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martes, 25 de septiembre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 40




No muy lejos de allí, de vuelta a casa (Mara)
 
-¿Qué vas a hacer esta tarde?- susurra Carlo en mi oído.
-Tengo que estudiar inglés- digo desanimada.
-Pues a mí se me da fatal, podrías venir a mi casa a ayudarme- sonríe pícaro.
-Me parece a mí que no debería, no puedo distraerme.
-Soy una distracción para ti- dice parándose en seco, serio. ¿Se ha enfadado?
-Eh, no, bueno, un poco, pero Carlo, sabes que en plan bien, o sea, me encanta estar contigo, pero, prefiero… estudiar… sola- digo no muy convencida de mi respuesta. Carlo ni se inmuta, me observa en la distancia. Finalmente deja salir una sonrisa de su boca- Creía que te habías enfadado.
-Qué tonta eres- ríe, abrazándome por la espalda y le doy un beso en la mejilla. 
Alzo la vista y me encuentro con la mirada de una chica conocida. Me mira seria unos segundos, luego aparta la mirada hacia el suelo y sigue andando. Hace que me sienta como una mierda. Llevo tres días sin hablarme con ella y se me ha hecho eterno. No puedo mirarla y saber que no me dirige la palabra. No le faltan razones para odiarme, la verdad. 
-Vaya mierda- susurro, aún entre sus brazos.
-No estés mal, todavía está enfadada, pero ya se le pasará y lo entenderá, ya verás- me acerca más a él y no puedo evitar que se me escape alguna que otra lágrima. 
-Ojalá tengas razón.
-Siempre tengo razón- mira al frente, sonriendo, con aires de superioridad. Me lanza una mirada fugaz de reojo. Me limito a poner cara de póquer-. Lo siento, me lo has puesto a huevo- suelta una carcajada.
-Qué gracioso estás hecho- digo irónica.
-Lo sé, y también sé que te gusta- me sonríe, acercándose a mi rostro.
-¿Ah sí? ¿Tan seguro estás de eso?
-Claro, de eso y de todo.
-¿De todo? ¿Cómo qué?- sonrío.
-Pues mira, por ejemplo, estoy seguro de que te quiero- se acerca un poco más y me da un rápido beso, evitando que pueda decir nada.
-Más te vale- sonrío, sin separarme de él.
-¿Es una amenaza?
-Llámalo como quieras- le observo fijamente.
-Amenaza- sonríe.
-Idiota- le doy un golpecito en el hombro.
-Me encanta cuando me llamas así- se acerca.
-¿Te gusta que te digan idiota?- pregunto sin entender.
-Sólo si me lo dices tú.
-Idiota- susurro, poniendo los ojos en blanco.
Carlo suelta una carcajada y me da otro beso. Es idiota a veces, pero es mi idiota y me encanta cómo es. Seguimos andando, hasta llegar a mi casa. Allí nos despedimos con otro beso.
-¿De verdad que no quieres estudiar conmigo?
-No es que no quiera, es que no debo.
-Bueno, si te arrepientes, llámame- sonríe, dándome otro beso y dándose la vuelta.
Le observo mientras se va y sonrío abriendo la puerta. Me sorprendo al ver a mi madre justo delante.
-¿Qué hacías ahí afuera?- pregunta algo alterada.
-¿Has estado espiando?- no me lo puedo creer.
-Era el hijo de Marcello, ¿verdad? ¿Estáis juntos?
-Sí, sí que es.
-¿Es tu novio?
-Oh, mamá, déjame por favor, es sólo un amigo.
-¿Un amigo? Mara, a un amigo no se le da un beso- se lleva las manos a la cabeza-. ¡A mí no me engañas!
-¡Entonces no me preguntes!
-¿He oído bien?- interviene una tercera voz femenina, ¡la que faltaba!- ¿Mi hermanita tiene novio?
-¡Oh! ¡Dejadme las dos!- digo mientras subo los escalones que llevan al piso de arriba.
Se escuchan risas abajo. Cuando se juntan las dos no hay quien las pare. En cuanto baje me empezarán a preguntar. Suspiro, encendiendo la radio. 
 
Ya en casa (Aroa)
 
Dejo caer las llaves en el cajón de la entrada y me miro al espejo. Ha sido una tarde increíble, no puedo negarlo, pero algo me impide ser realmente feliz. No necesito buscar qué es, lo sé de sobras. Me odio por pensar en él, por no saber dejarlo atrás, en el pasado. Cierro la puerta de mi habitación y me siento en el borde de la cama. ¿Cuándo conseguiré olvidarle? ¿Cuándo dejaré de quererle? A veces creo que nunca lo conseguiré, que es imposible. Pero necesito intentarlo, no quiero que esté siempre en mi cabeza. Pero es que le echo tanto de menos… Le necesito aquí… Aunque sea sólo como un amigo, sólo verle, hablar con él…
 
Estudiando inglés (Mara)
 
-¿Se puede?- dice mi hermana entrando por la puerta.
-Ya estás dentro- la miro, esperando a que diga algo.
-¿Desde cuándo estás con ese chico?
-¿Ya vienes a hacer tu interrogatorio?- pongo los ojos en blanco.
-Vamos, Mara, cuéntamelo, te prometo que no se lo digo a mamá, yo también he tenido tu edad, sólo te saco tres años, sé lo que es.
-Una semana, pero ya estuve con él antes del verano- susurro.
-¿Y por qué lo dejasteis?- dice preocupada.
-¡Eso no te lo voy a decir!- me doy la vuelta y observo mis apuntes.
-Está bien- resopla, levantándose de la cama y saliendo de la habitación.

Viernes por la noche…
 
En el estudio de un bar (Darío)
 
-¿Estás nervioso?- dice Giulia, mirándose al espejo, dándose los últimos retoques.
-Un poco- sonrío a la imagen que refleja el espejo- ¿Tú, estás nerviosa?
-No, no es la primera vez que lo hago- dice dándose la vuelta y mirándome.
Lleva una camiseta blanca de tirantes ceñida y unos pantalones negros cortos. En los pies, tacones. Yo llevo una camisa azul cielo y unos tejanos oscuros. Dentro de cinco minutos tendremos que salir al pequeño escenario. Suspiro, sujetando la guitarra con una mano. Giulia me dedica una bonita sonrisa.
-Tranquilo, saldrá genial- dice antes de abrir la puerta. 
La sigo. Subimos los cuatro escalones que llevan al escenario y miro al público. Al menos habrá cincuenta personas. Creía que vendría menos gente. ¿Ese es Andrea? Oh, no, ya le vale. Me saluda con la mano, me limito a sonreír. Donato sube un momento y nos presenta, diciendo la canción que vamos a cantar. También nos desea una buena noche a todos. El reloj marca las doce en punto. 
Me siento en el taburete y coloco la guitarra sobre mi pierna. Le lanzo una mirada a Giulia y empiezo a tocar. Ella se acerca a mí y apoya su mano en mi hombro, mientras que con la otra sujeta el micrófono. Empezamos a cantar, aislados del público, como si estuviésemos solos. No existe nadie más, sólo estamos nosotros dos. Sus ojos azules brillan como nunca, bajo la luz tenue de los focos. La miro de vez en cuando, mientras que ella no me quita ojo. Una vez acabada, me levanto, colgando la guitarra en mi espalda. Observo a Giulia que está a escasos centímetros de mí y luego lanzo una mirada al público. Doy las gracias a la gente que ha venido a vernos y bajo las escaleras, de vuelta al estudio. He tenido que bajar rápido, tenía unas ganas inmensas de besarla y no debía hacerlo, tenía que apartarme de ella. No entiendo por qué me pasa esto, ya pasó, debo olvidarlo.
-¡Qué rápido te has ido!- Giulia entra en el estudio.
-Me he mareado- miento.
-¿Estás mejor ya?- se acerca.
Asiento con la cabeza. Se sienta a mi lado, en silencio.
-Ha quedado muy bien, ha sido increíble- sonríe, mirando al frente. Nos quedamos en silencio, apartados del ruido del local.
-¿De verdad estás bien?- insiste, preocupada. Me pongo de pie.

¡Hola! Perdón por no publicar ayer, he estado con fiebre y no he podido coger el PC...
Pero bueno, aquí está :D La canción que he puesto es una que me gusta mucho, bueno, la verdad es que todas las que pongo me encantan, pero hay algunas especiales :) ¡Ah! Por cierto, dentro de muy poquito, justo UN MES... este blog... ¡¡¡¡hará un añito!!!! :D
Soy mala eh, en este capítulo tampoco se sabe qué habrá decidido Darío... ¿Qué creéis que hará? ¿Volverá a España para ver a Aroa o seguirá jugando al fútbol en Milán? 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Cosa de dos

Fotos del muroEl tiempo pasa, quizá mucho más rápido de lo que quisiéramos. Cambia la forma de ver las cosas, nos cambia a nosotros mismos. Mucha gente entra en nuestras vidas, pocas se quedan, pero las que lo hacen, son las que realmente valen la pena, las que aguantan a pesar de tus defectos, de tus berrinches, las que saben que no somos perfectas. Otras se van, por malentendidos, peleas, falta de comunicación o incluso por ninguna razón. Por ninguna razón... Suena cómico... No entiendo cómo puede ocurrir, pero muchas veces es lo más frecuente. Se van, así sin más, sin tan sólo avisarte, desaparecen sin dejar rastro. Saben que moverás cielo y tierra para encontrarlas, pero aún así no hacen nada. Viviremos siempre con la incertidumbre de saber por qué se fueron, sin obtener respuesta alguna a tantas preguntas. Pero, ¿vale la pena? ¿No debería ser algo mutuo? Damos demasiado sin obtener nada a cambio, no me refiero a lo material, en absoluto, quiero decir que damos demasiado de nuestra parte por seguir adelante cuando la otra persona no tiene ni el más mínimo interés en conseguirlo. No, no vale la pena. Es cosa de dos, no de uno solo. Aún así, cuando pierdes a esa persona sientes un gran vacío y llegas a una etapa de tu vida en la que no avanzas, sólo esperas a que alguien o algo te dé motivos para seguir andando, una pequeña meta que te dé un poco de vida, que convierta tu cielo gris en un arco iris. 

¡Buuuuueeeeeeeeeeeeeenas!
¿Cómo estáis? Buf ya han empezado las clases, de momento son un poco light, pero ya veremos cómo son más adelante :S Echo muchísimo de menos el verano, salir, etc. Boh, me siento como si estuviese enferma, ¡sin salir el fin de semana! Hoy estoy hecha un asco, sólo de pensar que mañana vuelvo con la rutina otra vez me pongo mala :( Eso sí, menos mal que ya no vamos por las tardes, al menos no se hace tan pesado jaja Bueno, os dejo de martirizar con mis comentarios pesimistas jajaja Pronto subiré el siguiente capítulo :)
¡Un beso!

martes, 18 de septiembre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 39




-Quizá no debería preguntarte esto, pero- hace una pausa- ¿tienes algo con Pablo?- dice arrastrándome hasta un banco cercano. 
Me mira a la espera de una respuesta, ansiosa. Sus ojos me dan confianza. ¿Debería contárselo? Es buena chica. Sí, no pasaría nada. Río, nerviosa.
-¿Sí?- vuelve a preguntar. Bajo la cabeza, ruborizándome- ¡¿Sí?!- muevo la cabeza, en señal de asentimiento-. ¿Desde cuándo?- sonríe de oreja a oreja.
-Desde el sábado- me muerdo el labio inferior.
-¡Aish! Me alegro muchísimo, ya sabía yo que algo había- ríe.
-¡Pero sht! No lo sabe nadie, es todavía muy pronto, además, creo que todavía es pronto para decir que tengo una relación con él- sólo de recordarlo siento un cosquilleo en el estómago.
-Tranquila, no voy a decir nada. Sé lo que es empezar una relación con alguien. Gracias por contármelo, siempre se necesita a alguien para poder hablar de ello- sonríe.
Río. Mi móvil suena en un compartimento de mi bolso. Lo busco lo más rápido que puedo y veo que es un mensaje. Sonrío como una estúpida al ver su nombre. “Siento haberme despedido así, ¿nos vemos esta tarde en el Parc del Clot a las 6?
-¿Es él?- pregunta mirándome a los ojos.
-¡Sí!- sonrío, enseñándole el mensaje.
-Joder… Yo también quiero empezar de nuevo con mi novio- dice con pena.
-¿Por qué?- la miro preocupada.
-Porque ya llevamos dos años juntos y cada vez es más monótono, tengo la ilusión, pero ya es algo normal en mi vida, ya no me pongo nerviosa- sonríe, con la mirada perdida.
-Quizá deberíais daros un tiempo.
-No lo sé, tengo la esperanza de que sólo sea una mala racha. Él también ha empezado la universidad, se fue a Tarragona hace unos meses y sólo nos vemos los fines de semana. Espero que no se canse de venir y decida quedarse allí. 
Le doy un abrazo en señal de apoyo.
-Ya verás cómo no, que todo acaba bien- le sonrío, dándole ánimos. Se le dibuja una leve sonrisa y baja la mirada al suelo.
-Anda, contéstale, que está esperando- dice recordándomelo.
-¡Ah!- río-, ¡no me acordaba!- digo escribiéndole que allí estaré.
Nos levantamos del banco y vamos hacia la cafetería.
 
 
 
 
De camino al entreno (Darío)
 
Dentro de una hora debo darle una respuesta a Leo. Creo que lo tengo bastante claro, pero todavía tengo dudas. No quiero arrepentirme luego. Sé que no importa qué decisión tome, en las dos deberé acabar con un sueño. Si escojo la opción de seguir en el club sé que no podré ver a Aroa estas navidades, pero, si decido no seguir para ir a verla, perderé la oportunidad de jugar al fútbol. Estoy muy nervioso, no sé cómo se lo voy a decir, ni cómo me voy a sentir en ese momento. Una hora, una hora para tomar las últimas decisiones, para elegir mi futuro. El problema es que echo mucho de menos a Aroa, tengo ganas de verla, de mirarle a los ojos, de volver a sentir, de intentarlo de nuevo con ella. Pero, ¿y si ella ya ha rehecho su vida? ¿Y si ya se ha vuelto a enamorar? Pero no puede ser, me dijo que me quería, aunque puede haber cambiado de idea. 
-¡Darío!- dice alcanzándome.
-Hola Andrea- sonrío al verle.
-¿Has tomado ya una decisión?
-Lo sabré cuando se lo diga a Leo- bajo la mirada.
-Vamos, tampoco es tan difícil- abre los brazos, arqueando la espalda hacia atrás.
-Es más difícil de lo que crees- suspiro.
-Ah, bueno, claro, que allí en España tienes a esa chica, ¿cómo se llamaba? ¿Alma? ¿Alba?- dice pensando.
-Aroa- aclaro.
-¡Ah! Sí, eso, Aroa- se lleva las manos a la cabeza-. Pero tío, ya ha pasado más de un año, ¿no crees que ya ha pasado demasiado tiempo como para que pueda pasar algo otra vez?
-No lo sé, ojalá lo supiese, pero es que necesito verla.
-Pero también quieres entrenar.
-Exacto- chasqueo.
-Bueno, tío, decide lo que más ganas tengas de conseguir.
-Gracias- sonrío.
Entramos en las instalaciones, hasta llegar a los vestuarios. Faltan diez minutos para que empiece el entreno. Voy al lavabo y me mojo la cara, refrescándome las ideas. Necesito tenerlo todo claro, aunque sea casi imposible en estos momentos.
 
 
Muy lejos de allí, en el Parc del Clot (Aroa)
 
Suspiro, sentándome en un banco. Aún faltan cinco minutos para las seis, pero me apetecía pasear un poco y tomar el aire. Miro al suelo y aunque no quiera, antes de que pueda evitarlo, la imagen de Darío se me aparece en la cabeza. ¿Qué estará haciendo ahora? Navidades… Ya no queda tanto… Si soy sincera, me encantaría verle. Aunque hayan pasado muchas cosas, aunque haya conocido a Pablo, Darío sigue estando aquí, en mi corazón y sé que ni el tiempo lo borrará. ¿Qué si siento por él todavía? No me voy a engañar, sí, pero Pablo ha conseguido disminuir ese sentimiento.
 
-¡Ah!- doy un salto en el asiento, al notar cómo unas manos me tapan los ojos, con delicadeza. 
Huelo e inspiro su aroma, mi droga. Sonrío, aún con los ojos cerrados. Pablo se aparta un poco y me mira, esperando a que yo diga algo. Me limito a seguir sonriendo, eso sí, ahora ya con los ojos abiertos. Él me dedica una de sus increíbles sonrisas y se acerca un poco más, uniendo nuestros labios. 
-No te has asustado ¿verdad?- dice a escasos centímetros.
-Sólo al principio, pero he reconocido tu olor- reímos a la vez.
-¿Mi olor? ¿Y huelo bien?- sigue riendo. Acerca su cuello a mi cara.
-Mmmm- digo dándole un beso en el cuello-, sí-río, mirándole a los ojos.
-Siento haberme ido así esta mañana- dice cambiando de tema- ¿Estás enfadada?
-¿Me ves cara de estar enfadada?- sonrío.
-No lo sé, sois así todas. Parece que estáis bien pero nos estáis insultando por dentro.
-¡Mec! ¡Error! ¿Todas? Yo no soy como todas.
-Tienes razón, tú eres mejor que ninguna otra-ríe-. ¿Me perdonas?
-Em…- hago que pienso-, sólo si me das un beso.
Pablo se acerca a mí sonriendo y roza sus labios con los míos. Me aferro a su cuello, mientras él me acaricia la espalda. Me siento culpable por haber pensado antes en Darío. Pablo no se lo merece, es un chico increíble, le quiero. Le quiero… ¿Yo he dicho eso en mis pensamientos? No me lo puedo creer. Pablo ha entrado de lleno en mi vida y no me arrepiento de ello.
-¿Me perdonas ahora?- se separa unos centímetros de mi boca.
-Sabes que sí- sonrío, perdiéndome de nuevo en sus besos.
 
 
En un campo de fútbol (Darío)

-Hola- saluda Leo, con una leve sonrisa en el rostro. Sabe que debe ser amable conmigo por si decido seguir- ¿Ya lo has decidido?
-Sí, creo que sí- suspiro.
-¿Crees? Yo necesito que estés seguro.
-Sí, lo estoy, pero son los nervios- trago saliva.
-Vamos, ¿nervios?- ríe. Me extraña su reacción.
-Sí, no es nada fácil escoger una de las dos.
-Está bien, pero tienes que tomar una decisión, no todas son fáciles.
-Ya- chasqueo, bajando la mirada-, pues verás- hago una pausa, mirándole a los ojos, sabiendo lo que voy a decirle.

martes, 11 de septiembre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 38




Giulia empieza a cantar, mirándome de vez en cuando. Alzo la vista y me encuentro con sus ojos azules. Sonrío al ver que no aparta la mirada, ella también lo hace. 
-So many adventures couldn't happen today, so many songs we forgot to play, so many dreams are swinging out of the blue, we let 'em come true.- canto yo solo, bajo la mirada expectante de Giulia. 
-Forever young, I wanna be forever young. Do you really want to live forever, forever, or never?
Ahora es ella la que canta y yo la observo. No me he dado cuenta y he dejado de tocar, ella está cantando a capella. Lo hace sonriente, risueña, mirándome fijamente a los ojos, cantando sólo para mí. Cuando acaba, aplaudo sin dejar de mirarla y ella me da un suave golpe en el hombro. Hago que me retuerzo, y al abrir los ojos, me encuentro con los suyos a escasos centímetros, entre risas. Trago saliva y siento un cosquilleo en el estómago. 
-¿Qué chicos, cómo va?- dice Donato entrando por la puerta. Me aparto rápidamente de su hija y me encojo de hombros. Giulia me mira un segundo y luego se dirige a su padre.
-Muy bien- sonríe-, no es muy difícil y nos sale bastante bien.
-Bueno, pues, mañana será otro día, podéis iros ya, yo me quedo un rato más, luego cerraré. 
-Está bien- asiento, levantándome del taburete a la vez que Giulia. Ella se abriga y sale del estudio, despidiéndose con un adiós. Yo salgo después de ella.
-Te acompaño a casa si quieres, es tarde- digo alcanzándola.
-No te preocupes, no hace falta que te molestes.
-No, no es molestia- sonrío-. Te acompaño.
-Está bien- sonríe, cerrándose el abrigo y saliendo del local.
Son ya las doce de la noche y no hay nadie por la calle, están totalmente desiertas.  Las farolas iluminan algunos tramos de la acera, en grandes círculos de luz. Todo está en silencio, sólo se escucha el repiqueteo de sus tacones en el suelo. La observo de reojo. Está encogida, con las manos en los bolsillos y la cabeza ligeramente agachada, mirando al suelo, escondiendo su boca bajo el pañuelo que cubre su cuello contra el frío. Ella se da cuenta de mi mirada y se gira hacia mí, sonriendo unos segundos. Luego vuelve a fijar sus ojos en la acera. 
-¿De qué parte de España eres?- pregunta, rompiendo con el silencio.
-De Barcelona, está en Cataluña, ¿te suena?- digo sonriendo.
-Sí- dice sorprendida-, yo fui este último verano allí de vacaciones con mi familia.
-¿Ah sí? Pues vaya, qué casualidad.
-Sí- sonríe-, bueno, ya hemos llegado- hace una pausa mientras busca las llaves-. Gracias- dice subiendo el escalón que lleva a la puerta-, ya nos veremos, supongo que mañana.
-Sí, ya nos veremos- sonrío, levantando la mano en señal de despedida. 
Ella se gira un instante para mirarme y sonríe, cerrando la puerta justo después. Suspiro. Es extraño, no quería que cerrase la puerta. Y es que no puedo quitarme la imagen de ella bailando delante de mí. ¿Realmente quiero olvidarme de ello? Suspiro, y es que no encuentro la respuesta. Empiezo a andar de vuelta a casa, en silencio, pero tranquilo, sin ganas de llegar, me gustaría dar vueltas toda la noche sin rumbo, perdiéndome por esta ciudad, pero no debo, mañana tengo que entrenar y decirle a Leo si acepto su propuesta o no. Si digo la verdad, todavía no sé qué voy a hacer. Tengo tantas dudas en mi cabeza que ya no sé ni qué pensar. 
 
 
Al día siguiente, en una universidad de Barcelona (Aroa)
 
-Creo que el examen será muy largo, tengo esa sensación- Lucía no para de mirar sus apuntes y de vez en cuando asoma su cabecita entre las hojas de libreta.
-Vamos, no creo que sea para tanto- suspiro, relajada por la situación.
-No lo sé, pero es mi primer examen en la universidad, ¡no lo quiero suspender!- se tapa la cara con los apuntes, estresada de tanto estudiar.
-También es el mío- río-, vamos, relájate o te quedarás en blanco.
-Uh, vaya, así ayudas mucho eh- dice irónica Lucía.
-Soy realista- río, guardando mis apuntes en la carpeta y levantándome de la mesa de la cafetería.
Lucía hace lo mismo mientras mira el reloj. Son las doce y veinticinco. Dentro de cinco minutos empieza el examen. Salimos de la cafetería y andamos por los pasillos en busca del aula. Es la 54.
-¿Preparadas?- se acerca Pablo, rodeando mi cintura con el brazo. Está guapísimo. Lleva una camiseta azul marino con letras en el centro en blanco y azul claro, que resalta su moreno. Abajo, unos tejanos claros rasgados y unas bambas negras. 
Lucía niega con la cabeza, ha estudiado mucho, pero está demasiado preocupada, no para de decirse que va a suspender. Yo me encojo de hombros, tranquila.
-¿Cómo estás? ¿Nerviosa?- susurra Pablo en mi oído, cuando se aleja Lucía.
-No, pero ahora me estás poniendo tú nerviosa- susurro al ver que él está demasiado cerca.
-¿Ah, sí?- me limito a asentir, a escasos centímetros de su boca. Pablo me roba un beso unos segundos antes de que Lucía se gire y me mire preocupada. Disimulo y le hago una señal de suerte, elevando el pulgar. Entramos a clase y me separo de Pablo.
-Suerte- puedo leer sus labios a unos metros y sonrío como una tonta. Me dedica una de sus increíbles sonrisas y me pierdo en sus ojos casi negros.

Dos horas más tarde…
 
-¡Aiiiish!- suspira Lucía, contenta-, ¡Me ha ido muy bien! Ha sido ver el examen y se me han quitado los nervios, ¡lo he contestado todo!- grita eufórica- ¿A vosotros cómo os ha ido?
-Pues yo me he dejado una pregunta- contesta Pablo con menos entusiasmo que Lucía-, pero en general no me ha ido mal, ¿y a ti?- me mira, sonriente.
-Eh… Bien, bien, mejor de lo que pensaba- le sonrío como una estúpida y Lucía se da cuenta de mi gesto. Ella me lanza una mirada fugaz, suplicándome que luego le cuente lo que siento por Pablo. No puedo evitar sonrojarme y bajo la mirada, mirando al suelo. Él también se percata de su observación.
-Bueno, chicas, debo irme, ya nos veremos- me lanza una mirada disimulada. 
Yo le miro esperando a que me diga algo más, pero se gira y se va. Joder… Podría haberme hecho alguna señal para quedar luego, no podrá o quizá no quiere… No, no, no puede ser, seguramente lo habrá hecho para disimular, para que no se notase, sí, seguro que es eso. Alzo la vista y me encuentro con los ojos de Lucía, abiertos como platos.

sábado, 8 de septiembre de 2012

¡Premio!+Concurso CPP

¡¡Hola!!
¿Cómo estáis? ¿Ya preparados para empezar las clases?
Esta entrada la hago especialmente para dar las gracias a *_::AnNa CuLleN::_* por nominarme en su blog :)
Son detalles que realmente alegran el día, de verdad,¡ muchísimas gracias! Detalles que te ayudan a seguir adelante, que son el motivo por lo que sigues escribiendo, como cada uno de los comentarios que me van llegando con vuestras opiniones, de verdad, se agradecen muchísimo :D Bueno, no me enrollo mucho más, sólo avisaros también de que la semana que viene, viernes día 14 de setiembre, hay un concurso a nivel nacional, que lo lleva a cabo Blue Jeans (escritor de Canciones para Paula, ¿Sabes que te quiero?, Cállame con un beso y Buenos días, princesa). Consiste en encontrar un capítulo nuevo de Canciones para Paula, que sólo leerán los que lo encuentren. Blue Jeans ha pedido a chicas y chicos de cada ciudad que escondan ese capítulo, yo soy una de las representantes de mi ciudad, cosa que me hace también muy feliz :) Aquí os dejo las normas del concurso: EN BUSCA DEL TESORO

Bueno, voy a contestar a las preguntas que Anna me ha hecho :)
1. Defínete con tres palabras
Sencilla, vergonzosa y risueña.
2. ¿Tienes un amor platónico? Si tienes, ¿cuál es?
Jajaja Bueno, amor platónico la verdad no tengo, sólo espero que llegue la persona adecuada :)
3. ¿Cuál es tu mayor sueño?
Pues apartando todo lo material y lo profesional, creo que lo más importante y necesario, es ser feliz :)
4. ¿Dónde te gustaría vivir?
Ciudad, Barcelona, me encanta, ojalá algún día consiga irme allí a estudiar, Pau (uno de mis seguidores y amigo) lo sabe muy bien jajaja
5.¿Dónde te ves dentro de 10 años?
¡Buf!10 años son mucho tiempo eh jaja Pues no sé, me gustaría poder estar en Barcelona como he dicho antes, trabajando de lo que me gusta y con muchos proyectos entre manos.
6. Si pudieras pedir lo que fuese... ¿qué sería?
Poder demostrar a la gente que puedo hacer lo que quiero con mucho esfuerzo y conseguirlo.
7.Dime tu palabra preferida... :D
Estoy pensando jaja buf, no sé, em... TONTO jajajaja
8. Tu número preferido.
El 4 sin duda.
9. Tu cantante ideal.
Despistaos en conjunto, para mí el mejor grupo :)
10. Tres características que tu chico debe tener sí o sí...
Que me sea sincero desde el principio, que no se deje llevar por lo que los demás le digan y se centre sólo en nosotros y, por supuesto, que me quiera :D

Y bueno, ahí van mis preguntas :D
1. ¿Qué crees que es lo más importante en la vida?
2. ¿Crees que la distancia es un impedimento a la hora de tener una relación?
3. Si te dejasen comer sólo una cosa, ¿qué escogerías?
4. ¿Qué prefieres. una buena película o una serie?
5. ¿Te gusta leer? Si es así, dime cuál es tu libro preferido :)
6. ¿Qué prefieres, la noche o el día?
7. Una canción que te identifique en este momento y por qué :)

Nomino a TODOS  mis seguidores, eso sí, avisadme de que las respondéis, ¡me gustaría saber las respuestas! ¡Un beso! Gracias por leerme :D

lunes, 3 de septiembre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 37




Al día siguiente...
 
Abro los ojos de golpe y me sobresalto. El sol entra por la gran puerta de cristal, iluminando el salón. Recuerdo lo que pasó ayer, me estremezco. Subo las escaleras, en busca de algo que ponerme, todavía llevo el bikini. Me pongo otro de color azul claro y una camiseta blanca de tirantes encima, junto a unos pantalones tejanos hasta medio muslo. Carolina no está en la habitación. ¿Dónde se habrá metido? Bajo a la cocina, en busca de un poco de leche, pero tampoco hay nadie. Saco un cartón de leche de la nevera y lleno un vaso. Me lo bebo tranquilamente, sentada en un taburete. Lo llevo a la fregadera y salgo al patio. Davide está en la barbacoa, hay algunas personas en la piscina bañándose y otras tomando el sol. 
-Davide, ¿dónde está Carolina?- le pregunto.
-Me dijo que se iba a dar un paseo por los alrededores, ya pronto vendrá, ha salido con Mauro.
-¡Ah, OK! Gracias- digo alejándome.
-Mara, ¿estás bien?- dice preocupado.
-Sí, gracias- sonrío, entrando de nuevo al salón. 
Subo las escaleras, pensando en Carolina. Algo me dice que va a pasar algo entre Mauro y Carolina. Ya le preguntaré a ella. Subo hasta la terraza y salgo afuera. El viento me alborota el pelo, pero no hace frío, se está bien, camino hasta la barandilla. Se ve toda la montaña, las vistas son increíbles. Saco mi mp4 del bolsillo y le doy al “play”. Suena “il regalo più grande” de Tiziano Ferro. Nuestra canción. 
La tarareo con los ojos cerrados. Es tan bonita... 
-Mara, ¿mi perdonerai?
-¿Debería?- me quito un auricular. No recibo ninguna respuesta-. No hace falta que respondas, no, no debería perdonarte. Vuoi sapere perchè?- no contesta-. Porque eres un imbécil- le doy una bofetada y me voy.
-Mara, ti amo! Perdonami!
-Vete a la mierda, stronzo!- le levanto el dedo corazón, a la vez que entro a la casa- Bugiardo!
Bajo las escaleras y voy hacia mi habitación, llorando, dejándome caer sobre el colchón. 

Actualidad. Al día siguiente, en un bar, a las seis de la tarde (Darío)
 
-Darío, dentro de cinco minutos vendrá mi hija para ensayar contigo la canción que cantaréis juntos el viernes por la noche.
-Está bien, pero, ¿quién se va a quedar a cargo del local durante el tiempo del ensayo?
-No te preocupes por eso, yo me encargo- sonríe, dejándome solo en el estudio.
Saco mi guitarra, me coloco bien el gorro y empiezo a probar acordes, no sé qué canción vamos a tocar, pero de mientras, voy a ir ensayando para la universidad. 
 -A la terra humida escric, nena estic boig per tu... Em passo els dies esperant la nit...- Tarareo. Escucho cómo la puerta se abre y entra alguien al estudio.
-Hola, ¿tú eres con quién debo cantar el viernes?- dice una voz femenina bastante conocida. Me sobresalto al escucharla hablar y paro de tocar, avergonzado.
-Sí, soy yo- digo girándome para que me vea.
La chica de pelo castaño se queda parada, mirándome sorprendida y veo cómo se le suben los colores. 
-Darío, te presento a mi hija, Giulia- dice Donato entrando al estudio. La miro un instante, con un intento de indiferencia-. Bueno, os dejo para que vayáis ensayando, que quiero que la noche del viernes sea perfecta, la canción la he escogido yo, espero que os guste- dice alejándose.
Los dos nos quedamos en silencio. Giulia se quita el abrigo y lo deja encima de la batería. Saca de su bolso unas partituras y me entrega la mitad de ellas. “Forever Young” de Alphaville. La toqué hace unos años en el instituto. La partitura no es muy difícil, creo que saldrá bastante bien si la ensayo.
Me siento bien en el taburete y empiezo a tocarla, dejándome llevar por las notas en mis dedos. 
-Let's dance in style, let's dance for a while heaven can wait we're only watching the skies hoping for the best, but expecting the worst, are you gonna drop the bomb or not?- Empieza a cantar flojito Giulia a la vez que yo voy tocando. Yo la sigo y acabamos cantando los dos juntos el estribillo. 
Está sentada a mi lado, inmersa en la partitura. Es muy guapa. Recuerdo lo que pasó el viernes y me arrepiento de haberle hecho eso, debo pedirle disculpas, los dos estábamos borrachos y nos dejamos llevar sin pensar en lo que podría ocurrir después. Toco los últimos acordes y respiro hondo, dejando el estudio en silencio de nuevo. Ha quedado muy bien y sólo la hemos tocado una vez, estoy muy sorprendido. Giulia mira al frente, sin saber qué decir, enseñando una leve sonrisa. 
-Perdona- susurro, entre dientes. Giulia me mira arqueando una ceja.
-¿Por qué?- pregunta sin entender-. Lo has hecho bien.
-No me refiero a la canción- hago una pausa-. Perdona por lo del viernes- Giulia agacha la cabeza y mira al suelo.
-No tienes por qué pedirme perdón, pasó y ya está, tú no tienes la culpa- me mira a los ojos, diferente, sincera.
-Es que me siento mal, ¿tú te arrepientes?- tarda en contestar.
-Digamos que fue extraño- se aparta el flequillo con un ágil movimiento, enseñando una sonrisa nerviosa-. ¿Tú te arrepientes?
-Digamos que fue extraño- repito su frase, soltando una carcajada. Ella también ríe.
 Sus ojos azules se clavan en los míos, inocentes, sonrientes. No puedo evitar sonreír. Me avergüenzo al pensarla en el baño del pub. Fue eso, extraño. Mis ojos se fijan unos segundos en sus labios, los que me conquistaron el viernes, en los que me dejé llevar. Siento una fuerte atracción hacia ella, desearía besarla ahora mismo. Pero, ¿qué me pasa? No, no, no… No debo pensar eso. Eso ocurrió en su momento, pero ya está. Nuestros brazos están pegados y siento su piel contra la mía. Me viene de nuevo la imagen del viernes. Me estremezco y ella lo nota. Aparta la mirada y vuelve a fijar sus ojos en la partitura. Está diferente a aquella noche, en realidad es más tímida, es como cuando la vi en la universidad, esa es la verdadera Giulia, no la del pub. 
 -¿Probamos otra vez?- dice.
¿Quiere que vuelva a ocurrir? Me sonrojo.
-La canción digo- aclara, al ver mi cara de sorpresa-. Ensayémosla una vez más- dice recolocándose en su taburete, al lado del mío. 
-Sí, claro- empiezo a tocar la melodía. ¡Qué estúpido!

¡Hola!
¿Cómo estáis? Es una pena que ya se esté acabando el veranito eh, con lo bien que se estaba jaja
Gracias por vuestros comentarios :)
¡Un beso!