Los días pasaron, y Andrew y Samu se llevaban cada vez peor. Se insultaban nada más verse. Se pegaban si uno decía algún comentario fuera de lugar. Yo estaba harta de ellos porque no me lo podía pasar bien con mis amigos.
Un día vino Andrew a mi casa a pasar el rato. Se fue al baño. Llamaron a la puerta y abrí. Era Samu y traía cara de enfadado.
-¿Por qué no acabamos lo que empezamos?- dijo intentando besarme el cuello.
-No hemos empezado nada nunca-dije apartándome de él.
-En eso tienes razón, pero si yo te gusto, ¿por qué no empezar ahora?- dijo intentando meter su mano por debajo de mi camiseta.
-¡Déjame! No quiero tener nada conti-no me dejó acabar la frase, me besó. Todo el tiempo que llevaba esperando ese beso ahora me daba asco. Le di una bofetada.
Me cogió por la cintura y me tumbó boca arriba en el sofá. Empezó a besarme y me desabrochó y me quitó el pantalón del pijama. Yo hacía lo imposible por apartarme pero no me dejaba. Seguía besándome. Yo estaba en sujetador y bragas.
Andrew apareció por la puerta.
-¡Ui! ¿Ya vienes a molestar? ¿Es que no ves que estamos ocupados?-dijo Samu con cara de bobo.
Me aparté de Samu como pude. Fui corriendo hacia Andrew y me agarré a su brazo.
-¡Déjala en paz!-dijo apartándome de su lado.
Samu fue a darle un puñetazo a Andrew, éste lo esquivó y yo que estaba detrás lo recibí. En plena cara. No me dio tiempo a reaccionar. Caí al suelo. Un ardor me recorría el rostro, y mi cabeza daba vueltas. Escuché como Andrew echaba a Samu de mi casa y cerraba la puerta. Me llevé la mano a la mejilla y me dolía. Me la notaba hinchada.
-¿Estás bien?-dijo Andrew en cuclillas a mi lado.
-No, la verdad es que no-dije abriendo los ojos.
-Ahora vengo-dijo Andrew yendo a la cocina.
Unos minutos después apareció con una bolsa de hielo envuelta con un trapo de cocina y me lo acercó.
-Gracias-dije colocándomelo sobre el golpe.
Intenté levantarme, pero de la caída me dolía el tobillo, seguramente me lo habría torcido al caer. Andrew me ayudó a levantarme, intentando que yo no apoyara el pie izquierdo. Me llevó hasta el sofá y me ayudó a sentarme. Cogí con la mano que tenía libre la camiseta que estaba tirada en el suelo al lado del sofá y me la puse. ¡Andrew me había visto en ropa interior! Nada más pensarlo me sonrojé y bajé la mirada al suelo. Andrew se sentó a mi lado y me miró de arriba a abajo.
-Andrew-le miré-¿me podrías ayudar para que pueda ponerme los pantalones?
Él se sonrojó y se levantó a cogerlos.
-Sí, claro-dijo carraspeado.
Dejé a un lado el hielo y empecé a ponerme los pantalones. Andrew me sujetó por la cintura para que pudiese subírmelos y cerrarlos.
-Gracias-dije sentándome otra vez en el sofá.
Cogí de nuevo el hielo y me lo coloqué en la mejilla. Andrew se arrodilló en el suelo y me sujetó el pie con delicadeza.
-¿Tienes vendas y esparadrapo?-preguntó mirándome.
-Sí, en el armario pequeño que hay en el baño, en el cajón del medio.
Se levantó y se dirigió al baño.
Cuando volvió se agachó otra vez y empezó a vendarme el pie. Me lo quedé mirando y cuando me di cuenta estaba sonriendo. Se me escapó una pequeña risa cuando sus dedos rozaron mi planta del pie. ¡Me hacía cosquillas! Él me miró travieso y volvió a pasar un dedo por mi pie. Yo hice ademán de apartarme, pero el dolor no me dejó.
-¡Ah! ¡Me duele!-dije agarrándome el tobillo que Andrew tenía entre sus manos.
-Déjame que te acabe de colocar la venda-dijo apartando mis manos del pie.
Cuando nuestras manos se rozaron noté un cosquilleo en la barriga. Él me miró serio unos segundos, pero en seguida apartó la mirada y la fijó otra vez en mi tobillo. ¿Qué había sido eso? Me apoyé en el respaldo del sofá y miré al techo.
-Ya está-dijo Andrew colocando mi pie en el suelo.
-Gracias-sonreí.
Él no me miró, sólo se levantó y se dirigió a la puerta.
-¿Dónde vas?-pregunté extrañada.
-Me voy a casa-dijo mirando el reloj-tengo cosas que hacer.
Abrió la puerta y se fue sin más.
¿Había hecho algo que le hubiese molestado? No era normal de él que se fuese de esa manera. Pensé en Samu y en Candy. Me sabía mal por Candy. Pero yo jamás le contaría lo que había pasado, se la veía muy ilusionada, no quería estropearle los planes. Quizá Samu sólo me había hecho esto para vengarse de que no se lo hubiese dicho antes y quizá con Candy sería siempre como era antes conmigo.