-Hola, mamá-digo poniendo voz tranquila, aguantando las lágrimas.
-¿Cómo te ha ido el primer día?-pregunta al otro lado del teléfono. Quizá hasta tengo suerte y no se da cuenta.
-¡Genial! Muy bien mamá-digo fingiendo una gran alegría. Me acuerdo de Pablo, este chico ha conseguido sacarme una sonrisa después de tantos lloros. Mi madre estuvo apoyándome todo el año que hubo entremedio. Él lo ha conseguido en un simple momento. Ahora me siento mejor.
-Me alegro Aroa-sé que está sonriendo al otro lado del teléfono. No la veo, pero lo percibo, lo siento-Bueno, voy a hacer la comida, te espero, ¿vale? Hasta ahora.
-Vale, adiós mamá-me despido.
Cuelgo. Me vuelvo a acordar de la llamada. Se me crea un nudo en la garganta. Pero no voy a llorar. No pienso llorar. Ni pienso devolver la llamada. No quiero escuchar su voz. Esa voz que me hizo llorar. No, no lo voy a hacer. Guardo el móvil en mi bolso otra vez y miro por la ventana. Veo mi reflejo. ¡Oh, no! Se me ha corrido el rímel. Cojo un pañuelo y me limpio como puedo.
El autobús se para. He llegado a casa. Cojo las cosas y me bajo rápido. Mi casa está en frente de la parada. Algunos chicos se bajan a la vez que yo, pero luego se dispersan, cada uno va a un lado, cada uno sigue su camino, su rumbo. La ventana está abierta. Es mi madre. Entro y me llama desde lejos.
-¡Mamá!- la llamo-¡ya estoy en casa!
Subo las escaleras y me voy directa a mi habitación. Me tiro en la cama mirando hacia arriba. Estoy feliz, por un lado, por el otro estoy destrozada. Esa llamada me ha dejado muy mal… Pero lo compensa Pablo. Lo sé, es una locura… Pero es capaz de hacerme feliz… Darío… Darío me ha llamado, pero yo lo tenía apagado. Miro el papel con su número que tenía en el bolsillo. Es el mismo, es el suyo. Su teléfono, que ha llamado a cientos de quilómetros. Pero no le devolveré la llamada. No quiero volver a sufrir. No serviría de nada, prefiero olvidarle por completo… No quiero ilusionarme. No voy a mirar al pasado, sólo el presente que es el único que está en mis manos, lo que ha pasado ya no se puede cambiar. Nunca he creído en relaciones a distancia.
A cientos de quilómetros
Aroa… No me ha devuelto la llamada… Estoy destrozado. Vale, puede ser que no lo haya visto. Pero, ¿y si lo ha visto y no quiere saber nada de mí? No quiero pensar en eso… Pero es muy posible, aunque me duela es así. No puede estar tanto tiempo sin mirar el móvil. Ella habrá pasado página y ahora que ha empezado la universidad habrá conocido a algún chico que le pueda dar lo que yo no puedo, que verá cada día… Y yo estoy aquí todavía, pensando en ella como un imbécil… ¿No nos olvidamos los chicos antes? Eso es lo que dicen… Ahora he comprobado todo lo contrario. Yo no la voy a olvidar, lo sé, y ella ya pasa de mi cara. Quizá mi llamada le ha dejado igual, ni se ha inmutado o quizá ni siquiera tiene mi número. ¿Por qué me como tanto la cabeza? ¿Eso no es cosa de las chicas? Oh dios… Será mejor que descanse, es tarde… Mañana será otro día…
Al día siguiente, en el autobús
No he dormido nada esta noche. No he parado de pensar en todo lo que me pasó ayer. Darío fue mi mejor amigo, pero hasta ahí, vale que nos besamos, pero es algo que no puede ser y lo entiendo. Y Pablo… Pablo no sé, quizá me estoy montando mi película y no pasará nunca nada entre nosotros. A penas le conozco. Quizá cuando le conozca mejor me cae mal. No lo sé, es un misterio, como la vida misma. Ahora le voy a ver. Falta poco para el sábado. No sé qué me voy a poner. Tengo un vestido blanco de florecitas muy bonito, pero es que para el concierto no lo veo muy adecuado. Quizá si me lo paso bien le digo yo de quedar el próximo día. Sonrío sólo de pensarlo. El autobús se para. Se me ha hecho corto esta vez el viaje. Bajo despacio, pensando en que le voy a ver. Espero estar bien, no me he arreglado mucho porque me he levantado tarde y he tenido que ir rápido. Camino en dirección a la puerta que me toca. Es la 40. Allí está Pablo, está muy guapo, va más arreglado que ayer. Lleva una camisa encima de una camiseta de tirantes. Con unos tejanos oscuros. No sé, está muy guapo. Él no me ve, está de perfil, mirando su móvil. Me acerco a él y le toco el hombro.
-Hola-sonrío.
Me mira y sonríe de oreja a oreja. Me entra un cosquilleo en el estómago.
-¿Qué tal estás?-pregunta sin dejar de sonreír.
-Muy bien, ¿y tú?
-Ahora mejor-Oh, dios… ¿Es lo que creo que es? ¿Lo dice porque acabo de llegar? Espero que no sea un ligón empedernido. Odio ese tipo de chicos. No puedo evitar sonrojarme.
La profesora llega y nos abre la puerta. En su clase nos sentamos por orden de lista. Yo soy de las primeras y su apellido es Sarrasec, así que estamos bastante lejos. Estoy detrás del todo y veo como toda la gente empieza a sacar los apuntes. Pablo está en tercera fila, al lado de la ventana. Veo que se gira y me mira. Yo le miro a él y sonreímos a la vez. No sé qué me está pasando. Cuando me mira es como si todo se parase, sólo estamos él y yo. Esto no puede ser, no quiero ir rápido, todavía tengo que olvidarme del míster Darío.
-Hoy no te he visto muy atenta en clase-dice alcanzándome.
-¿Tú crees? No sé, he estado un poco ausente. Espero que la profesora no se haya dado cuenta-digo cruzando los dedos.
-Sí, lo has estado. Te he pillado unas cuantas veces embobada-ríe.
-Estaba pensando- le doy un golpe en el brazo.
-Tenías los ojos como platos mirando al frente-sin parar de reír.
-No te pases-me contagia la risa. Le doy otro golpecito.
-¡Ah! Tú tampoco te pases. Acabarás matándome-ríe.
Me cruzo de brazos haciendo parecer que estoy molesta.
-Según tú no tengo tanta fuerza, ¿no?
Me mira un segundo y mira al frente, dejando caer una risita.
-¿Qué pasa? ¿Por qué te ríes ahora? ¿Qué he hecho ya?-pregunto extrañada.
-No, nada-me mira de reojo, esta vez serio. Es la primera vez que le veo así.
-Bueno…-intento cambiar de tema- ¿dónde toca ahora?-pregunto algo ausente.
-Eeeh…-piensa-, en el aula 20, creo-vuelve a sonreír.
Es extraño, ¿no? ¿Cómo puede ser que coja confianza con un chico que sólo conozco de un día? No quiero ir rápido, ya lo he dicho. Pero no quiero que se me olvide, no debo olvidarme. No le conozco de nada, me puede fallar de un momento a otro, no lo sé. No pienso caer en la tentación tan fácilmente, quiero estar segura. El chico no para de enviarme indirectas, pero no se las voy a acoger tan fácilmente, yo no soy así, y él debe entenderlo. Quizá él está acostumbrado a las chicas que se lo dan todo mascado, que con una sonrisa ya las tiene en su bolsillo, pero yo no soy así, yo soy diferente a las demás, supongo que ya os habréis dado cuenta. Él parece el típico ligón que todas las chicas le van detrás, pero hay momentos en que parece un chico normal, con un cerebro que sirva más que para ligar. Este chico me deja descolocada, no es nada predecible, no sé lo que va a hacer o decir, siempre consigue sorprenderme. Y su tono irónico me saca de mis casillas, pero a su vez me encanta. Estaréis pensando, estás coladita. Pues no, no pienso ser una más, no. Y diréis, sí eso lo dices ahora, pero no vas a aguantar porque te gusta. ¿Qué creéis, que no os conozco? Y tanto, sé lo que pensáis, y no, bueno, sí pero no, no, no, no puede ser. Además, no pegamos para nada, ya le habéis visto. ¿Por qué sonrío? Me estoy cansando de mí misma. Algo dentro de mí no para de llevarme la contraria. Yo pienso siempre con la cabeza, pero ese algo no me deja en paz.
-¿Por qué sonríes?-pregunta poniéndose delante de mí y cortándome el paso.
Me gusto el final, me dejaste intrgada :
ResponderEliminarBesos desde:
http://www.nuncaserafacil.blogspot.com/
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ResponderEliminarCOMO RAYOS SABES LO QUE PIENSO??? Eres telepatica a traves de la pantalla??? :O Jajajaja, justo cuando decias "Estaréis pensando, estás coladita" ¡Eso estaba pensando! :/ jajajajaj
ResponderEliminarMe encanto el capitulo :D
Ojala publiques pronto, besitosss desde:
http://historiadeamorocuentodehadas.blogspot.com/
Me dejas enganchado con cada historia que leo... impresionantes. besos=)
ResponderEliminarMenuda rallada de cabeza eh¿? Me dejas siempre con la intriga....
ResponderEliminarTu lectora audaz <3
Guapaaaaaa! Primero decirte que siento muchíiiiisimo haber tardado tanto en pasarme por aquí. Bueno, en comentarte más bien. Porque leer me leo tus entradas casi al día. (Lo intento :P) Y es que, cuando termino, como a penas tengo tiempo, pues digo: Luego me paso y la comento. Pero o se me olvida, o no saco tiempo U.u Pero ya esta, ahora estoy aquí, asi que genial :D :D
ResponderEliminarY eso, QUE LA HISTORIA ME ENCANTA! Me tiene super enganchaaaaaaaada, y puaf. Que mas te voy a decir, que quiero ya el siguiente capitulo. Que bonito *O*
Bueno, ya, que tampoco tengo mucho tiempo libre TT
Besitoooooooooooooooooos!
http://memoriasdechloe.blogspot.com/
Pues si que nos conoces...jummm eres alguna clase de vidente o asi?? JAJAJAJAJAJAJA el capítulo ha sido precioso, enserio, escribes muy bien...pobre Darío, pero que majos Aroa y Pablo...*__* espectacular, como siempre, un besazooo enormeee! :)
ResponderEliminarestoy super enganchada a esta historia!! me da pena dario... Pero tiene que quedarse con Pablo...No se, Pablo me cae bien.
ResponderEliminarUn besoo, publica pronto!
Hoolaaa!! Cada vez me gusta mas!
ResponderEliminarEscribes de una manera que engancha un monton!
Tu historia supera
a muchos libros que me he leido en cuanto a
originalidad!! =)
Pasate por el Blog ay entradas nuevas y me das tu opinion!
Estoy escribiendo, en una pestaña una especie de
'mini-relato'
Esperoo qe te guuste!! ;)
Un besoo y espero (ansiiosaah) jajaja
tu proximo capituloo!!
Por cierto, en la entrada anteriior
tienes toodaa la razooon!!
=D
Esta coladita, jajajja.
ResponderEliminarSigo leyendo ^^
Besos, Amanda.