Traducir

lunes, 21 de abril de 2014

Amarrado a ti Epílogo

Dos semanas después, en un local de Barcelona (Aroa)
 
-Aroa, por favor, sonríe, que parece que se te haya muerto el pez –comenta Lucía, ofreciéndome un chupito de tequila. 
Han pasado más de quince días desde la última vez que hablé con Pablo. En la universidad nos hemos visto todos los días, pero he hecho todo lo posible por ignorar sus miradas a pesar de sentarnos juntos en algunas clases. 
Duele demasiado saber que ya no podemos estar juntos, que se ha acabado. Incluso se rumorea que tal vez esté saliendo con su vieja amiga, sí, la misma con la que le encontré en su apartamento. 
Supongo que no estábamos hechos el uno para el otro…
-¡No puede ser! –grita Lucía, eufórica. 
Lucía no ha vuelto a ver a Sergio, a pesar de que él la ha llamado para arreglar ciertos asuntos. Al parecer la chica con la que había empezado a salir le ha dejado y ahora quiere volver a iniciar la relación que rompió con Lucía, pero ella se niega a caer en esa tentación. 
-¿Qué ocurre? –miro a todos lados sin entender nada.
-Vamos, ¿no lo sabías? 
-Ay, Lucía, ¿saber el qué? ¿Qué pasa?
-¡Que esta noche toca aquí Maldita Nerea! ¡Es un mini concierto benéfico! 
-Vamos, déjate de bromas, que no estoy yo para…
La música se detiene y mi comentario se escucha en toda la sala y me ruborizo.
-¿Ves? –me gira con fuerza, obligándome a mirar hacia el escenario, donde ya se encuentra el grupo preparado para iniciar ese concierto.
-No me lo puedo creer –me llevo las manos a la boca, al escuchar los primeros acordes-. ¿Lo has hecho aposta? ¿Por eso querías que saliésemos hoy?
-¡Qué va! ¡Yo no sabía nada! –la miro torciendo la boca, sin terminar de creérmelo.
El concierto empieza con la canción de “Cosas que suenan a…”, y sujeto de la mano a Lucía, llevándomela hacia la pista de baile. Cantamos la letra desgarrándonos la voz y bailando como nunca. Recuerdo el concierto con Pablo, nuestro primer beso y un gran nudo se apodera de mi garganta, haciéndome sentir mal. ¿Por qué no consigo olvidar todos esos sentimientos que él me provoca? ¡Con lo fácil que olvida él! Quiero vivir, sentirme bien conmigo misma, sin la necesidad de tenerle cerca.
La canción termina y el cantante carraspea.
-Buenas noches, amigos, la próxima canción va dedicada a una chica que, si no me equivoco, se encuentra entre el público –miro hacia los lados, buscando a la persona aludida, pero ninguna parece ser la indicada-. Una persona me ha pedido que le diga unas palabras, ya que está seguro de que a él no le va a querer escuchar, espero que a mí sí -suelta una breve carcajada. Todo el público está expectante. Él saca un papel del bolsillo y empieza a leer-. “Aroa, no siempre es tarde para rectificar los errores que hemos cometido y yo quiero que volvamos a ser lo que éramos… Supongo que recordarás todos los buenos momentos, porque no todos fueron malos, ¿verdad? He metido la pata hasta el fondo, lo acepto, pero necesito que me perdones…” 
-Porque te quiero y sólo espero que tú todavía no me hayas olvidado… -susurra una voz conocida a mis espaldas, pronunciando a la vez las últimas palabras que el cantante.
Me quedo parada en medio de la pista. La canción empieza a sonar y algunas miradas curiosas ya se han dado cuenta de que soy yo la remitente de ese mensaje. Me sonrojo frente a tanta atención. La letra de esa melodía es la nuestra, la de nuestro primer beso, “Con trocitos”, y me estremezco al recordar ese momento. ¡Cómo han cambiado las cosas desde aquel bonito instante! 
Me giro hacia él y me atrevo a mirar esos ojos color carbón que me observan suplicantes, esperando una respuesta. Me encuentro entre la espada y la pared, sin saber qué decisión tomar, me siento en trance, sin ser capaz de reaccionar. Pero mis piernas toman posición por mí y me obligan a ir en dirección contraria a la que dicta mi corazón.
Me alejo de toda esa gente que se ha colocado en círculo a nuestro alrededor y salgo de ese local, con la necesidad de escapar de allí y tomar aire. Me siento en un bordillo cercano, llevándome las manos a la cabeza y descargando toda esa tensión acumulada. No me importa que todas las personas que hay fuera fumando se den cuenta de que estoy llorando. 
-¿Aroa? –pregunta una voz femenina tras de mí y se sienta a mi lado.
-¿Lo sabías? ¿Te dijo que iba a hacerme esto?
-Sí y no, me pidió que te llevase a este local, pero no me comentó nada más –confiesa Lucía, suspirando.
-No deberías haber…
-No –me corta-, Aroa, te lo digo de corazón. Me contó bien cómo habían ido las cosas y te prometo que está muy arrepentido y que no siente nada por esa chica. Pienso que deberías perdonarle…
-Tú no has perdonado a Sergio…
-Sergio es un capullo –suelta una carcajada.
-¡Pero es la misma situación!
-Aroa, conozco a Pablo. Sé que ha cometido un grave error, y si fuese otro chico te diría que lo mandases a la mierda, pero pienso que este chico vale la pena.
-Eso mismo creía yo… -resoplo, llevándome las manos al rostro.
-¿Podemos hablar? –pregunta Pablo tras de mí.
Me levanto y me coloco a su lado, dispuesta a escuchar todo lo que quiera decirme.
-Siento todo lo que ocurrió, pero no puedo estar así contigo, sin hablarte, sin saber de ti…
-¡Pablo, te has acostado con esa chica!
-Pero entiéndeme, por favor, estaba enfadado, fue un arrebato, pensé que te había perdido.
-Me perdiste al acostarte con ella.
-Por favor, perdóname, Aroa…
-¿No entiendes que no puedo perdonarte? ¡No puedo fingir que no ha pasado nada! 
-¿Me quieres?- sujeta mi mano con firmeza.
-Haz el favor y déjame en paz, no me preguntes eso porque sabes que me fastidia…
-Sólo respóndeme, ¿me quieres o ya me has olvidado?
-No te he olvidado… pero tampoco te quiero como te quería antes –se me forma un nudo en la garganta y se me saltan las lágrimas.
-¿Piensas tirarlo todo por la borda? –se acerca demasiado y doy dos pasos hacia atrás. 
-¿Yo? Tú has sido quien ha enterrado lo nuestro.
-No, te recuerdo que quien lo derrumbó primero fuiste tú cuando decidiste irte…
-En cuanto llegué allí me di cuenta de que a quien quería era a ti, que quería luchar por lo nuestro y que estaba dispuesta a ello –mis lágrimas ya no pueden aguantar más y deciden salir sin obstáculos de nuevo.
Untitled-¿Y ahora ya no? Mírame y dime que ya no quieres tener nada conmigo –me obliga a mirarle a sus ojos brillantes, sujetándome con sus manos mis mejillas.
Sus manos arden en mis pómulos, recordando sus dulces caricias y sus besos cariñosos. Mi cabeza se encuentra totalmente aturdida, sin capacidad de razonamiento coherente. Es cierto que yo fui quien lo estropeó todo, yo fui quien decidió romper la relación para cometer la mayor locura de mi vida, pero al darme cuenta de que le quería, pensé que todo estaba solucionado. Estaba en su derecho de acostarse con aquella chica, ¡ya no estábamos juntos! Pero me sentí engañada, decepcionada, y eso no puedo negarlo ni olvidarlo. 
Sus ojos expectantes esperan ansiosos una respuesta decisiva, incluso parecen llegar al extremo de la desesperación. Resoplo con los sentimientos a flor de piel y la respuesta preparada…
-Te quiero demasiado, eso no lo puedo negar… -Pablo hace el indicio de besarme, pero hago una pausa y sigo hablando- pero me siento incapaz de estar como antes. Te perdono, pero no puedo estar contigo, ya no es lo mismo…
Pablo se revuelve el pelo y agacha la cabeza, rendido. Me alejo de su lado, incapaz de verle así y me adentro en el local de nuevo. Lucía me mira sorprendida al verme aparecer y me hace un gesto para que le explique.
-Verso acabado, punto –respondo, dándole a entender todo, a la vez que empieza la canción que se titula de ese modo.
Me arrepiento de todo lo que acabo de decir, he ido en contra de mis sentimientos, pero no me iba a hacer ningún bien estar con él. No hubiese conseguido olvidar lo que ha ocurrido, no hubiese vuelto a ser lo mismo. 
-Te arrepentirás…
-Lo sé, pero amor y odio no es una buena combinación.
Lucía me ofrece otro chupito de tequila y sonreímos.
-¡Por el futuro! –brinda antes de llevárselo a la boca.
-¡Y por el presente! –rectifico, segura de mí misma.
Hago lo mismo y caminamos de nuevo hacia la pista, dejándonos llevar por el ritmo de aquella canción. 
Duele dejar ir una oportunidad a la que por un tiempo nos hemos querido aferrar, pero en ocasiones es necesario percatarnos de lo que realmente nos merecemos, y yo me merezco vivir y ser feliz. No necesito que nadie me ofrezca esas posibilidades, soy capaz de buscarlas sola. 
Además, he aprendido que no debemos amarrarnos a nadie y que lo mejor es volar con los pies en la tierra, aprovechar esos instantes de felicidad que el tiempo nos puede arrebatar en tan sólo un segundo, porque si nos enamorásemos y luego quisiéramos olvidar necesitaríamos toda la vida. 



Buuuuf, personitas, ¿qué os ha parecido? Sólo puedo daros las gracias por haberme leído y seguido durante todo este tiempo, ¡un beso muy muy muuy grande! <3

2 comentarios:

  1. Ya se acabo? D8 me ha dejado un sabor agridulce ya que la historia me gustaba mucho. Espero que continues escribiendo historias tan hermosas.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. Vaya no se que decir…Se acabó.Jo que triste,llevaba poco con la historia pero me encantaba.
    Espero que sigas escribiendo.
    Besos.

    ResponderEliminar