Traducir

martes, 28 de mayo de 2013

Amarrado a ti Capítulo 74




-Por favor, dime que está bien, por favor- no consigo retener las lágrimas.
-Tranquila, estará bien- me abraza con fuerza. Toda la rabia que tenía contra él se ha esfumado, las broncas, los engaños, ahora ya no cuentan, ya no son importantes. Sólo somos dos personas tristes por lo que acaba de ocurrir.
-Carlo, mírala, no reacciona, ¡no reacciona!- me sujeto contra su pecho sollozando y él apoya su barbilla en mi cabeza.
-Estará bien- aprieta los dientes.
-Júramelo- ahogo mis palabras en su jersey.
-Te lo prometo- me abraza aún más fuerte, mientras vemos cómo se la llevan a la ambulancia.
-Necesitamos revisarte para asegurarnos que estás correctamente- me anuncia uno de los médicos. 
-De acuerdo- me levanto con la ayuda de Carlo.
-¿Puedo acompañarla?- pregunta él con decisión.
-Sí, vamos- subimos los dos en la ambulancia y vamos camino del hospital. 
 
 
Muy lejos de allí (Aroa)
 
-Lucía, ¿recuerdas que te dije que iba a venir mi amigo de Milán a pasar aquí las vacaciones de Navidad?
-Sí, ¿por qué? ¿Qué pasa?- se preocupa.
-Al final no va a venir- susurro.
-¿Y eso?
Y le cuento todo lo que ha ocurrido esta mañana, la conversación con mi madre y su consejo.
-Tu madre tiene razón, yo creo que deberías aprovechar lo que tienes con Pablo, porque si realmente te gustase Darío, no te hubieses fijado en él.
-Pero el problema es que ni siquiera sé si Darío me sigue gustando.
-¿Y qué quieres decir con eso? Aroa, ¡quién sabe si le volverás a ver algún día! Debes pasar página ya, ha pasado demasiado tiempo.
-Necesito verle, Lucía.
-Es mejor que no venga, Aroa, así le podrás olvidar. Además, por mucho que le vieses y te gustase, ¿de qué serviría tener una relación a distancia?
-No eres la más indicada para decirlo, tú tienes una.
-Lo sé, pero no es lo mismo, Darío está muchísimo más lejos que Sergio, no me compares, por favor. Y aparte, nosotros nos vemos cada semana o cada dos, ¿vosotros cada cuánto os veríais? ¿Una o dos veces al año? Aroa, por favor, eso es imposible- anuncia desesperada.
-Sé que sería muy difícil, pero necesito aclarar mis ideas.
-Pues vete a Italia y compruébalo.
 
 
Ya lejos de la parada ambulante de gofres (Pablo)
 
-¡Está buenísimo!- grita con gusto en medio de la calle.
-Ya ves- le doy un mordisco.
-Ah, gracias por invitarme-ríe.
-Debía hacerlo, me has obligado a ello.
-En el fondo querías y yo te he ayudado.
-Seguro que sí- suelto una carcajada.
-¿Sabes? Se ve buena chica- dice sin venir a cuento.
-¿Quién?- pregunto sin entender.
-Aroa, tu novia- sonríe.
-Ah, lo es- sonrío yo también sin poder evitarlo.
-Nosotras tenemos un sexto sentido para saber este tipo de cosas, y parece buena chica.
-No te equivocas.
-Me alegro mucho que estés feliz con ella- sonríe-. Se te nota en la cara que te mueres por sus huesos- ríe y me mira de reojo.
-¿Tanto se me nota?
-Muchísimo. Y a ella le pasa lo mismo contigo.
-¿También se le nota?
-No hay que ser muy listo para darse cuenta de eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario