En una habitación, en un
barrio de Barcelona
Abro la puerta, estoy realmente
destrozada. Decido llamar a Lucía al móvil para quedar, será mejor que me ponga
las pilas, estoy empezando y será mejor no quedarse atrás.
-¿Sí?-responde una voz femenina.
-Hola, ¿está Lucía?
-Sí, soy yo, ¿quién eres?
-Soy Aroa, es para quedar para
hacer el trabajo-hago una pausa al ver que no responde- ¿Cuándo podrías quedar?
-Eh… Espera un momento-escucho
mucho ruido, pero se calma, hasta no escuchar nada-¿mañana puedes?
-Sí, me va genial- respondo.
-Bien… pues quedamos mañana en la
puerta de la Universidad… ¿a las 10 te va bien?-dice al otro lado de la línea.
-Sí, me va bien. ¡Nos vemos
mañana! Adiós-me despido.
-¡Adiós Aroa!-y cuelga.
Bajo las escaleras y me tiro al
sofá boca abajo. Nina viene corriendo y se lanza a chuparme la nariz. La cojo y
la dejo sobre mi tripa. Me mira, levantando las orejas. Es tan bonita…
En un comedor de Milán
(Mara)
-Hola chicas-sonríe, como sólo
sabe hacer él.
Mira a Carolina, que se levanta
corriendo y le abraza.
-Hola Carlo-saludo, haciéndole
ver que yo también estoy aquí.
Él sólo se limita a mirarme un
segundo, después se sienta al lado de Carolina. Odio que des de que lo dejamos
no me hable apenas. Ellos empiezan a hablar, dejándome de lado. Me siento fuera
de lugar, no entiendo como he podido fijarme en un chico así de prepotente.
Uff… Remuevo la ensalada, por enésima vez. Siento la mirada de Carlo en mí,
pero no me atrevo a levantar la vista.
-¡Mara! Estás embobada-dice
Carolina riéndose.
-Eh… Sí, lo siento… ¿Decías
algo?-susurro, mirándola fijamente y poniéndome colorada.
-Sí, que ha sido muy bueno
dejándote sus ejercicios-Carlo me mira, después de las palabras de Carolina.
-Eh… Sí, gracias de
nuevo-nuestros ojos conectan unos instantes, buscando un pasado que ya es
historia.
-De nada- carraspea.
-Bueno chicos, me tengo que ir a
la taquilla-me levanto- Carolina, nos vemos después ¿vale?-digo alejándome.
¡Por fin! Qué mal rato que he pasado…
Camino por los pasillos, en busca
de mi taquilla, la 204. Hay mucho ruido y pienso que es buena idea ponerme los
auriculares. Saco mi mp4 del bolsillo y pulso Play. Suena “Ti scattero una
foto” de Tiziano Ferro. Es una de mis preferidas. Abro la taquilla y saco los
libros que necesito para la última clase. Al cerrarla me encuentro con sus ojos
verdes.
-Mara…-susurra, muy cerca, quizá
demasiado.
-Contigo quería hablar
yo-susurro, después de observar que Carolina no está por el pasillo.
Me sujeta el codo con firmeza y
nos encaminamos a un lugar conocido, donde hacía ya tiempo que no iba. Miles de
recuerdos me vienen a la cabeza y me impiden pensar que no estoy allí para lo
mismo que las veces anteriores.
-Dime-susurra, soltándome y
apoyándose en la pared del baño averiado. Hay muy poco espacio para pensar con
coherencia.
-Pues- intento ordenar mis
ideas-, lo primero, ¿por qué me has dejado los apuntes, si hacía tiempo que no
nos dirigíamos ni una palabra?-consigo pronunciar, aguantando los nervios.
-Porque me apetecía y te he visto
apurada- no le creo, menuda tontería.
-Sí, claro… No es la primera vez
que no hago los deberes y no me los has dejado las demás veces- alzo un poco la
voz sin darme cuenta.
-Pero hoy es-hace una pausa.
-¿Qué es hoy?-digo más fuerte. Él
se abalanza sobre mí y me tapa la boca con la mano, evitando que nos oigan. Se
escuchan pasos, pero éstos enseguida cesan-. ¿Qué es hoy?-repito, ésta vez más
flojo, después de que aparte su mano, intentando que no nos escuchen. Él dirige la mirada al suelo, en busca de una
respuesta y luego vuelve a fijar sus ojos en los míos y me pierdo en ellos.
-Hoy es diferente.
¿Diferente? Vamos…
-¿Diferente a qué?- sigo
mirándole a los ojos, en busca de una respuesta-. ¿Al día que lo dejamos?- no
sé a qué ha venido esa pregunta, pero me ha salido del alma.
Carlo baja la mirada, seguramente
está recordando ese día.
-No me hables de ese día-susurra,
dándose la vuelta y apoyando los codos en la pared de plástico llena de nombres
a rotulador.
-¿Por qué, acaso tienes miedo a
recordar? Te recuerdo que no fui yo quien lo dejó-digo, sabiendo que le duelen
las palabras, pero quiero desahogarme, aunque a mí también me hieren.
-Cállate por favor-dice tenso.
-¿Te acuerdas?-sigo hablando,
haciendo caso omiso a su orden-. Era junio, y habíamos quedado todos juntos, en
ese tiempo estábamos juntos, a escondidas, pero lo estábamos, y tú no tenías
derecho a…-no puedo acabar la frase.
-¡Cállate!- chilla, girándose
hacia mí, mirándome a escasos centímetros.
-¿Que me calle?-río-, fuiste tú
quien se enrolló delante de mis narices con esa zorra- pronuncio la última
palabra recordando a esa chica, con cara de asco-. ¡Te odio! ¡Te odio como a
nadie en este mundo!
-Yo te odio más, por no haberme
dicho antes todo esto y que me hayas hecho sentir mal-se abalanza sobre mí y me
besa apasionadamente.
Yo no me resisto, dejo que siga.
Es un beso lleno de odio y rabia acumulada dentro de un baño averiado. Es
inevitable que se me escape alguna que otra lágrima, me siento fatal. Mis manos
se deslizan sobre su abdomen, ahora ya desnudo, mientras él me besa el cuello.
Primero: ¿volverá a salir Nina? Y segundo: cómo son capaces de besarse siendo tan mugrosos? En serio, éso me lo tienes que explicar.
ResponderEliminarVayaaa! Que emocionante se esta poniendo esto =)
ResponderEliminarMe encanta como lo redactas eres genial.
Un besito desde loveelocked.blogspot.com
Wow de nuevo me dejas sin palabras!!! Me ha encantado, como siempre..... Espero el siguiente muy pronto e.é Un beso!
ResponderEliminarAlexia ;)
bdjknbsiukdbncsnikbcks ! meeeeeeeeeee encanta ! Con todas als letras, es precioso, espero el siguiente con muchisisisisisisimas gaaanas ! :) Un besito muuuy fuerte y pásate por mi log, se está cociendo por allí una nueva novela :)
ResponderEliminarUnnnnnn beso
Laila <3
me ha encantadoo:) esperare el siguiente!!bss:)
ResponderEliminarque fuerte!! que ganas de saber como sigue.. Cuándo se entere Carolina...
ResponderEliminarUn besooo!
NOOO, Mara no le beses.
ResponderEliminarAhora mismo pienso en la pobre Carolina tan ilusionada :S
Besos, Amanda.