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sábado, 29 de octubre de 2011

Un bonito recuerdo Parte 4

Me dirigí a casa de Marta sola por la calle. Noté la presencia de alguien que me seguía y empecé a andar más rápido. Tenía miedo. Me acordé de esos chicos de la puerta. Eché a llorar pero sin dejar de andar. También me acordé del beso entre esa chica y Marcos. Cada vez notaba su presencia más cerca. No me atrevía a girarme. Estaba tan cerca de mí que podía notar su aliento en mi nuca. Entonces ocurrió lo peor. Me agarró de la cintura. Me asusté mucho e intenté apartarme. Giré la cabeza para ver su rostro, pero estaba oscuro y no podía ver nada. Me eché a llorar mucho más y empecé a empujarle.
-¡Para, para! No quería asustarte-la voz me sonaba familiar.
Era él. Marcos. Yo no podía parar de llorar. Seguía pegándole.
-Sólo quería asegurarme de que llegabas bien.
Dejé de pegarle.
-¿Y desde cuando te importa a ti eso?-me crucé de brazos pero sin mirarle.
-Es de noche y sería de mala persona dejarte sola, sólo por eso.
-Pues me has asustado mucho-seguía sin mirarle, todavía tenía los ojos húmedos.
Empecé a andar, dejándolo atrás. Me refregué los ojos con los puños.
-Espera, me tengo que asegurar de que llegas bien a casa.
Caminó a mi lado un rato. El corazón se me aceleró.
-¿Sabes lo que es más extraño de todo esto?- me miró.
-No, ¿qué?-pregunté. Intentaba no sonreír.
-Que yo ni siquiera sepa tu nombre.
Me reí, era verdad.
-Me llamo Teresa, pero algunos me llaman Tere.
Se rió.
-Encantado Tere, yo soy Marcos.
-Yo sí que sabía tu nombre, lo dijo tu padre. Pero igualmente, encantada.
Me dio la mano y sonreímos.
Paseamos sin rumbo por las calles desiertas. No me acordaba de que tenía que ir a casa de Marta. Estuvimos hablando de todo. Nos sentamos en el césped del parque.
-Lo he dejado con mi novio-dije.
Me miró extrañado.
-Pero si os he visto antes juntos-me miró preocupado.
-Ya, pero un rato después lo hemos dejado-miré al suelo.
Marcos sonrió.
-¿Estás bien?-preguntó agarrándome la mano.
-Sí-un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Miré su mano junto a la mía. Había sido un gesto suyo. Pero algo me impedía ir más allá. Él tenía novia. Marcos me miraba preocupado. Yo le miré y sonreí. Alcé la vista. El cielo estaba lleno de estrellas y había luna llena.
-¿Qué piensas?
Me giré hacia él. Estaba muy cerca de mí. Me agarró la mano con fuerza. No quería que me dejase  nunca. Se acercó mucho más a mí. Mi corazón empezó a latir más y más fuerte. Toqué su cálido cuello con las yemas de mis dedos. No podía, no debía, pero quería. Aún así no me dejé llevar.
-Lo siento. Me tengo que ir, se me ha hecho tarde.
Le solté la mano e intenté escapar de ese beso prohibido. Me levanté rápidamente. Si me quedaba un segundo más iba a caer en la tentación. Me miró y se levantó.
-Perdona-dijo. Me cogió de la mano dulcemente y me acercó a él-no debería haberlo hecho.
Eché a llorar.
-No, no deberías haberlo hecho.
-Pero ¿sabes qué? Era lo que sentía en ese momento y me he dejado llevar.
-Pues no deberías haberlo hecho. ¿Sabes qué? Tienes novia-dije sin mirarle.
-Novia, novia. ¿Quieres saber lo que pasa? Mi padre me obliga a estar con ella, eso pasa. Él se lleva muy bien con sus padres y me obliga. Ella, por lo que dice, sí me quiere, pero yo a ella no.
-No lo sabía, perdona. Pero igualmente no deberías haberlo hecho.
-Al final no ha pasado nada, no te pongas tampoco así.
-Pero si no hubiese sido por mí, sí que hubiese pasado.
-Pero ha habido un momento en el que sí que te has dejado llevar-se rió.
-No sabía lo que hacía.
-Claro, claro- me dio la vuelta y me puso de espaldas a él-Dime la verdad, ¿a qué te hubiese gustado que hubiera pasado?-dijo abrazándome por la espalda.
Me encantaba estar entre sus brazos. Suspiré.
-Déjame en paz-me reí.
Apoyó su cabeza en mi hombro.
-¿A que sí?-susurró en mi oído.
Nos miramos de reojo. Esos ojos color miel eran preciosos ante la luz de la luna.
-¡Ah! Te has quedado callada- se rió.
-No, no me hubiese gustado-sonreí.
-¿No?-se asomó por mi hombro para mirarme a la cara.
-No-reí.
-¿En serio?-insistió.
-Sí, en serio, no me hubiese gustado.
Me giré para mirarle. Se quitó la chaqueta, pero sin soltarme.
-Entonces no me queda de otra-dijo andando hacia la fuente.
-¿Para qué?-me reí.
Me cogió por la espalda e hizo el gesto de tirarme a la fuente. Empecé a darle golpes con los puños en la espalda.
-¿En serio?-insistió.
-¡Para, para!-dije, pero no sirvió de mucho.
Marcos se metió en la fuente, pero sin dejar que yo me mojara.
-¿Por qué quieres que pare? ¿Acaso te has arrepentido?-dijo gritando.
Me reí y empecé a darle patadas.
-¡Para, que me haces daño!-gritó.
- ¿Por qué quieres que pare? ¿Acaso te has arrepentido?-repetí.
-No, no me he arrepentido- en ese momento me soltó, pero yo me agarré a él y caímos los dos al agua.
Nos empezamos a reír los dos. Marcos me salpicó.
-Sí-dije tímida.
-¿Sí qué?
-Que sí que me hubiese gustado que hubiera pasado-me reí.
Se quedó callado.
-¿En serio?-se rió.
-No- le eché agua en la cara.
-Vas a ver.
Se me tiró encima y me agarró del cuello. Hizo el gesto para ahogarme. Le di una patada en la barriga para que se apartara. Me agarró de la cintura y sonreímos. Entonces me besó. Estuvimos jugando, como niños pequeños, en la fuente.

Al cabo del rato salimos. Miré el reloj. Eran las dos y cuarto. Marcos me dejó su chaqueta. Estábamos a principios de primavera y ya empezaba a hacer calor. Él se quitó la camiseta porque estaba mojada y no quería resfriarse. Caminamos en silencio, de la mano. Yo sabía que lo nuestro sería imposible. Él tenía que estar con esa chica, quisiera o no, y yo no podía hacer nada al respecto.
-¿Qué te pasa?-preguntó.
-Estaba pensando.
-¿En qué?
-En que esto no puede volver a pasar.
Marcos bajó la mirada.
-Te prometo que voy a hablar con mi padre sobre esto. Yo quiero estar contigo.
Lo besé.

Me acompañó hasta la puerta de la casa de Marta.
-Bueno, adiós-me despedí.
-Espera, déjame decirte una cosa.
-Dime.
-Te quiero tanto-me abrazó muy fuerte.
-Yo también te quiero-sonreí.
Subí las escaleras y entré en silencio a la habitación de Marta.

-¿Dónde has estado?-me preguntó sorprendida

-Con Marcos.
-¿Marcos? ¿El chico del café?-se sentó en la cama.
-Sí-me sonrojé.
Le conté todo lo que hicimos. Ella me escuchaba con atención y me miraba con la boca abierta.
-¿Y qué vas a hacer?-me miró preocupada.
-¿Cómo que qué voy a hacer?
-Sí, él tiene novia aunque sólo sea de palabra. ¿Sabes que lo vas a tener que ver con ella?
-Sí, lo sé, él no puede hacer nada. Quizá le pediré al señor del café para que me deje trabajar allí. Así lo podré ver más.
-Buena idea.

8 comentarios:

  1. Mañana o como máximo el lunes, podréis saber el final!

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  2. ME encantaa uapaaa!!! preciosaaa espero k sigas un beso muy grande!!

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  3. Muchiiisisisisismas gracias guapisima!! Un besoo <3

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  4. buaah escribes tu estas historias? son impresionantes! me encantan enserio, besooos :)

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  5. Sii, las escribo yo, ajajaj muchas gracias guapa :D

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  6. Me encanta, me encanta, me encantaaaaaaa zipii^^

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  7. Aiss..., que pena que se acaben, me habia enganchado...

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  8. Ya tienes el final eeh ajajaja
    Gracias Zape :D

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