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martes, 5 de noviembre de 2013

Amarrado a ti Capítulo 97

-No te culpes, a mí tampoco me gustan las despedidas. 
-Me hace ilusión que estés aquí, tenía ganas de verte –vuelve a decir, pero por primera vez me siento incómoda.
-Giulia es muy guapa… ¿Cómo os conocisteis? –intento cambiar de tema. 
Y me lo explica. Pero yo no presto atención a sus palabras, sólo me limito a observarle. Ha cambiado, es más maduro, diferente, con las ideas más claras. 
En cambio yo… Yo no siento nada. Todo ese amor que permanecía en mi cuerpo hacia él, ha desaparecido en cuanto me he cruzado con su mirada. Me alegro muchísimo de haberle vuelto a ver, pero sólo como amigo. Estaba enamorada de un recuerdo que ya no existía y me había estado engañando todo este tiempo, impidiéndome seguir adelante. Es como si todos esos lazos que me tenían sujeta a él, se hubiesen roto, como si ya no me sintiese amarrada a él. Sus ojos color avellana ya no me transmiten más que cariño ni me provocan esas famosas mariposas en el estómago. 
Y me siento aliviada. Es como si me hubiese desprendido del pasado, ése que me estaba torturando día y noche y no me dejaba volver a sentir. Le quería, en su momento le quería locamente, pero el tiempo había pasado y había cambiado todo sin que me hubiese dado cuenta. Vivía del pasado sin saber manejar el presente. Darío era el pasado y el presente era… Pablo. 
¿Había necesitado volar hasta Milán y verle solamente para darme cuenta de que a quién realmente quería era a Pablo? ¿Cómo he sido capaz de ser tan ingenua, tan tonta? El amor estaba delante de mis narices y no me había dado cuenta de ello hasta ahora.
-¿Dónde te alojas?
-En un hotel cerca de aquí –sonrío torpemente-. Eh, nos vemos luego, voy a comprar el billete de vuelta.
 
Me levanto de un salto y me alejo de allí, necesito encontrar un vuelo lo antes posible.
 
 
En una universidad de Barcelona (Pablo)
 
-Creo que deberías ir a buscarla- comenta Lucía, removiendo su café.
-No todo es como en los cuentos de hadas, Lucía, no es tan fácil.
-Sé que no es fácil, pero ¿qué te lo impide?- me mira fijamente esperando una respuesta coherente-. Ah, de acuerdo, tu orgullo.
-Lo nuestro se acabó y…
-¿La quieres? –va al grano.
-Sí, pero…
-Si la quieres realmente, no hay peros que valgan.
-Lucía, si ella decidió irse, fue por algo. Ella no quería estar conmigo.
-Pablo, ¿es que no lo entiendes? ¡Ella necesitaba enfrentarse a su pasado! Ese chico era una sombra que la había estado persiguiendo y necesitaba desafiar a los recuerdos.
-Pero ella le quiere a él.
-¿Quién te lo dice? Tal vez se da cuenta de que ya no siente nada.
-Tú misma lo has dicho: tal vez.
-Vamos, Pablo, no seas así de crío, ¡arriesga! Ve a buscarla, que vea que la quieres de verdad.
-No creo que sea buena idea…
 
 
Muy lejos de allí, cerca del parque Sempione (Carolina)
 
-¿Qué hacemos aquí?- río al ver el Castillo Sforzesco ante nosotros. 
-¿No te gusta?
-Bueno, es que estoy cansada de verlo casi cada día.
-Es lo que nos pasa a todos, nos acostumbramos a ver la belleza todos los días, que no la apreciamos como antes. Pero ¿sabes qué?
-Dime.
-Si nos fuésemos lejos un tiempo, la echaríamos de menos –susurra observando el castillo.
-¿Es una proposición? –suelto una carcajada.
-Oh, vale, no tengo una respuesta pensada para eso –ríe a la vez que sus ojos azules se clavan en los míos-. Aunque, bueno, no es mala idea.
-Me gustaría enamorarme…
-¿Es una proposición? –repite él, sonriendo.
-No creo que seas la persona más adecuada –me muerdo el labio.
-No, no lo creo, más que nada porque ya no creo en el amor- enciende otro cigarrillo.
-Oh, eso sí que no me lo creo. ¿Nunca has querido a ninguna chica tanto como para no poder vivir sin ella?
-No me gusta hablar de eso…

3 comentarios:

  1. Me encanto lo de Aroa y Dario. Y tenes razón, me hiciste ver algo diferente :)
    Besooooos

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  2. Tienes toda la razón, hay veces que no te das cuenta de cosas que tienes enfrente tuya y tienes, muchas veces, que dañar a alguien para darte cuenta. Me a encantado esta entrada, como todas! Un besazo

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