde que le llamó la atención. Además, apenas tendría unas doscientas páginas, por lo que leerlo sería fácil. Su tía decidió regalárselo para su cumpleaños y por una vez en su vida no se lamentó al ver que su regalo no sería la última muñeca salida a la venta. Cambió su manera de ver la vida, de pensar y de opinar sobre su alrededor. 
Ya no soñaba con princesas ni gatos azules voladores, había aprendido a ver todo desde una perspectiva mucho más real, se había sentido identificada con la protagonista. En efecto, aquel libro la había marcado. 
Y todo fue una carrera a partir de ese momento, los libros formaron parte de ella y de su estantería, ocupando sitio también en su corazón. Y fue entonces, cuando decidió escribir ella, crear su propia historia, hacer real aquel proyecto que no paraba de dar vueltas por su cabeza pidiendo ser leído por alguien más. Quería salir a la luz y ella no encontró ningún modo más que crear su propio blog. 
Gracias a aquella decisión, conoció la verdadera esencia de la escritura, se sintió realizada, y subió aquel escalón que tanto miedo le daba. Le dio al botón de publicar y se fue a dormir, hasta que, un par de días después, a su correo llegó una sorpresa, tenía su primera entrada comentada. 


¡Hola! Me ha encantado escribir esta entrada y sí, es personal, aunque no esté escrita en primera persona. Fue así como me di cuenta de que me gustaba leer y escribir, fue así como conseguí encontrarme a mí misma :)
Gracias por vuestros comentarios ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

martes, 26 de noviembre de 2013

Su presencia debajo de mi cama.

Nunca pensé que sería tan dura la sensación de perderte. Había escuchado que las personas antes o después se iban de nuestras vidas, pero jamás imaginé que yo, personalmente, pasaría por esa situación. La noche del sábado soñé que te ibas sin pensártelo dos veces, te ibas de aquí, de mi entorno y que no iba a volver a observar tus ojos color miel con timidez de nuevo. 
Nunca imaginé que algo así me afectaría tanto. Pensaba que estaba más que preparada para ese momento, pero el tiempo no estaba de mi parte y estaba jugando sus cartas sin ninguna consideración. 
El problema más grave es que creía que no llegaría nunca ese adiós y que cada mañana sería una nueva oportunidad, cuando realmente debía aprovechar al límite cada segundo que transcurría. Porque tal vez era un simple sueño, pero era un sueño premonitorio, un monstruo que me había perseguido a escondidas y que jamás me había percatado de su presencia debajo de mi cama. El reloj corría a la inversa, marcando una cuenta atrás hacia mayo. 
Mi sueño se iba a repetir en unos meses y en ese momento no abriría los ojos viendo que solamente había sido una pesadilla. El reloj se detendría al final del calendario y no quedarían días por tachar, ya no tendría la ocasión de sonreírte una vez más, los caminos se separarían y el olvido sería el protagonista.

Notebook

lunes, 25 de noviembre de 2013

¡Amarrado a ti Capítulo 100!

La noche anterior, en una casa de Barcelona (Lucía)
 
Nos dejamos caer uno al lado del otro sobre las sábanas desordenadas de mi cama, como de costumbre, y Sergio enciende un cigarrillo, pensativo. Me encanta observarle mientras fuma, ese gesto despreocupado y sus labios ligeramente prensados, sus ojos entreabiertos y su mirada perdida… 
La sensación que recorre mi cuerpo es la misma que la primera vez que le observé en medio del parque hace dos años. ¡Quién lo diría! Dos años juntos… Siento nostalgia por los primeros meses inolvidables, pero ha valido la pena esperar toda la semana para verle de nuevo. Cada semana la misma historia, yo sentada en el banco dónde nos conocimos y el motor de su moto gritando tras de mí. 
Apoyo mi cabeza en su hombro y alzo la vista para examinar sus facciones una vez más. Es cierto, lo nuestro se ha ido convirtiendo en rutina, incluso el humo que sale de su boca parece idéntico al de esta mañana. Pero aún así, el vértigo de pensar en su partida me revuelve el estómago, y más cuando el miedo corroe mis venas haciéndome dudar en si la semana que viene volveré a mirar sus ojos. 
Me dedico a acariciar su mejilla y me percato de un brillo oscuro en su mirada que nunca antes había conocido en él.
-Parece que va a llover –susurra al ver mi mirada fija en su rostro.
-¿Llover? Pues yo veo el cielo bastante despejado… -respondo sin entender el por qué de su suposición, mientras desvío la mirada hacia la ventana.
-Lloverá.
Beso su cuello y su mirada se oscurece aún más. Paso mis dedos por su cabello ondulado y lo aparto de su rostro.
-¿Qué te ocurre? –me incorporo en la cama y me siento frente a él con las piernas cruzadas.
Recorre mis muslos con sus dedos y me besa en los labios torpemente. 
-Llueve en mí –rebusco en sus ojos una explicación a su respuesta, pero se limita a mirarme con preocupación y resoplar.
-Sergio, por favor, dime, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás así?
-Lucía, tenemos que hablar…
Esa frase. Siento cómo mi cuerpo se paraliza de arriba a abajo y un gran nudo se forma en mi garganta impidiéndome articular palabra. Me mira esperando a que yo diga algo.
-Habla –es lo único que consigo pronunciar y sale de mi boca de una forma frívola.
Apaga el cigarro y lo deja caer sobre el cenicero que siempre se sube del salón. Nunca deja un cigarrillo a medias, lo que quiere decir que es algo importante y que no puede esperar más.
-Por favor, suéltalo ya, no me tengas en ascuas –le ruego, casi al borde de la desesperación.
-Lucía… -se alborota el pelo y mira inquieto a ninguna parte-. Te he engañado.
-¿Engañarme? ¿En qué? ¿Al final no vendrán tus padres la semana que viene? –suelto una risa nerviosa que no soy capaz de controlar.
-Estoy con otra chica –suelta de repente.
Me aferro a las sábanas y mi cabeza empieza a dar vueltas en un sentido contrario a la razón, lo cual me impide pensar con claridad. Se me empañan los ojos y creo que incluso voy a desmayarme. ¡Ojalá hubiese sido así! Pero me mantengo ahí, con la realidad frente a mí, la cruda realidad, más dura que nunca. Siento un gran vacío en el pecho, que me ahoga y me impide respirar.
-¿Cómo…? ¿Cómo has sido capaz? –me levanto de un salto con una fuerza que creía inexistente.
-Lo siento… Lucía, yo te quiero, de verdad…
-¿Qué? ¡Serás capullo! ¿Cómo has podido hacerme algo así? –me abalanzo contra él y le abofeteo sin piedad-. ¿Que lo sientes? ¡Más lo siento yo, por estar tan ciega! ¡Por pensar que podríamos cumplir los “para siempre”! ¡Eres un gilipollas! ¡Te odio, te juro que te odio!
-Lucía, por favor, cálmate, me gustaría terminar bien…
-¿Bromeas? ¡Porque no estoy para bromas! ¡Eres la peor persona que jamás he conocido! ¿Por qué lo has hecho? –no puedo más y me rindo. Mi cuerpo pierde por completo las fuerzas que creía tener y mis rodillas chocan bruscamente contra el suelo. 
-No sé qué decir…
-No digas nada. ¡Vete! –Empujo sus piernas-. ¡Vete, no te quiero volver a ver en mi vida!
Dejo caer mi espalda contra la mesita de noche mientras su cuerpo desaparece tras la puerta, y el mundo se me viene encima. ¿Cómo ha podido ocurrir? No está. Se ha ido. Para siempre. Y ahora también llueve en mí.

En un hotel de Milán (Aroa)
 
La fatal noticia me ha cogido por sorpresa, no me lo esperaba en absoluto. Y encima que la haya dejado por otra, creo que es lo peor que podría haber hecho después de dos años. 
-Eso es todo- susurra dolorida Lucía, al otro lado de la línea telefónica.
-Joder, lo siento, Lucía, por no estar ahora ahí contigo…
-No, no te preocupes, una no escoge el momento, eso viene sin que una se lo espere…
-¡Lucía! –una voz que reconozco la llama a lo lejos.
-Hola… Pablo…. –le contesta Lucía.
Mantienen una conversación que no consigo entender y escucho de nuevo la voz de mi amiga.
-Aroa, espera.
-¿Aroa? –pregunta la voz de Pablo al otro lado del teléfono y me quedo helada.

¡Oiiiish qué bien, ya 100 capítulos! jajaja Me reservo la entrada emotiva para cuando la termine :')
¡Muchísimas gracias por estar ahí! ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

sábado, 23 de noviembre de 2013

SORTEO DE RBC

El Blog RBC Wonderland Designs  ha iniciado un concurso para conseguir la portada para tu libro, blog-novela, cuento, etc. Si quieres participar, dejo en el enlace aquí:
http://rbcbook.blogspot.com.es/2013/11/por-primera-vez-sorteo-gana-el-diseno.html#comment-form

¡Yo participo!

jueves, 21 de noviembre de 2013

Eres un interesado.

Titanic-Eres un interesado -le susurró cuando los demás no escuchaban.
-Igual que tú -sonrió, fijando su mirada en la suya.
Él solamente la había buscado durante años cuando la necesitaba para resolver incógnitas de la vida y ella ya sabía de qué palo iba. No era tan ingenua ni tan estúpida como él había creído, y ella había puesto las cartas sobre la mesa. Ya no más peticiones in extremis ni sonrisas capaces de derretir a cualquiera. A pesar de todo, él no estaba dispuesto a perderla, había sido una fácil resolución a todas sus dudas y sin ella quedaba reducido a cero. 
-En realidad soy un buen chico -le reprochó, acercándose más a ella e intentando que bajase la guardia.
-Pues es una pena que no te muestres como tal.
Estaba cansada de él y de sus préstamos sin intereses. Sus sentimientos por él eran tan fuertes, que le costaba muchísimo ir en contra de sus deseos, pero era la mejor opción para acabar con esa injusticia. 
-Te prometo que, si me perdonas, no te voy a decepcionar -le aseguró él.
Pero ella ya no estaba tan segura de sus palabras, no las creyó ciegamente, porque sabía que antes o después esa promesa se perdería en el pasado y el alzheimer ocuparía su mente. Aún así, le dio un voto de confianza, una segunda oportunidad, la cual sabía que no serviría para nada, pero no se veía capaz de olvidar su sonrisa de medio lado, y es que aún seguía recordando aquel maldito vals a primera hora de la mañana.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Amarrado a ti Capítulo 99

-Perdóname –un escalofrío recorre mi cuerpo y me quedo parado entre la multitud-. No sé por qué te he dicho eso… Perdóname, por favor –su voz calla mis pensamientos y sé que es real.
-Me has gritado que me vaya y es lo que he hecho –me limito a contestar y retomo el paso.
-Ha sido un momento de impotencia, entiéndeme – se coloca frente a mí y sus ojos hinchados me miran fijamente.
No –resoplo, pasándome la mano por la nuca-. Perdóname tú a mí, no debería haberte contestado así, sé que estás mal…
-No me pidas perdón por eso, no has hecho nada –sonríe al ver que he aceptado sus disculpas.
-No voy a seguir eso, sabes que entraremos en una discusión sin sentido –ella ríe y no puedo evitar sonreír al escucharla-. Anda, ven aquí, tonta –me acerco a ella y se abalanza contra mí y me abraza, estrujándome.
 
 
 
En una sala del hotel (Aroa)
 
He pedido en recepción si podía utilizar uno de los ordenadores y aquí estoy, buscando por Internet un vuelo hacia Barcelona lo antes posible. Reviso los vuelos de última hora, pero todos son hoy por la mañana y creo que es demasiado precipitado.
Busco los próximos vuelos y el más asequible es el miércoles a la una de la madrugada. Bueno, cosas peores se han visto, esa noche dormiré un poco en el avión de vuelta a casa. Decido comprar el billete y me informan de que mañana me llegará un correo con los datos del vuelo. 
Me empiezan a temblar las manos al darme cuenta de las locuras que he llegado a hacer en un solo día. He cogido un vuelo a primera hora de la mañana y he venido hasta Milán, me he reencontrado con alguien a quien hacía más de un año y medio que no veía y he comprado el billete de vuelta porque he llegado a la conclusión de que a quien realmente quiero es a Pablo. 
El problema ahora es: ¿Qué dirá Pablo al verme? Está en todo su derecho de negarse a volver conmigo, pero, ¿acaso habrá conseguido olvidarme?  ¿Se habrán esfumado sus sentimientos? Sea lo que sea, quiero correr el riesgo. Hacía tanto tiempo que no tenía las ideas tan claras… 
 
 
En una universidad de Barcelona (Lucía)
 
Marco el número a toda velocidad y espero que me coja la llamada. 
Pip… Pip… Pip…
-¡Sí? –responde una voz al otro lado de la línea.
-¡¿Aroa?! ¡Estás loquísima! ¿Cómo se te ocurre irte a Milán? –pregunto confusa.
-¡Lucía! No te lo vas a creer, pero sí, ha sido un impulso…
-¿Le has visto? –insisto, refiriéndome a Darío.
-Sí…
-¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho?
-Se ha alegrado de verme, pero yo…
-¿Tú, qué? –vuelvo a preguntar al ver que ella no alarga sus frases.
-No he sentido nada, Lucía, ha sido muy extraño. Me he dado cuenta de que no siento ya nada por él y que realmente estoy enamorada de Pablo...
-¡Oh, Dios, Aroa! ¿Y ahora qué vas a hacer?
-He cogido un vuelo para la madrugada del miércoles, o sea, para mañana por la noche.
-¡Estás como una cabra, amiga! Pero has hecho bien.
-Eso espero… Por cierto, ¿tú cómo sabes que estoy aquí?
-Pablo… Me lo ha dicho él.
-Ah… -resopla al otro lado de la línea y carraspea-. ¿Te ha dicho que…?
-Que lo habéis dejado, sí. Le he visto muy decaído, te puedo asegurar que te quiere.
-No sé qué haré cuando le vea de nuevo…
-Dile lo que sientes antes de que sea tarde, en serio. 
-¿Sabes? Tengo miedo, mucho miedo…
-¿Por qué? ¡Es genial!
-Sí, pero tengo miedo de que sea otra locura que no salga bien… No lo sé, estoy de los nervios- suelta una leve carcajada.
-Tengo algo que contarte…
-¿Qué ha ocurrido?
-Lo he dejado con Sergio…
-¡¿Qué?! ¿Y eso? ¿Por qué?


¡¡Personitas!! ¡¡¡La semana que viene es el centésimo capítulo de "Amarrado a ti"!!! ¡No me lo creo ni yo! Se ha ido alargando y alargando, que me da hasta pena que se acabe... Si es que he cogido cariño a los personajes y todo, he aprendido tantas cosas de ellos, ¡quién lo diría! Si lo he escrito yo, pues es cierto eso que dicen que son los personajes los que marcan su vida y deciden sobre ellos mismos, mientras que yo simplemente escribo lo que ocurre. Parece una locura, pero yo lo veo así :)
Yo voy unos capítulos avanzada y me está encantando escribir los últimos capítulos, los últimos días que transcurrirán en la novela. Porque si en este capítulo, si no me equivoco, estamos ya a lunes, la historia la quiero terminar en miércoles o jueves, así que ya os lo podéis imaginar lo que puede quedar jajaja
¡Un beso muy muy muuuy grande! Y mil gracias por leerme :)

sábado, 16 de noviembre de 2013

La única vía de escape.

Running | via Tumblr
Quiso aprender del pasado, Lo quiso, lo deseó y lo intentó, o más bien intentó intentarlo. Siguió el consejo de no escapar del pasado y aprender de él. Le dijeron que era la única solución, ya que olvidar era una opción que no estaba entre sus capacidades mentales. ¿Qué iba a hacer? Era la única ventana que se abría después de llevar encerrada en una habitación a oscuras durante meses. Era la única vía de escape posible y se unió a su pasado, a su peor enemigo, y con el miedo de la mano; el miedo a perderse, a quedar olvidada en una taza de café y a perder el control de la razón. Quiso aprender de él y de sus intensos ojos esmeralda para encontrar el punto culminante del caos que permanecía en su mente. Pero éste no estaba a su alcance, era una ignorante que jamás podría llegar a obtener beneficios de esa terrible tortura psicológica, porque para poder aprender debía recordar, y el recuerdo era una arma letal. 

Ahora sabe que el pasado la perseguirá siempre, pero ella seguirá corriendo sin dejarse adelantar, porque es una carrera continua. Tal vez no ha aprendido nada nuevo después de todo, pero sabe que el miedo no podrá pararle los pies ni impedirle avanzar. Ha sabido plantarle cara al recuerdo y está dispuesta a callarle la boca si la intenta engatusar de nuevo.

martes, 12 de noviembre de 2013

Amarrado a ti Capítulo 98

-¿Sabes qué creo? –Andrea me hace un gesto para que siga hablando-. Que tienes miedo a sentir por alguien, a que tu estado de ánimo dependa de una sola persona. ¿Tengo razón?
-¿Cómo te lo haces? No nos conocemos de nada y ya conoces mi punto débil. Me das miedo.
-¿Yo? ¿Por qué? –pregunto sin entender a qué se refiere.
-Porque ahora puedes fastidiarme siempre que quieras.
-Yo no te voy a hacer daño, soy incapaz de ver sufrir a nadie. Además, me has salvado la vida, te debo una.
-¿Un beso? –sonríe de oreja a oreja.
-¿Qué?- ¿qué me he perdido?
-¿Me debes un beso?
-Idiota- río, colgándome de su brazo-. Bueno, ¿me vas a explicar qué hacemos aquí?
Empieza a sonar la canción de Paradise de Coldplay y me sobresalto al darme cuenta de que es mi móvil.
-¿Sí?
-¿Caro? –preguntan por mí al otro lado de la línea.
-Sí…
-¿Dónde estabas? Ha venido el médico antes y… -es Carlo.
-Ya lo sé…
-¿Sí? ¿Dónde estás? ¡Ven al hospital! –insiste.
-Eh, sí… Ya voy.
 
Alzo la vista al colgar la llamada y me encuentro con los ojos azul mar de Andrea. 
-Lo siento… Tengo, tengo que irme al hospital…
-Eso, ¿por qué estabas allí? ¿Tienes que hacerte alguna prueba o algo? –pregunta queriendo saber más.
-Ojalá fuese sólo eso…Mi mejor amiga –se me atragantan las palabras y se me encoge el corazón al recordarlo todo-. Andrea, se ha muerto –y no puedo aguantar más las lágrimas. 
Él se queda parado sin saber qué hacer y me observa completamente pálido. Me aparto para que no me vea llorar y me excuso de nuevo diciendo que debo irme. ¿Qué voy a hacer sin ella? Estaba dispuesta a perdonarla…
-¡Lina, espera! –me sujeta el codo y me rodea con fuerza con sus brazos. 
No me lo esperaba y eso hace que me sienta aún peor y mi llanto aumente. Me retuerzo contra su cuerpo sin fuerzas y me dejo caer en el suelo.
-No puedo más, Andrea, esto… puede conmigo…
-No digas eso, duele, pero con el tiempo aprenderás a vivir sin su presencia.
-¡Todo por mi culpa! ¡Está así por mi culpa! Si yo no hubiese cruzado esa maldita carretera… 
-Carolina, Lina, por favor, tranquilízate, va… -sus palabras suenan lejos, como un eco en mi cabeza.
-¡Déjame! ¡No puedo tranquilizarme! ¡Mi amiga se ha muerto! ¿Vale? ¡No tienes derecho a decirme nada! ¡¿Entiendes?!
-Está bien, ahí te quedas –se levanta con el rostro serio-. ¿Sabes qué te digo? Un consejo, si yo fuese tú, agradecería que alguien se preocupase por mí.
Eso, que se vaya, no quiero saber nada de nadie. ¿Total? Ya estoy acostumbrada a ir sola por el mundo, al fin y al cabo terminaría decepcionándome. Siento ardor en la boca del estómago y por un momento es una sensación nueva. Un sentimiento de añoranza, de arrepentimiento… que no soy capaz de controlar. 
El cuerpo de Andrea se difumina entre cientos de siluetas que se pasean por las calles y me pregunto si habré hecho bien. ¡Pues claro que no! Soy una estúpida. ¿Cómo le he dejado ir? Tiene razón, debería apreciarle más, realmente me ha salvado la vida. ¿Cómo puedo estar tan ciega? ¿Por qué dejo que las personas que valen la pena se vayan de mi lado? 
 
Por las calles de Milán (Andrea)
 
No sé por qué pierdo el tiempo con esta chica. Debería haber dejado que… No, no me atrevo a pensar eso y menos decirlo, mentiría. Es muy extraño lo que siento, pero es como si esa chica necesitase la ayuda de alguien y algo me estuviese obligando a ser yo esa persona. 
No nos conocemos ni de un día y siento su ausencia. ¿Quién puede creerse tal tontería? Es totalmente absurdo, pero es lo que realmente noto. Sus ojos se han clavado como puñales y su sonrisa hace que olvide mi fachada de tipo duro. ¿Cómo es posible que una desconocida haya conseguido adentrarse en mí? Siento el impulso de girarme e ir hacia ella de nuevo para consolarla, pero me obligo a quitarme esa idea de la cabeza.
Enciendo un cigarro y me pierdo en el humo que se olvida en el aire. Éste se consume y me recuerda a Lina cuando ha dicho que no podía más, que la situación podía con ella. 


(Pau, ya he corregido la falta en la última entrada, muchísimas gracias jajajaja)
Os dejo aquí el enlace al concurso de Nenna Unocuatro, ¡que hoy es el último día para apuntarse! (clic aquí) Y desde aquí también quiero volver a felicitar a Nenna, que hoy es su cumpleaños, ¡FELICIDADES! 
¡Un beso muy muy muuy grande! Espero que os guste :)

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Un amor que no consiguió ser fuego.

Sentados en esa mesa del café citado, había tantas cosas por decir que tanteaban el terreno con miedo a ser mal dichas. Hubiesen preferido un lugar más íntimo, pero no estaban para preferencias a esas horas de la mañana. Era un momento de movimiento ocasional, de volver a casa después de una larga noche de altos tacones y de empezar el día con un pesimismo inevitable. Pero ellos no formaban parte de ninguno de esos grupos, ya que probablemente el insomnio había sido el acompañante de ambos en la madrugada. 
¿Cuántas madrugadas perdidas en el olvido de sus mentes habían pasado en vela hasta ese momento? Demasiadas y eran las causantes de sus suspiros... Suspiros que no hacían más que fundirse con el calor del radiador que reposaba en la pared, a pesar del frío en sus manos. Le era casi imposible mirarle a los ojos, era como saltar por un precipicio con la certeza de que moriría al rozar el suelo, pero tenía la esperanza de que no ocurriese, de poder aferrarse a algo antes de caer. Y se aferró a un café que prefería estar solo, a una falsa sonrisa que se negaba a responder a cualquier estímulo, a una mísera máscara de teatro veneciano. 
Él también sabía que esa situación no era nada fácil, ninguno de los dos pensaba que cumplirían una promesa que se llevó el viento años atrás, una promesa que se arrojó a la basura junto a una bolsa llena de gritos desesperados. 
El paso del tiempo había cambiado sus perspectivas ante la injusticia de la vida y vivían sin pensar en la mañana siguiente. No recordaban sus nombres, pero esas miradas tímidas eran las mismas que se encontraron once años antes. Porque habían pasado once años desde la última vez que contaron estrellas, desde el último recuerdo común. Los años pesaban, eran una gran carga que se iba colocando sobre sus espaldas día tras día, evitando que pudiesen mirar atrás. Pero muchas veces se habían dejado tentar por el pasado y se habían abrazado a él como si éste pudiese cambiar de opinión y mejorar una vida que jamás sería modificada. 
PinterestEl café se estaba enfriando y todavía no habían conseguido soltar palabra, la aguja del gran reloj del local no paraba de bailar en círculos y sus bocas seguían selladas por un beso más que caducado. Mas, de repente, como si de un discurso se tratase, ella comenzó a pensar en voz alta y a dejar salir todos y cada uno de sus pensamientos incoherentes que vivían en su mente desordenados. Él fijó su mirada en aquel lunar característico de su mejilla y no consiguió articular palabra ante tal confesión. Ya no escuchaban el tic-tac del reloj ni los buenos días de los clientes. Ya no sentían sus latidos ni sus respiraciones nerviosas. Ya no se conocían ni los sentimientos florecían en la boca del estómago. Ya no encontraban razones para seguir reprochándose tiempos pasados. Ya no querían saltar por el precipicio ni arriesgar por una relación esperada. Ya no se sentían ellos mismos ni querían seguir buscando cenizas en un amor que no consiguió ser fuego. 

martes, 5 de noviembre de 2013

Amarrado a ti Capítulo 97

-No te culpes, a mí tampoco me gustan las despedidas. 
-Me hace ilusión que estés aquí, tenía ganas de verte –vuelve a decir, pero por primera vez me siento incómoda.
-Giulia es muy guapa… ¿Cómo os conocisteis? –intento cambiar de tema. 
Y me lo explica. Pero yo no presto atención a sus palabras, sólo me limito a observarle. Ha cambiado, es más maduro, diferente, con las ideas más claras. 
En cambio yo… Yo no siento nada. Todo ese amor que permanecía en mi cuerpo hacia él, ha desaparecido en cuanto me he cruzado con su mirada. Me alegro muchísimo de haberle vuelto a ver, pero sólo como amigo. Estaba enamorada de un recuerdo que ya no existía y me había estado engañando todo este tiempo, impidiéndome seguir adelante. Es como si todos esos lazos que me tenían sujeta a él, se hubiesen roto, como si ya no me sintiese amarrada a él. Sus ojos color avellana ya no me transmiten más que cariño ni me provocan esas famosas mariposas en el estómago. 
Y me siento aliviada. Es como si me hubiese desprendido del pasado, ése que me estaba torturando día y noche y no me dejaba volver a sentir. Le quería, en su momento le quería locamente, pero el tiempo había pasado y había cambiado todo sin que me hubiese dado cuenta. Vivía del pasado sin saber manejar el presente. Darío era el pasado y el presente era… Pablo. 
¿Había necesitado volar hasta Milán y verle solamente para darme cuenta de que a quién realmente quería era a Pablo? ¿Cómo he sido capaz de ser tan ingenua, tan tonta? El amor estaba delante de mis narices y no me había dado cuenta de ello hasta ahora.
-¿Dónde te alojas?
-En un hotel cerca de aquí –sonrío torpemente-. Eh, nos vemos luego, voy a comprar el billete de vuelta.
 
Me levanto de un salto y me alejo de allí, necesito encontrar un vuelo lo antes posible.
 
 
En una universidad de Barcelona (Pablo)
 
-Creo que deberías ir a buscarla- comenta Lucía, removiendo su café.
-No todo es como en los cuentos de hadas, Lucía, no es tan fácil.
-Sé que no es fácil, pero ¿qué te lo impide?- me mira fijamente esperando una respuesta coherente-. Ah, de acuerdo, tu orgullo.
-Lo nuestro se acabó y…
-¿La quieres? –va al grano.
-Sí, pero…
-Si la quieres realmente, no hay peros que valgan.
-Lucía, si ella decidió irse, fue por algo. Ella no quería estar conmigo.
-Pablo, ¿es que no lo entiendes? ¡Ella necesitaba enfrentarse a su pasado! Ese chico era una sombra que la había estado persiguiendo y necesitaba desafiar a los recuerdos.
-Pero ella le quiere a él.
-¿Quién te lo dice? Tal vez se da cuenta de que ya no siente nada.
-Tú misma lo has dicho: tal vez.
-Vamos, Pablo, no seas así de crío, ¡arriesga! Ve a buscarla, que vea que la quieres de verdad.
-No creo que sea buena idea…
 
 
Muy lejos de allí, cerca del parque Sempione (Carolina)
 
-¿Qué hacemos aquí?- río al ver el Castillo Sforzesco ante nosotros. 
-¿No te gusta?
-Bueno, es que estoy cansada de verlo casi cada día.
-Es lo que nos pasa a todos, nos acostumbramos a ver la belleza todos los días, que no la apreciamos como antes. Pero ¿sabes qué?
-Dime.
-Si nos fuésemos lejos un tiempo, la echaríamos de menos –susurra observando el castillo.
-¿Es una proposición? –suelto una carcajada.
-Oh, vale, no tengo una respuesta pensada para eso –ríe a la vez que sus ojos azules se clavan en los míos-. Aunque, bueno, no es mala idea.
-Me gustaría enamorarme…
-¿Es una proposición? –repite él, sonriendo.
-No creo que seas la persona más adecuada –me muerdo el labio.
-No, no lo creo, más que nada porque ya no creo en el amor- enciende otro cigarrillo.
-Oh, eso sí que no me lo creo. ¿Nunca has querido a ninguna chica tanto como para no poder vivir sin ella?
-No me gusta hablar de eso…

viernes, 1 de noviembre de 2013

Controlar lo incontrolable

TumblrImagínate dos personajes, chicos, chicas, rubios, morenos, pelirrojos, altos o bajos, nada importa aquí. Simplemente, imagínatelos a tu manera. 
¿Ya los tienes en tu mente? Perfecto. Ahora sitúalos en una época y lugar concretos. ¿Qué tal París en el siglo XVIII, o incluso tu barrio ayer mismo por la tarde? Eso tampoco importa, así que te dejo que decidas tú. Enciende la radio o tu reproductor de música y ambienta la escena. 
Los dos personajes creados se miran, expectantes, hasta reconocer esa canción que suena a lo lejos y el más extrovertido se acerca y le pide bailar. Tú también estás ahí, sentado no sé adónde (elige tú el lugar) a menos de un metro de la escena y sonríes ante tal curiosa situación. 
Ahora di en voz alta lo que te gustaría que dijese uno de los personajes, ¿no ves cómo mueve sus labios a la vez que tú? La reacción de la otra persona es predecible, claro, ya sabías lo que ocurriría, has sido tú quien los ha creado.
¿Pero sabes qué? Vivimos engañados por nuestra propia imaginación. Pensamos que podemos controlar sus vidas cuando son ellos mismos los que nos condicionan, los que nos caracterizan por cómo somos. Porque esos personajes se denominan prejuicios, y las palabras dichas no son más que pensamientos propios. Porque están dentro de nosotros y hablan cuando pensamos en ellos. Son un simple reflejo de la complejidad de la vida y nosotros los espectadores que intentamos dirigir algo incontrolable. 
Dirás que esto no tiene sentido, tal vez no lo tiene, pero, ¿sabemos leer entre líneas?


(Siento esta entrada, la verdad, no entiendo ni por qué la publico, pero hay muchas cosas de mí que todavía no entiendo)