Robándole miradas

Caminaba en silencio entre los pasillos de ese instituto frío y lleno de gente. El viento helado de Enero se colaba entre los huecos de las ventanas y la estremecía constantemente... Las risas de sus compañeros se asomaban a sus oídos levemente, cómo si estuviesen a años luz de ella, de su mundo. Vivía en su mundo, asentía como si escuchase cada palabra que pronunciaban sus amigos, aún así estaba sumergida en sus pensamientos, o mejor dicho, en él. Alzó la vista con pereza y se encontró esos ojos negros observándola detenidamente. Sólo sabía su nombre y poco más, aún así, sin necesidad de diálogos, era el primer chico que había sido capaz de transmitirle tanto y dejarla sin aliento con tal sólo fijar sus ojos en los suyos. Ese chico la estaba volviendo loca tan sólo robándole miradas.