Traducir

lunes, 8 de octubre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 42




En una calle desierta de Milán (Darío)
 
-¿Quieres ir a tomar algo a mi casa?- sonríe Giulia, rodeándome el brazo.
-¿Y si me ven tus padres?
-Lo dudo, mis padres están en el bar y normalmente no vienen hasta la mañana y mi hermanita supongo que estará de fiesta.
-Entonces vale- sonrío ante su proposición.
Caminamos en silencio, pero no es un silencio incómodo, sólo que hay veces que no se necesitan palabras. Estamos a gusto así. De vez en cuando un cruce de miradas y alguna sonrisa cómplice. 
 
 
En una playa (Aroa)
 
Sentada sobre la arena, húmeda por las olas, veo cómo Pablo se acerca a mí. Sonríe de oreja a oreja bajo la luz de la luna. Sus ojos casi negros parecen más claros, se ven increíblemente bonitos. Se sienta a mi lado y mira al mar, inmenso, delante de nosotros, que se mece en la oscuridad de la noche, precioso, pero a la vez lleno de peligros, rincones inhóspitos se esconden en cada ola que aparece bajo la espuma que brilla con gran intensidad, resaltando su blancura.
-Me encantaría estar así siempre- cierro los ojos, dejando que la brisa me acaricie las mejillas.
-¿Así cómo?- pasa su brazo por mis hombros y me atrae hacia sí, cobijándome en su pecho.
-Tranquila, sin preocupaciones ni problemas, con la mirada perdida en el mar. 
-Todo es posible, Aroa.
-No, todo no, es imposible olvidar lo que hace daño.
-¿A qué te refieres con eso?- pregunta preocupado, buscando mi mirada.
-Es imposible ser feliz del todo- llevo desde el miércoles sin dejar de pensar en Darío.
-¿No eres feliz conmigo?- baja la mirada.
-Sí, lo soy, pero hay algo que no me deja avanzar.
-¿Y qué es ese algo?- niego con la cabeza.
-Entiéndeme, no puedo- Pablo aparta la mirada cuando intento mirarle a los ojos.
-Te gusta otro chico ¿verdad?- ha dado en el blanco.
-Me gustas tú- digo al borde de la desesperación.
-Aroa, no sé nada de ti, llevas desde el miércoles muy extraña conmigo, ¿qué te pasa?- se levanta de un salto.
-No me pasa nada- susurro, yendo a donde está él.
-¡No me mientas!- alza la voz-. Aroa, si te gusta otro chico lo entenderé, joder, no hace ni dos semanas que nos conocemos, pero no me mientas- intenta calmarse.
-Pablo, ¿es que no entiendes que quiero empezar de cero? – No puedo evitar llorar, esta situación está pudiendo conmigo-. ¿Dejar mi pasado atrás e intentar centrarme en ti? Por lo que más quieras, no me saques más ese tema, por favor- me llevo las manos a la cara y me refriego los ojos con los puños.
-Pero, entiéndeme a mí también, eres un interrogante en mi cabeza, ¡no sé nada de ti! - dice desesperado ante mi reacción. 
-No puedo, lo siento, pero es que mi vida llevaba un año sin tener sentido, ¡no hay nada que contar!
-Y ahora tampoco tiene sentido, ¿verdad?- me mira a los ojos.
-Te equivocas- miro el mar.
-¿Ahora tiene sentido? -dice sujetándome los hombros con firmeza.
-Sí, más de lo que pensaba- susurro, cabizbaja.
-¿Por qué?- insiste.
-Te quiero- me sorprendo al escucharme decir eso. Pablo abre los ojos como platos y se queda parado, incapaz de reaccionar. 
-No sé qué decir- susurra.
-Da igual, no digas nada. 
Me aparto de él y corro hacia la parada de autobuses. ¿Tan difícil es decir un “Yo también”? O no sé, cualquier otra cosa antes que quedarse en silencio. Me siento absurda. ¿Que si lo siento? Para qué mentirme, siento algo muy fuerte por él, sí. 
-¡Aroa, espera!- grita en la lejanía.
No me giro, sigo corriendo decidida. El autobús ya ha llegado. 
-¡Aroa!- me frena, sujetándome por el codo- Déjame explicarte, perdona.
-Déjame- le miro a los ojos, dolida.
Me aparto de él y subo al autobús, pagando el viaje de vuelta a casa. 
 
 
En la carretera, mirándola (Pablo)
 
Soy gilipollas. La he dejado ir, no he sabido reaccionar ante su “Te quiero” y ahora ya es tarde. Mierda… Es que soy estúpido, debería de haberla entendido, si no me lo puede contar es por algo, no soy nadie para obligarla a que lo haga. Me arrepiento tanto… 
Me dejo caer en la carretera, sentándome sobre el asfalto, viendo cómo se aleja el autobús. 
 
 
En un autobús, de regreso a casa (Aroa)
 
Las luces pasan rápido, una tras otra, iluminando la oscuridad de la calle. Son pequeños destellos, como un tic nervioso, continuo. Suenan los 40 Principales en la radio del autobús. Sólo hay una pareja al fondo, regalándose besos, ¡qué inoportuna! Suena “Culpable” de Lagarto Amarillo. Lo que faltaba… 
 
Bajo del autobús, cabizbaja y camino en silencio, despacio, de camino al portal. 
-Aroa, lo siento- susurra a mi espalda. 
Me paro en seco al escuchar su voz. No respondo.
-Lo siento, en serio, no debería haberte insistido, es cosa tuya, tendrás tus motivos para no contármelo- me sujeta dulcemente la mano, acariciando la palma-. Por favor, mírame.
Me giro hacia él y le miro a los ojos, esperando.
-Lo siento, de veras, por favor, perdóname- hace una pausa, bajando la mirada. Luego la vuelve a fijar en mí- Te quiero- añade.
-¿Ahora sí? Antes no lo parecía- susurro, caminando hacia el portal.
-Aroa, joder, en serio, perdón. Me has pillado desprevenido, no sabía qué decir, lo siento- Se lleva las manos a la nuca y suspira, nervioso. Parece sincero.
-Es que, ¿acaso te crees que tú no eres un interrogante? ¿Cómo sé yo que tú no me estás mintiendo?
-Confía en mí- coloca sus manos en mis mejillas, haciendo que me ruborice. 
-No es fácil- bajo la mirada.
-Nada es fácil, pero pon un poco de tu parte, por favor- me mira a los ojos. Recuerdo el sábado pasado, en el concierto. Fue increíble. ¿Por qué no confiar? Suspiro.
-Lo intentaré- hago una pausa-, lo siento.
-No lo sientas, pero te prometo que puedes confiar en mí- me da un beso en la frente. 
-Buenas noches- susurro apartándome. 
-Buenas noches, preciosa- me dedica una sonrisa de las suyas antes de que entre a casa, en cambio, yo no puedo corresponderle. 
Me ha dicho lo mismo que me puso en el mensaje hace unas noches. Soy demasiado desconfiada. Él es un sol. Voy hacia la cama, recordando su última frase, “Buenas noches, preciosa”. 

3 comentarios:

  1. Me gusto este capitulo, mas allá que se pelearan me gusta cuando pones capítulos de Aroa y Pablo!!!

    ResponderEliminar
  2. sdgdgsdfgsdfs *___*

    Pobre Pablo, que se enfadan con él por pensar lento, es buena persona, pero hay que admitir que es un poco simplón jejejej. Pero claro, Aroa en ese estado tampoco está mucho para pensar.

    Sea como sea, mientras no salga Carlo, es todo perfecto. jajajajajjaja ;)

    ResponderEliminar
  3. Que bueno elcapitulloo y alguun otro que me e tenido que leer para ponerme al dia! =)
    que geniall si asi de biennn! preciosaa
    http://media-cache-http://tequieroentrealgodones.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar