-No fue así, jamás me olvidé de ti, es más, lo pasé muy mal… No sabía cómo hablarte después de lo que hice, me arrepentí muchísimo de habértelo contado de ese modo…
-Fue un maltrato psicológico el paso de los días con tu ausencia, ¿sabes? –Hago una pausa y Darío me mira torciendo los labios-. Fue cuando más te necesitaba, aunque estuvieses a kilómetros de mí… Pensé que te perdería.
-Me tienes aquí… -susurra, apartando de mí sus ojos avellana.
-No –niego rotundamente-. Si no hubiese sido por mí, si no me hubiese presentado aquí, tú no me hubieses buscado.
-Te llamé –confiesa.
-Lo sé, y la fastidiaste –me levanto de un salto y mi alrededor comienza a dar vueltas. Camino con cuidado hasta la salida del local.
-¡¿Qué?! ¿Que la fastidié? –me sigue hasta la calle.
-¡Sí! Había aprendido a vivir sin ti, ¿vale? ¡Y volviste de repente hace un mes! –grito al borde de la desesperación.
-¡Tenía la necesidad de saber de ti! –se lleva las manos a la cabeza y me observa con el rostro desencajado.
-¿Después de un año y medio pretendías hacer como si no hubiese ocurrido nada? ¿Hacer como si no te hubieses ido nunca y todo siguiese igual? –Darío espera con los brazos colgando a ambos lados de su cuerpo-. ¡Pues no! ¿Sabes? Las cosas habían cambiado, habías pasado a un segundo plano y ya me había hecho a la idea de que no te iba a volver a ver… -trago saliva para conseguir retener las lágrimas.
-¿Qué querías que hiciese? Sé que hice mal y que debería de haberte llamado mucho tiempo antes, pero no lo hice.
-¡Por tu miserable orgullo! ¡Por eso no lo hiciste! ¡Te quería, joder! –chillo en medio de la carretera, con los recuerdos a flor de piel y el corazón desbordado.
-¿Te crees que yo no? Pues sí, yo también te quería y te eché mucho de menos todo este tiempo. Dime, por favor, ¿por qué te has presentado aquí si no querías volver a saber de mí? –la pregunta me pilla desprevenida y me tomo un par de minutos para pensar realmente lo que le voy a contestar a ello.
-No podía rehacer mi vida si no me quitaba la duda de si te seguía queriendo o no…
-Debes rehacerla, obtengas la respuesta que obtengas…
-Ahora ya estoy segura de lo que realmente quiero, estoy enamorada de Pablo y he estado perdiendo el tiempo pensando en el recuerdo que tenía de ti –murmuro, recapacitando acerca de mis propios sentimientos.
Darío se limita a sonreír, aliviado, y me abraza con fuerza, protegiéndome entre sus brazos y ofreciéndome su calor. Nos quedamos en silencio, oliendo nuestros cuerpos y perdiéndonos el uno en el otro, recordando viejos tiempos.
En ese abrazo (Darío)
Aroa acaba de poner las cartas sobre la mesa y me ha sorprendido… Rehacer su vida. Yo lo había conseguido con Giulia y estoy enamorado de ella, la quiero con locura, ahora yo también estoy más seguro de ello. Me alegro muchísimo de que Aroa no siga queriéndome, porque no hubiésemos llegado a nada…
No puedo negar que volver a verla me ha impactado bastante y me ha hecho dudar de mis sentimientos, pero no es más que un recuerdo de buenos amigos.
-Siento haberte hablado así- susurra en mi oído.
-Tranquila, antes o después íbamos a tener esta conversación, espero que todo haya quedado claro.
-Ha quedado claro –sonríe, apartándose un poco de mí.
-Me alegro de que así sea –le acaricio la mejilla y nos disponemos a entrar de nuevo al local.
-¡Darío! ¿Qué haces aquí? –una voz masculina me grita a un par de metros de distancia. Me doy la vuelta y me encuentro esos ojos azules tan característicamente pícaros.
-¡Andrea! Eso me pregunto yo –río, mientras éste me propina un abrazo. Echa una mirada de reojo a mi acompañante y me mira extrañado-. Andrea, te presento a Aroa, Aroa, él es Andrea, un amigo –los presento y se dan dos besos.
-¿Habla español? –me pregunta Aroa, sorprendida.
-Sí –responde Andrea-. Mis padres son españoles –espero que no le dé a Andrea por ligar con Aroa… - Así que tú eres la famosa Aroa…
-Espero que te haya hablado bien de mí –ésta se sonroja y me mira.
-Sabes que sí –suelto una carcajada.
-Oye –se dirige a mí de nuevo-, ¿te has enterado de que la hermana de Giulia ya se ha despertado?
-Sí, me lo ha contado Giulia esta tarde –sonrío-. Por cierto, ¿tú que hacías hoy por allí?
-Es que… -agacha la cabeza y saca un cigarro-, he conocido a la mejor amiga de la hermana, Carolina, y… ya sabes tío –ríe y Aroa también lo hace al escuchar las palabras del chico.
-Es un ligón –le aclaro a Aroa y ésta asiente a la vez que sonríe de oreja a oreja.
-Mucha suerte con esa nueva chica –río al escuchar las palabras de mi vieja amiga.
-Gracias –agradece Andrea.
Lo siento, de verdad, no haber podido publicar antes, jo, pero es que no tengo nada de tiempo... Muchísimas gracias por vuestros comentarios en estas últimas entradas, sois increíbles, os quiero muchísimo :)
¡Un beso muy muy muuy grande! <3
Siempre tan intensa tu historia
ResponderEliminarSaludos
AY, EL SIGUIENTE YA POR FAVOR. 100% enganchada
ResponderEliminardesastreconpiernas.blogspot.com.es
¡Perfecto! Estoy eganchadísima :3
ResponderEliminarSube pronto,por favor.
Ya esta más avanzada tu historia, yo penas voy por el capítulo 90.
ResponderEliminarEn estos días me he ido poniendo al corriente.
Saludos Leo ♥