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viernes, 5 de octubre de 2012

El silencio

Pasea por las calles solitarias, buscando una razón por la que llevar a cabo esa idea que últimamente ronda por su mente. El anochecer se está retrasando, está llegando el buen tiempo y el cielo todavía es de un azul claro, característico de mediodía. Pero ya son las siete de la tarde. Observa pasar una pareja de ancianos y se lleva las manos a los bolsillos, cobijándose de tal amor. Ya no cree en él, no confía en que llegará esa persona, quizá es verdad que existe, pero pocas personas son las afortunadas que lo tienen para siempre. Él no duda que lo haya sentido muy cerca, creyó tener ese amor entre sus brazos, pero se le escapó en un suspiro. ¿Quién tuvo la culpa? Ninguno, no supieron aprovechar, pero se dieron cuenta a tiempo de que no eran tal para cual. Resopla, colocándose la capucha de la sudadera, tapando su corta melena despeinada. Quiere aislarse del mundo, desaparecer, pero sabe que eso es imposible, se conforma con poder pasear tranquilo un domingo por la tarde. Últimamente es lo único que hace, pasear. Llega al final del trayecto, un pequeño parque con un estanque. No pretende quedarse mucho tiempo, pero sí el suficiente para relajarse. Allí fue donde la vio por última vez, donde terminó con aquella relación, en ese mismo banco. Se sienta y saca el móvil, ni un mensaje. Realmente no le importa, sabe que no recibirá ninguno que sea de ella, como mucho alguno de propaganda para cambiar de compañía telefónica. Odia el vacío que siente dentro, pero a la vez le alivia, sabe que no podía seguir con ella, demasiada monotonía. Se remanga los puños de su sudadera gris hasta los codos, dejando ver esa pequeña huella que tendrá para siempre. Su inicial tatuada en la muñeca. Se siente idiota, ¿cómo llegó a ese punto? Lo hizo para sorprenderla, como siempre, sin pensar, y ahora se arrepiente. Le vuelve a venir a la mente esa idea. Le gustaría volver con ella, empezar de cero. Pero no sabe cómo.
Suspira, encendiendo el reproductor de música de su móvil, dejándolo en modo aleatorio. Suena una canción de Despistaos, una de tantas que le han acompañado estos últimos días, "el Silencio".
Alza la vista hacia el otro lado del estanque y la ve. Lleva su cabello oscuro recogido en una coleta alta y mira al frente, en su dirección. Él la observa desde el banco, sin apartar la vista. Sabe lo que siente por esa chica, pero hay algo que le impide volver con ella, a llevar a cabo esa idea. A lo lejos, ella baja la mirada, dando media vuelta sobre sus talones y desaparece.
Cada día es la misma historia, su imaginación le juega malas pasadas, siente que se está volviendo loco, otra vez ha creído verla, y es que la siente tan cerca...
Tumblr_lsj9xsxigh1qcylkgo1_500_largeDebe volver a casa. Deja al cantante con la palabra en la boca, arrancando de cuajo los auriculares, enrabiado por haberla perdido. Deja salir algunas palabras malsonantes y sale del parque con la cabeza gacha. Algún día dejará de quererla, lo sabe, pero teme tener que esperar demasiado.
Ahora sí, las nubes se tiñen de tonos anaranjados, cálidos, pero no se reflejan en sus ojos, sus ojos permanecen oscuros, tristes, y sus párpados luchan contra unas lágrimas que amenazan con salir sin control alguno.

3 comentarios:

  1. Oyyy que triste... :( Seguro que si lleva pan a los patitos del estanque se anima.
    Hay mucha gente maravillosa, y que la cosa vaya mejor o peor es cuestión de esfuerzo y respeto más que de compatibilidad.

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  2. es simplemente perfecto :)no es una escena bonita,pero nose por que,las imagenes tristes son las que mas nos atraen...

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