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sábado, 8 de junio de 2013

Una vez las dejase ir, no volverían

Observó el río avanzando por la montaña y pensó en la maldita fugacidad de la vida. No veía el inicio ni el final, sólo la continuidad de éste. Tampoco ella recordaba su nacimiento ni sabía cuándo ni dónde sería su muerte, pero, realmente no le importaba en absoluto. Algo parecido a un estallido de agua dulce contra agua salada, como un corte de digestión o un cambio de temperatura a bajo cero. Su corazón se detendría o latiría al ritmo del aire, inapreciable pero vivo por siempre. 
Se adentró en la corriente y la helada agua chocó contra sus tobillos, meciéndolos bruscamente como sus despertares a media noche con la frente bañada en sudor frío. Era la misma sensación. No sentía la planta de sus pies, como si esas aguas fuesen capaces de mantenerla flotando, como un sueño sin serlo. Su fuerza inexistente contra la gran velocidad del río le impedía avanzar y retroceder, pero no era un problema, le gustaba congelarse por dentro mientras sus latidos sonaban estruendosos en sus tímpanos. Estaba en el límite y no había llegado al final. Probablemente su cuerpo estaría ya bajo cero, pero su corazón permanecía inquieto y constante bajo su piel. 
Salió rápidamente tocando tierra firme y el sol la bañó con sus ardientes rayos. ¿El tiempo también estaba yendo así de rápido? Ahí dentro creyó detenerlo, corría a su alrededor y ella estaba quieta en el medio sin avanzar. Miró de nuevo el río bajar y observó con nostalgia las gotas mientras éstas se dirigían a su destino fatal. El tiempo volaba y se percató de ello al ver cómo una ráfaga la envolvía en sus brazos y ella permanecía de nuevo inmóvil. Los ríos, el viento y el tiempo fluían a la misma velocidad, más rápido que los segundos del reloj. Y las oportunidades eran las mismas gotas que habían acariciado sus tobillos, a simple vista idénticas pero únicas. 
Una vez las dejase ir, no volverían.

Ghost_in_the_river___gif_by_supermalade-d2z6eyz_large

6 comentarios:

  1. Hay veces que hay que dejar que las gotas sigan su destino, por mucho que duela, pero tambien hay veces que hay que tragarlas por muy frías que esten, que luego sientan la mar de bien.

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    1. Hay que saber qué gota escoger..
      Cuánta razón Chica de los Chicles, muchas gracias :)
      ¡Un beso muy muy muuy grande! <3

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  2. Me encanto!
    Yo a veces siento la necesidad de dejarme ir, pero entonces se que no podre volver, y pienso en todo lo que dejare. Y concluyo que, son mas las razones para quedarme :D
    Me encanta como escribes Leo :)

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    1. Estoy de acuerdo, hay que enfrentarse a la realidad :)
      ¡Miiil gracias Geral! ¡Un beso enorme! <3

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  3. Wooooooow me encanta, tus entradas siempre me encantan. Me has dejado sin palabras. Cuantas veces hemos malgastado esas oportunidades, sabiendo que no volverían, recuerdo que alguna vez las malgasté a propósito... Te dejo mi otro blog por si te apetece leer la última entrada http://llamadoscuentossinhadas.blogspot.com.es/

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    1. Joo, muchas gracias :D
      Yo también he dejado pasar muchas oportunidades...
      ¡Un beso muy muy muuuy grande! <3

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