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lunes, 15 de octubre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 43




Deseando volver a verla (Pablo)

¿Cómo ha podido ocurrir? Ya hemos discutido… Menos mal que no ha acabado del todo mal. He hecho bien en dejar el orgullo a un lado e ir a buscarla. Siento algo muy fuerte por ella, cosa que sólo he sentido dos veces, será mejor no recordar la anterior… Realmente no sé qué siento, es extraño, ¿la quiero? Buf… ¡Yo que sé! ¿Por qué me preocupo tanto? Sólo hace una semana desde el primer beso. Acaso, ¿estamos juntos? Tampoco lo sé, estoy hecho un lío. Antes con un beso ya se decía que una pareja eran novios, pero ahora, ¿yo cómo sé si estamos juntos? Quizá todavía es pronto, nos estamos conociendo, o eso creo, porque todavía no sé nada de ella. Sólo sé que es bastante vergonzosa, inocente, que es de Barcelona y que estudia Periodismo como yo. Bueno, y que tiene un pasado que no quiere recordar. ¿Qué será? Tarde o temprano acabaré averiguándolo. Estoy casi seguro que es por un chico, pero, ¿quién? ¿Le habrá hecho daño? ¿Llevaban tiempo sin verse y se han vuelto a ver? Sólo sé que el miércoles pasó algo, algo que no me quiere contar. 
 
 
En un portal (Darío)

Giulia me guía en la oscuridad de las escaleras. No quiere que los vecinos la vean y luego cuchicheen sobre ella y sus padres se enteren. Saca las llaves del bolso y, con cuidado, inserta la correcta en el cerrojo y le da dos vueltas. La puerta cede y suelta un leve chirrido. Entrelaza sus dedos con los míos y me lleva hasta lo que debe ser la sala de estar. 
-Siéntate, ahora vengo- me dedica una sonrisa, mientras desaparece por la puerta de cristal ahumado. 
 
 
No muy lejos (Giulia)

Creo que no hay nadie, pero debo asegurarme. No vaya a ser que alguien los vea allí. Me llevaría una gran bronca. Camino en silencio por el pasillo. Miro en el baño, no hay nadie, ni en la habitación de mis padres tampoco. Espero que no esté mi hermana. La puerta está cerrada. Me asomo sin hacer ruido. ¡Mierda! ¿No estaba de fiesta? Eso creía… Pero espera… ¡No está sola! Es… Es… ¡Es un chico! Madre mía, como los pille papá y mamá la van a matar. Normal que no los haya escuchado ni ellos a nosotros, están durmiendo. ¡Juntos! Oh, dios… No me esperaba esto de mi hermana, sabía que estaba con un chico, pero no que habían llegado hasta ese punto ya. ¡Será guarro! ¡Pero si es una cría! Bueno, la verdad es que no tiene mal gusto mi hermana, parece guapo. Bueno, será mejor que no se entere Darío de que está allí mi hermana, sino se querrá ir. Estoy nerviosa. Suspiro y cierro la puerta de la habitación. Me alejo en silencio y cruzo de nuevo la puerta del comedor. Allí me espera Darío, sentado en el sofá, sonriéndome. 
-¿Quieres algo de beber?- susurro.
-¿Por qué susurras? No hay nadie, ¿no?- ríe.
-No, no hay nadie- espero que no note que estoy mintiendo-, pero ya sabes, los vecinos…
-Está bien, pues hablaré bajito- dice imitándome.
-¿Entonces te pongo algo de beber?- insisto, con un sonrisa.
-Vale- acepta-. ¿Qué tienes?
-Ah- me hago la interesante-, no te lo voy a decir, es una sorpresa.
 
 
Sentado en el sofá, observándola (Darío)

Se aleja sonriendo, dejándome con la intriga. La verdad es que tiene buen cuerpo, es muy guapa. Esos pantalones negros le hacen un culo increíble. 
Unos minutos después vuelve con dos copas de cóctel, el líquido de dentro tiene un color rojo intenso. Los deja en la mesa y se sienta muy cerca, acomodándose. Se deshace de los tacones y coloca los pies sobre el sofá. Coge una copa y me la entrega.
-¿Qué lleva?- pregunto antes de probarlo.
-No te lo voy a decir- susurra, enrollándose un mechón castaño en el dedo índice a la vez que sonríe.
-¿Por qué?- le doy un pequeño sorbo. Está buenísimo y está muy dulce. Ella coge el suyo y también bebe un poco.
-Es un secreto- me dice al oído.
-Puedes contármelo, no se lo voy a decir a nadie.
-Se llama “Me gustas” y sólo es para ocasiones especiales-sonrío.
¿Indirecta? Segurísimo. Me mira. Está muy cerca. Me gusta esta chica.
-¿Ésta es una ocasión especial?- sonrío, mirándola a los ojos.
-Eso parece- sonríe también-, pero que sepas que aún y así no te diré qué lleva.
-Bueno, ya iré a algún bar y preguntaré por él.
-No lo intentes, te mirarán con cara de póquer- hace una pausa-, sólo sé hacerlo yo, entonces, si quieres otro como éste otro día, tendrás que venir a pedírmelo.
-¿Me estás pidiendo quedar otra vez?- pregunto, algo sorprendido.
Ella se limita a sonreír y a darle un sorbo más a su copa. 
-Eso tendrás que decidirlo tú- susurra.
-¡Tú también! Quién sabe, quizá eres tú la que luego no quiere quedar conmigo.
-¿Por qué no querría?- da un nuevo trago a su cóctel.
-No sé, quizá no disfrutas lo suficiente conmigo.
-¿Ah no?- dice sorprendida.
-¿Sí?
-¿Qué?-decimos los dos al unísono. Reímos, sin que nos importen los vecinos. ¡Qué lío nos hemos hecho! No puedo parar de reír. Bebo un poco más y acabo con todo el líquido que quedaba en la copa. 
-Estaba riquísimo- digo entre risas.
-¿El qué?- dice sin entender.
-El cóctel- río-, estás espesa hoy eh- no puedo parar de reír.
Scemo!- ríe, colocando su mano en mi hombro y dejándose caer hacia adelante.
-Oh, gracias- sonrío irónico. 
Se incorpora de repente.
-¡Ah!- dios, me ha dado un cabezazo en la nariz.
-¡Ai! Dios, perdona, perdona, ¿estás bien?-dice sin parar de reír, sujetando mi rostro con delicadeza para mirar si estoy bien.
-Sí, sí, pero, menuda noche, entre lo de insultarme, el cabezazo y luego vas y te ríes de mí…-la observo detenidamente a escasos centímetros-, a ver si voy a ser yo el que no va a querer volver a quedar eh, si seguimos así vas a acabar conmigo.
-No será para tanto- sonríe-, pero en serio, ¿estás bien?
-Bueno, mañana tendré un morado, pero bien, estoy bien- suelta una carcajada.
-¡Qué exagerado! ¡No te he dado tan fuerte!
-¿Que no? ¡No me ha sangrado de milagro!- realmente no ha sido para tanto, pero me gusta hacerla enfadar.
-Boh… Exagerado- chasquea la lengua.
-Tonta- sonrío al verla seria. 
-¿Tonta yo? Já- aparta la mirada y me observa de reojo.
-Puedes mirarme de frente eh, sé que me estás mirando de reojo.
-No te estoy mirando-se pone colorada.
-¿Entonces por qué te pones roja?- se toca las mejillas con las palmas de las manos y sonríe.
-Soy así- se muerde el labio inferior como lo hizo en el pub, pero esta vez es diferente. 
-¿De tonta?- suelto una carcajada.
-¡Boh! No soy ton…- le doy un beso suave, casi acariciando sus labios- …ta- susurra, casi en un suspiro, y sonríe.
Se acerca de nuevo y ahora es ella la que me besa, con un poco más de intensidad, pero igual de dulce. Es un beso con sabor a ese cóctel que sólo ella sabe preparar, ese sabor tan dulce, riquísimo, pero intenso. 

1 comentario:

  1. Vaya, que bien te ha quedado hoy, se nota que lo has escrito tú, y me ha hecho mucha gracia lo de ¿Estás espesa hoy eh?
    No sé no sé, a lo mejor hay que echarle la bronca a la hermana, pero boh!

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