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martes, 7 de enero de 2014

Amarrado a ti Capítulo 105

Ese mismo día, a las once de la noche (Aroa)
 
Hace una hora he recibido un mensaje de Darío pidiéndome quedar esta noche para hablar. Dentro de cinco minutos estará esperándome en el hotel, ya que he aceptado su petición. ¿Qué iba a hacer? He venido para eso hasta Milán. 
Me observo en el espejo de la habitación y repaso mi vestimenta. Un vestido marrón oscuro con un poco de vuelo adorna mi cuerpo, con un fino cinturón en la cintura. Lo compré a inicios de curso y todavía no lo había estrenado. Echo también un último vistazo a mi pelo negro que cae sobre mis hombros creando suaves ondas y a la perfecta línea negra que bordea mis ojos color miel. 
Mis piernas flojean como si de una cita se tratase y recuerdo el concierto de Maldita Nerea con Pablo… No me puedo quitar de la cabeza la pequeña conversación que hemos tenido esta mañana y su voz cortante al otro lado de la línea. No quiero perderle y siento que cada segundo que pasa más lejos de mí se encuentra. 
Sujeto el bolso y cierro la puerta de la habitación tras de mí. Voy a intentar quitarme la imagen de Pablo durante esta noche, he venido a ver a Darío y no quiero desaprovechar el momento. Espero al ascensor, ya que es más cómodo con los tacones. Éste no tarda en llegar y entro indecisa, encontrándome de nuevo mi imagen reflejada en esas paredes de espejo. El descenso se hace eterno y mis manos tiemblan sin razón.  Ahí está él. Darío viste una camisa de rayas finas de color azul claro y unos tejanos oscuros, aunque lo mejor de todo es esa sonrisa que ni la peor de las noticias podrá quitar de su rostro. 
-Buenas noches, Aroa –su sonrisa se agranda al acercarme y me besa en la mejilla. 
-Buenas noches –le correspondo y nos quedamos en silencio, esperando nada.
-Bueno –rompe con la incomodidad que se había creado-, he pensado que podríamos ir a tomar algo… ¿te parece bien?
-Claro –sonrío-, vamos.
Salimos del hotel y me doy cuenta de que el frío otoñal ya empieza a notarse a esas altas horas de la noche. Le sigo por las calles iluminadas por las farolas y la humedad predomina en el ambiente… Tal vez llueva esta noche. 
 
 
En un apartamento de Barcelona (Laia)
 
-¿Al final vas a venir con nosotros? –me pregunta Pablo, asomándose por el marco de la puerta.
-Sí, dame quince minutos –sonrío para mirarle, cuando realmente no me apetece ni vestirme.
Hemos quedado con Raúl y Javi para ir a tomar algo y he decidido ir porque no quiero que Pablo se dé cuenta de que todavía sigo mal por lo de anoche. Quiero que lo olvide, ya que es absurdo seguir recordando lo increíble que fue si mi amor no es correspondido. Yo también debería hacerlo, olvidarle… 
Saco mi vestido negro ceñido del hueco que me ha dejado Pablo en el armario y los tacones del mismo color. Me visto rápidamente y me maquillo sin perder el tiempo. Raya de ojos bien marcada y labios rojos. Me miro en el espejo y me odio a mí misma por lo ocurrido. ¿Por qué tuve que decírselo? Ahora ninguno de los dos tendría que fingir…
-Ya estoy –salgo de la habitación y me encuentro al chico de ojos carbonizados vestido con unos tejanos y una camisa negra. 
Aguanto la respiración y mis piernas flojean unos instantes hasta que vuelvo en sí. Está guapísimo y eso me duele porque no puedo tenerle. 
-Pues vámonos ya –coge la americana y salimos de casa, cerrando con llave. 
 
 
Por las calles de Milán (Aroa)
 
-¿Adónde me llevas? –pregunto al ver que nos alejamos del hotel.
-Ya lo verás –sonríe y me deja su brazo para sujetarme al andar. 
Se lo agradezco, porque no estoy muy acostumbrada a ir en tacones y es un fastidio. ¡Seré estúpida! Debería haber ido plana, hubiese estado mucho más cómoda.  Nos detenemos en un local donde un grupo de chicos permanece al lado de la puerta y nosotros entramos sin saludar a nadie. Bueno, él no saluda a nadie, yo claramente no conozco a ninguna persona más allí. 
Nos dirigimos a una de las mesas de madera del local acompañados por uno de los camareros y nos adentramos en el ajetreo de un lunes noche. El camarero nos regala dos chupitos de tequila y yo miro incrédula a Darío que se ríe por un comentario de éste.
-¿Qué te ha dicho? –le pregunto al no entender lo que ha comentado el chico.
-Que te vigile porque eres muy guapa y muchos querrían estar contigo. Eso y que soy un afortunado.


Siento no haber podido subir el capítulo de la anterior semana, lo siento muchíííísimo :(
Espero que me perdonéis, he tenido tantas comidas familiares, que cuando una llega a casa sólo quiere descansar...
¡Muchas gracias por estar siempre ahí! ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

4 comentarios:

  1. Quiero acción!!!!!!!!! quiero saber que va a pasar con Pablo y Aroaaaaaaa!!!!!

    Se acerca el final???

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  2. Hola Leo, me ha gustado el capítulo. La historia entre los personajes parece interesante, y la verdad es que engancha, me he quedado con ganas de seguir leyendo...
    ¿Qué pasará entre Aroa y Pablo, Aroa y Darío, Pablo y Laia?
    Supongo que no me puedo esperar nada porque todo puede cambiar :)
    Bonito blog, nueva seguidora, no dejes de escribir !!

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  3. Me encanta tú blog, ay, ¿te importaría pasarte? Sé que tendrás más gente que te diga esto pero, es importante para mí, me lo acabo de hacer :) http://desastreconpiernas.blogspot.com.es/

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  4. Acabo de encantando tu blog,y aun que no me he acabado todos los capítulos me está encantando.Cómo hoy es viernes imagino que para el lunes ya mas o menos habré acabado con todos los capítulos.
    Espero que subas pronto.
    Por cierto estoy empezando un blog (Cinco capítulos) jeje me encantaría que te pasaras y que me dieras tu opinión.
    http://lahistoriadeluciapormili.blogspot.com.es/

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