Nunca la he visto así, siempre está sonriente, alegrando la vida a todos y animando a cuantos la rodean. La pena que ahora la acompaña la muestra frágil, rota y sensible a cualquier factor externo. Duda unos instantes y se encoge de hombros.
-Lo he dejado con mi novio- sorbe los mocos y mira a la carretera, triste.
-Ah… Lo… lo siento- le paso la mano por la espalda, intentando consolarla.
-¿Y Aroa? ¿Sabes si vendrá?
-Eh… No, no va a venir…- trago saliva.
-¿Qué le pasa?- pregunta sin entender.
-Se ha ido esta mañana a Milán…
-¡¿Que ha hecho qué?! –Sus ojos parecen salirse de sus órbitas-. ¿Se ha ido a Milán? Oh, esta chica está loquísima, yo le dije que… pero no pensé que me haría caso…- se lleva las manos a la cabeza.
-¡¿Tú le diste la idea?!- me giro, atónito.
-¡No! O sea, sí, pero fue un simple comentario, no tenía la menor idea de que se lo tomaría al pie de la letra… Oh, Dios mío…
-Bah, ya da igual…- intento quitarle importancia.
-¿Vosotros…?
-Sí, también lo hemos dejado…-aclaro, con amargura en la voz-. Era… Era absurdo, ¿sabes? Lo nuestro era un camino sin salida…- aparto la mirada y observo los coches pasar por delante de nosotros.
-Lo siento, me gustaba la pareja que hacíais…
-Yo también pensaba lo mismo- suelto una carcajada sin ganas.
-¿Y qué vas a hacer?- me observa con tristeza.
-¿Qué quieres decir?
-O sea, ¿la has dejado ir así porque sí?- se gira hacia mí, indignada.
-Pues sí… ¿qué iba hacer?
En un bar de Milán (Darío)
Subo la persiana con la ayuda de Donato, mientras Giulia nos observa algo distante. Un silencio doloroso se ciñe sobre nosotros y el local parece más desdichado que de costumbre. Giulia entra con decisión y abre las luces, cegándome.
-Bueno, será mejor que hagamos como si nada, sino los clientes se preocuparán- sentencia Donato, colocándose detrás de la barra para prepararse un café largo.
-Sí- susurra Giulia, sonriéndome levemente.
El teléfono del bar suena de inmediato y Donato corre hacia el almacén, nervioso.
-¿Sí? Hola, cariño, ¿cómo está…?- responde-. Oh, Dios…- observo cómo se deja caer contra la pared y se tapa la boca con la mano que tiene libre.
Media hora antes, en el hospital (Carlo)
-Buenos días- nos observa el médico, inseguro-. Vengo a comunicarles que Mara ha mejorado, los daños cerebrales son inofensivos para el correcto funcionamiento de éste y afortunadamente irán desapareciendo. Aún no se despertará. Si todo va bien, dentro de veinticuatro horas debería abrir los ojos o responder a algún estímulo externo. Pueden visitarla, pero con tranquilidad, y sólo dos minutos por persona. La enfermera acompañará uno a uno a todos los que quieran ir a visitarla.
-¡Oh, gracias a Dios!- agradece su madre.
A medida que el doctor iba recitando su discurso, yo me iba sintiendo mejor. Ha sido como si me quitasen un peso de encima.
Por cierto, ¿dónde estará Carolina? Tengo que informarle de lo que nos ha dicho el médico.
Voy a contar mentiras. Es una tarea de lo más fácil y ligera. Voy a contar la no verdad, la falsa realidad y el mundo de los sueños imposibles.
Voy a contar que los días que llevo contigo dentro se llevan como si de una pluma se tratase, flotando en el aire, pero a la vez sobre mi espalda. Explicar que nunca he pensado en abandonar este sinsentido, ni tan sólo la tristeza se ha apoderado de mí. También puedo remarcar que siempre has sido lo que he necesitado y que has estado ahí en todo momento.
Pero, a la vez, decir que te he olvidado, que ya no eres nada para mí y que ya no tengo remordimiento alguno cuando bajo la vista para no mirarte a los ojos. Que ya no estoy perdiendo el tiempo en asuntos que no merecen la pena y que mi mirada ya no te busca entre la multitud cada vez que me adentro en esas cuatro paredes frías. Puedo afirmar, también, que ya no aceleras el tiempo que me mata ni me quemas la piel con sonrisas impuras.
Voy a contar mentiras mientras los minutos pasan y me conciencio de que nunca seremos más que nada.
Voy a contar mentiras y a callar miles de "te quiero" ciertos.
"Cuando te hablen de mí tú dirás que no fue para tanto, que ahora es mucho mejor,
No te quiero tanto. No, no tanto como para
no poder vivir sin ti. Me cuestionas el por qué de mis enfados y ausencias
cuando tú eres el primero en ganar las guerras de silencio. Tú también puedes
vivir sin mí, tienes tantas... no entiendo por qué vuelves sonriendo. Sí,
sonriendo así, ¿quieres parar? No, no me mires así, o mejor, directamente no me
mires mientras te digo todo esto. Quiero demostrar el enfado que llevo dentro y
me carcome, pero si tus ojos están clavados en mí, me es imposible razonar de
forma coherente. ¿Lo estás haciendo aposta? ¡Por favor, deja de observarme!
¡Borra esa sonrisa, vamos! Eres un caos incomprensible con un poder de convicción
sobrenatural.
Te odio, ¿lo sabes? Te odio por ser así,
por hacer que me pierda a mí misma, por olvidar el sentido de todo. Pero no te
quiero tanto como para creerme tus palabras de que vas a cambiar y dejar de ser
el mismo idiota de siempre, porque sé que dentro de unos días seré una más
aquí, una presencia que pasa desapercibida a tu lado y una conversación que no
cabe en tus pensamientos.Has roto el tenso silencio y mi mente ha
quedado en ruinas.No te quiero tanto, pero tu sonrisa me hace cuestionarme el
por qué no lo hago.
¡Hola! Ya somos 222 :D
¡Muchísimas gracias por todo!
(Os habréis dado cuenta de que esta entrada es hacia el Gran Idiota, sí, ha vuelto -.-)
He llegado a la sala de espera y ya estaba mi hermano. ¡Qué chico más idiota! No entiendo qué narices hace aquí… Parece cansado, pero no me importa realmente cómo se siente. ¿Cómo pudo acostarse con Mara? ¿Cómo pudo traicionarme de ese modo?
-¿Hay noticias de Mara?- pregunto nada más llegar.
No me da tiempo de obtener respuesta alguna, porque el doctor aparece por el marco de la puerta.
En ese mismo pasillo (Carolina)
Veo al médico en la puerta de la sala de espera y empiezo a correr. Todo sucede muy rápido. El médico se gira y me observa, con horror. Me paro en el marco de la puerta y veo cómo una enfermera se lleva a la madre de Mara. Parece triste, está tapándose los ojos llorosos con las manos y le pregunta desesperadamente cosas inaudibles a la mujer que la acompaña. Cerca de ella se encuentra Carlo, desplomado en la silla y con la cabeza hacia atrás. Es entonces cuando me temo lo peor. Me llevo las manos al pecho, que se oprime bruscamente y mis ojos se empañan, nublándome la vista.
Corro, corro en dirección contraria. La voz de Davide me llama a lo lejos, pero le ignoro, al igual que todos los demás gritos. También me topo con los ojos azules de ese chico que acabo de conocer, pero no le doy importancia. No me paro, bajo las escaleras, saltándolas de dos en dos y salgo del hospital, esquivando una gran multitud de personas en la entrada.
¿Por qué? ¿Por qué ha tenido que pasarle a ella? ¿Por qué ha tenido que morirse ella? ¡El coche debería haberme dado a mí! Podría haberme muerto yo…
Sigo corriendo, en dirección al metro. ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué papel tengo en este mundo injusto? Todo acaba de perder el poco sentido que tenía. No sirve de nada. Las dos personas que más quería se han ido de mi vida… Carlo no siente nada por mí y Carolina ha muerto… ¡Ha muerto! ¡Joder! ¡¿Por qué?!
Los dos me han hecho mucho daño, pero ella no merece que le ocurra eso, nunca se lo hubiese deseado… Era mi mejor amiga, a pesar de todo, ella era mi mejor amiga. Era… No me puedo creer lo que ha ocurrido.
Paso el tique, con la intención de que sea la última vez, por la máquina del metro y me adentro en cualquier línea a cualquier parte. No importa el lugar, al fin y al cabo, acabaré en el mismísimo infierno. Espero que no tarde mucho en llegar o me arrepentiré de mi impulso. No hay mucha gente, mejor, así no seré un rumor que se extienda demasiado. Nunca me ha gustado llamar la atención. Es entonces cuando me doy cuenta lo mucho que he cambiado en estar últimas semanas…
Hay una pareja en el andén de enfrente, besándose, y ella se parece mucho a Mara, bueno, realmente no, la chica es morena, pero en estos momentos todas las personas que habitan el mundo me recuerdan a ella, incluso ese hombre anciano que está sentado en el banco. ¿Por qué me sonríe? ¿Por educación? Intento corresponderle, pero me es imposible, sólo consigo una mueca por mi parte.
El túnel se ilumina y siento vértigo. Sobrepaso la línea amarilla pintada en el andén y suspiro, dando un paso más. Giro el rostro hacia el anciano y éste sigue ahí, sentado, observándome con preocupación por el riesgo que corro al estar tan cerca de la muerte. Creo que todos tenemos un lugar y el mío… El mío no está ahí. Doy un paso en falso.
En una Universidad de Barcelona (Pablo)
Laia se ha quedado en casa, desayunando. No sé por qué me he acostado con ella, ha ido un impulso estúpido. Me siento tan culpable por lo que he hecho… Tengo la sensación de que ha sido por rencor a Aroa, o… Buf, prefiero no pensar que ha sido por… el simple calentón de que al final no hiciese nada con Aroa. Sé que no es por eso, me sentía confuso, pero aún así tengo la culpa recorriendo mis venas.
Saco el móvil y recuerdo el correo electrónico que me envió Mara… Quería hablar conmigo y me olvidé completamente. Siempre he estado cuando me ha necesitado, pero me siento estúpido yendo siempre detrás de ella cuando me lo pide. Es hora de decir adiós. Pulso el botón de eliminar correo y éste desaparece de la pantalla para siempre.
No hay apenas nadie en la entrada, algunos estarán ya haciendo clases y otros no tendrán nada, pero es que no soportaba estar más tiempo en mi piso, era incómodo.
Reconozco a alguien en la escalera.
-¿Lucía?- me acerco a ella, la cual está cabizbaja-. ¿Estás bien?- niega con la cabeza-. ¿Qué ha ocurrido?
Ya, ya lo sé, es un capítulo un poco-bastante brusco... ¿Qué os ha parecido? :/
Había perdido la noción del tiempo desde el último café que tomaron juntos en ese pequeña cocina desordenada. Sentía su pecho oprimido cada vez que pensaba en él y no conseguía tener el control de su vida al ver que estaba sola. Sola. ¿No era lo que quería? Ya no estaba tan segura de ello, ya no podía mirarle a los ojos y asegurarle que no necesitaba a nadie a su lado, en esos momentos lo único que ocurriría sería que sus ojos se adueñarían de sus fuerzas y caería rendida a sus pies. Tres días, sólo debía aguantar tres días junto a su ausencia en la cama, dormir sin su respiración, dormir con su insomnio. ¿Cómo el tiempo transcurría tan lento si cuando estaba cerca temía la velocidad que éste llevaba?
Se preparó un nuevo café, el cuál resultó estar más amargo que de costumbre, y el azúcar se derramó por el suelo en un descuido. La torpeza se apoderaba de ella, al igual que los sentimientos irremediables.
-¡Joder! -gritó, desesperada y miró por la ventana, con la esperanza de verle volver por esa carretera que acompañaba la acera a lo largo de la calle.
Le aterraba creer que podía sentir algo más que cariño por ese chico, o lo que sería peor, que ya lo hiciese. Se estaba volviendo loca y su corazón palpitaba sin ritmo constante, como una montaña rusa en medio de una tormenta.
"Tal vez no tengo miedo a sufrir, sino a luchar contra la cordura." Se dijo a sí misma, bajando la cabeza y aceptando la realidad con la que le tocaba convivir.
Me incorporo, dejando caer mi espalda contra el cabezal de la cama.
-Todo es tan difícil, Laia, lo siento tanto…
-No lo sientas, gracias por hacerme volver al pasado.
-Pero…
-No te preocupes, el tiempo pasa, los dos lo sabemos, podemos recordar, pero no cambiar lo que no pudo ser- acaricia mi mano y sonríe de oreja a oreja.
-Es que… No es eso, ¿vale? Ahora entiendo a Aroa, ahora sé lo que es estar confuso, o mejor dicho, hecho un lío.
Laia suelta una carcajada, quitándole importancia a la situación.
-Tiempo al tiempo, Pablo- sonríe y me da un beso en la mejilla.
Acto seguido, se levanta y va hacia el baño bajo los rayos de sol mañaneros.
En un hospital de Milán (Carolina)
Subo por las escaleras, ya que Carlo ha decidido subir por el ascensor, y, bueno, así al menos hago un poco de ejercicio, que hoy he desayunado demasiado.
Me desvío antes de llegar a la habitación en la que está ingresada Mara.
Cerca de allí (Andrea)
Darío no me coge el teléfono, no es normal en él. He ido a ver si estaba en el hospital, porque anoche él me dijo que a la hermana de Giulia la habían ingresado, no la conozco, pero por lo visto, está en un estado muy crítico. Menudo accidente debió de tener, al parecer no se despierta. Joder, si está tan bien físicamente como la hermana, sería una pena que la chica no se recuperara, porque yo le podría hacer algún regalo, y no flores precisamente. Aunque bueno, si las necesito para que caiga en mis redes, pues bueno, tampoco me moriría por comprarle un ramo de rosas.
Mi cerebro crea una imagen en la que aparezco yo, vestido con un traje elegante y un ramo de flores, junto a una Giulia un poco más joven. Me río para mí y me dirijo al baño. No estoy acostumbrado a madrugar y he tenido que tomarme una gran taza de café, y claro, ahora… Pues eso, que necesito urgentemente ir al baño.
Mierda, está ocupado. Podrían poner más, no creo que se arruinen. Además, ¿y si algún paciente o familiar debe ir y tiene alguna incontinencia, qué? Me apoyo en la pared, esperando que alguna de las puertas se abran, no me importa entrar al de mujeres, no es la primera vez que voy, creo que me conozco más los de ellas que los de hombres. No sé si me entendéis, he vivido varias experiencias en los baños de las discotecas.
Escucho una tos extraña al otro lado de la puerta, pero rápidamente me doy cuenta de que son arcadas. Alguien está vomitando. Luego, silencio, la cadena del váter y finalmente el grifo abrirse y cerrarse. Espero, inquieto, para ver quién es. El pomo gira lentamente y una joven sale con la cabeza gacha. Nuestras miradas se cruzan y ella alza la cabeza y sale como si nada. No tiene aspecto de estar enferma.
-¿Estás bien?- pregunto yo, con una sorprendente preocupación.
-¿A ti qué te importa si estoy bien o no?- resopla.
-Eh, que no te he hecho nada para que me hables así.
-Meterte donde no te llaman.
-Oh, yo siempre me meto- ella me examina de arriba abajo y dibuja una leve sonrisa torcida, entendiendo mi doble sentido.
El hombre del otro baño sale y yo entro corriendo. Un minuto después salgo, con la esperanza de que esa chica siga estando allí, pero, en su lugar, hay una anciana mirándome escandalizada. ¿Qué ocurre?
-¡Joven, sus pantalones!- grita, llevándose la mano a la boca y aguantando la risa.
Bajo la mirada y comprendo el por qué de su alboroto. He olvidado abrochar mis pantalones y voy enseñando mis calzoncillos negros a diestro y siniestro. A unos metros está la chica de antes, mofándose.
-Así que estabas esperándome, ¿eh?
-No te creas tan importante.
-Hay una gran diferencia entre creerse importante y serlo- sonrío.
-Sí, y tú no eres nada de las dos cosas.
-Eso lo dices porque no me conoces- la advierto-. Encantado, soy Andrea.
-¡Oh, sí, es cierto, qué importante! Me siento privilegiada por haberte conocido- se burla.
-Lo digo en serio.
-Sí, sí- dice ella irónica.
-No me creas, ya lo verás, ya- río.
¡Hola personitas! Siento muchísimo estar ausente por aquí, pero es que acabo de empezar las clases y no tengo tiempo... No sé cuándo escribiré la siguiente entrada de "Tal vez...", espero que pronto, al igual que lo que me queda de novela. Intentaré no tardar mucho y poder pasarme por vuestros blogs :)
¡Hola! Me voy a limitar a responder las preguntas, porque no tengo mucho tiempo :/
Quiero dar las gracias por los premios a Milibroteca, a Nenna Unocuatro y a Windflower, de verdad, os lo agradezco muchísimo :D (dando click en los nombres, podéis acceder a sus blogs, los cuales recomiendo muchísimo)
Preguntas de Milibroteca:
1. ¿Alguna vez has visto una versión cinematográfica basada en un libro que has leído y te ha defraudado porque no te imaginabas así a los protagonistas, personajes...? Buf, creo que eso me pasa siempre... Leo un libro y luego, al ver la película, me decepciono al ver que no son como me los esperaba :/2. ¿Qué es lo que tiene (o no tiene) que tener un libro para que te guste?
Debe hacerme pensar, enseñarme algo siempre, aunque sea la típica historia de amor que terminará bien.3. ¿Qué prefieres: protagonista individual o colectivo?
Depende de la historia. Hay veces que veo necesario saber bien la vida de los demás personajes o solamente centrarte en el principal. Me gustan los dos jajaja4. ¿Tienes manía a algún libro? ¿Por qué?
Manía no, me puede gustar un libro más o menos, pero siempre le veo el lado bueno, no les tengo manía jaja5. Aunque no te guste una saga, ¿la terminas o prefieres leer otros libros y abandonarla?
Buf, sólo lo he hecho una vez jaja El libro de Amanecer lo dejé sin terminar porque me contaron el final y no le encontraba la gracia a seguir leyendo, es más, se me estaba haciendo muy pesado ya...
Preguntas de Nenna Unocuatro:
1. ¿Por qué empezaste el blog?
Tenía historias empezadas, otras ya terminadas, y quería saber qué opinaban otras personas que no me conocían. Nunca pensé que llegaría a tanto, la verdad, no me arrepiento de nada de lo que he hecho. Muchísimas gracias a todos, en serio :)
2. Si tuvieses que elegir el libro que más te ha gustado, ¿cuál sería?
Buf, vaya elección más complicada... Hay un libro en catalán que se llama "Voldria que fossis tu" que leí hace un par de meses, no es nada del otro mundo, pero me sentí muy identificada, la verdad...
3. ¿Y película?
A lot like love, impresionante :)
4. ¿Con qué contenido son los blogs que más sigues?
Pues son de novelas y pequeños textos, es algo que realmente me encanta leer :)
5. De pequeños queremos crecer, y de mayores volver a jugar. ¿Qué opinas de esa frase?
Que podemos volver a jugar siempre que no hagamos daño a nadie ni juguemos con sentimientos de otras personas... Cuando somos pequeños, queremos ser mayores, por lo que no acabamos de aprovechar lo que tenemos en ese momento y luego lo echamos en falta. Creo que lo que realmente deberíamos hacer todos es preocuparnos por lo que tenemos más que por lo que no tenemos.
6. ¿Alguna vez prometiste un para siempre?
No, no creo en los para siempre, no creo que haya nada eterno, todo termina, mejor o peor, lo más importante es intentar conservar eso que nos importa el mayor tiempo posible.
7. Describe tu personalidad.
Soy muy insegura y me cuesta arriesgar por mucho que quiera conseguir algo. Intento ser prudente y realista, pero hay veces en que no puedo evitar ilusionarme.
8. ¿Te gusta conocer cosas nuevas?
Me da miedo conocer cosas nuevas, la verdad.. jaja
9. La canción que más te guste en estos momentos -enlázala aquí-.
Buf, tengo muchas jajaja Aunque bueno, la primera que me viene ahora a la cabeza es ésta:
10. ¿Cuántos premios lleva tu blog y qué piensas de ellos -los premios-?
Pues la verdad es que no sé cuántos llevo jajaja Pero la verdad es que estoy muy muy muuuy contenta de haberlos conseguido todos y cada uno de ellos :)
Preguntas de Windflower:
1. ¿Quién es tu cantante o grupo de música preferido?
Love of Lesbian :)
2. ¿Qué poder te gustaría tener?
Poder volar jajaja
3. ¿Cuál creer que ha sido el mayor logro en tu vida?
Superar cosas que pensé que siempre me comerían la cabeza.
4. ¿Cómo te gustaría morir?
No me gustaría morir de ninguna manera jaja
5. Si fuese verdad que podemos reencarnarnos en otros seres tras la muerte, ¿en qué te reencarnarías?
Me gustaría ser un perro, por muy típico que parezca jajaja
6. ¿Dónde y cuándo eres feliz?
El lugar es algo que nunca se sabe, puedes ser feliz en pequeños instantes donde sea.
7. ¿Cuáles son tus héroes de la vida real?
Mis abuelos.
8. ¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?
No creo en que haya una felicidad perfecta en que todo sea de color de rosa, pero para mí lo es cuando los momentos buenos son más y mejores que los malos.
9. Si pudieses pedir un único deseo en la vida y se hiciese realidad, ¿qué pedirías?
Podría decir cualquier cosa, ser rica, no sé, pero al fin y al cabo, tal vez si pidiese algo, perdería otra de la que antes no me habría percatado y la echaría de menos, por lo que prefiero que todo siga su curso, sin modificar nada.
10. ¿Cómo te gustaría ser personalmente?
Cada uno es como es y se tiene que querer a sí mismo, yo lo único que cambiaría es ser menos vergonzosa y no tener tanto miedo a cambiar las cosas.
11. ¿Cuál es la cualidad que más te gusta de las otras personas?
Que sean capaces de sacarme una sonrisa hasta en los peores momentos, y que pueda confiar en ellas.
Otro café ardiendo más que había inundado su estómago bajo su atenta mirada. ¿Por qué sus ojos atravesaban su piel? ¿Qué buscaban en ella? Se limitó a dejar que el tiempo hablase bajo el silencio de media tarde. Cada día que transcurría ante ella, más crecían sus miedos y su temor por llegar a sentir algo hacia ese chico que la acompañaba en sus horas de angustia. Tal vez él lo estaba dando todo y ella nada más que dolores de cabeza. Se había convertido en una lucha interna entre la razón y las ganas de vivir, y no estaba segura de a qué bando pertenecía.
-Podríamos irnos juntos a Madrid -le indicó en el mapa-. Así nos veríamos más a menudo.
-No podría tenerte las veinticuatro horas del día a mi lado -dejó la taza en el fregadero y se sentó sobre la encimera.
El chico tardó en reaccionar ante su extraña confesión, esperaba que se alegrase por la gran idea que se le acababa de ocurrir.
-¿Por qué? ¿Te resultaría insoportable? -se acercó a ella y esperó un "no" por su parte.
Buscó una respuesta que englobase todas y cada una de las palabras que volaban por su mente sin orden alguno. ¿Qué podía contestarle? Si ni ella sabía exactamente lo que le ocurría, ¿cómo iba a pensar en un futuro que se le presentaba más oscuro que nunca?
-No, pero tal vez terminaría enamorándome de ti.
¡Mil gracias por el premio, Nenna Unocuatro!
Pues sí, como veis, ya es la cuarta parte, y no sé cuánto durará, la verdad, las voy haciendo sobre la marcha... Me alegro muchísimo que os esté gustando, es algo nuevo que no había hecho nunca, pequeños relatos que estén relacionados entre sí, y a mí también me gusta la idea. Arriba he colocado una pestañita con los relatos en orden :)
Muchísimas gracias por leerme, en serio, sois increíbles :)
-Sí, lo es, pero no puedo más con la incertidumbre que me carcome por dentro, pensé que con el tiempo lo superaría, pero pasan los días y su recuerdo sigue aquí- empiezan a escocerme los ojos y resoplo mirando el techo.
-¿Cuándo vas a volver?- me acaricia el hombro y me aparta el cabello de la cara.
-No lo sé, pronto- trago saliva-, supongo.
-Bueno, va, será mejor que te vayas preparando si no quieres perder el vuelo, aunque yo preferiría que te quedases aquí- suelta una carcajada triste y me da un beso en la mejilla.
-Gracias por todo- la abrazo y me levanto dispuesta a vestirme.
-Bueno, Aroa, te espero abajo, no tardes mucho- anuncia desde la puerta y sonríe para desaparecer al instante tras ésta.
Me miro en el espejo e intento sonreír también.
-Va, Aroa, no seas tonta, tienes delante de ti la gran oportunidad de volver a verle, adelante, arriesga- me digo a mí misma dispuesta a llevar a cabo mi decisión.
En un portal de Milán (Carolina)
El frío se cuela sin piedad por mis leotardos marrones y congela mi piel. Me observo en el reflejo de la cristalera del portal de mi casa. Mis piernas han adelgazado en estos últimos meses, pero no lo suficiente, voy a tener que cambiar el método. La falda oscura tejana es muy bonita, me la compré en las últimas rebajas, aunque ahora queda bastante más desahogada que al principio. Mentiría si dijese que no estoy orgullosa de mí, lo estoy, mis caderas ya caben en una 36, pero una sensación muy extraña lleva apoderándose de mí últimamente, como si todo el esfuerzo fuese en vano, como si estuviese engañándome a mí misma.
-Hola, Carolina- saluda tras de mí su voz, sacándome de mi ensimismamiento.
Él fue la causa de todo.
-Hola- respondo, girándome para hacer real el reflejo del cristal.
-¿Cómo estás?- espera a que me ponga a su lado y empezamos a andar rumbo al hospital.
-Estoy como podría estar cualquier adolescente a las ocho de la mañana sabiendo que su amiga está al borde de la muerte- susurro mirando al infinito.
-Oh, vale, veo que no estás muy de humor… Perdona- resopla Carlo.
-Buf, no, lo siento yo, es que… Ya sabes, no… No es fácil, ¿sabes? Todos dicen, se pondrá bien, es fuerte, sí, perfecto, pero, ¿y si el puto destino decide fastidiarnos la existencia?
-No va a pasar nada malo, se pondrá bien- sentencia, apretando los dientes.
-¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar tan seguro de ello?- siento cómo mis ojos se humedecen.
-¡Hostia, Caro! ¿Acaso crees que para mí es fácil? ¡Pues no, ¿vale?! ¡No es nada fácil ver que la chica a la que quieres está muriéndose! ¡Así que, por favor, deja de ser tan egoísta!- grita fuera de sí.
-¡¿EGOÍSTA?! ¿Estoy siendo egoísta?
-Caro, mira…
-¡NO! Que sepas que te perdoné por todo lo que acababa de ocurrir, ¡tú me engañaste!
-Creí que eso ya estaba olvidado…- murmura.
-Carlo, yo perdono, pero no olvido, y lo que me hiciste me ha costado mucho asimilarlo. Y encima que te perdono y hago como si no hubiese ocurrido nada porque sabía que estabas mal, ¿ahora vas y me dices que soy una egoísta? No eres el más indicado.
-¿Qué estás insinuando?
-Mira, déjalo, no estoy con ánimos para seguir discutiendo, y menos contigo.
-Bien.
-Bien- repito.
Caminamos en silencio, sin mirarnos. Sé que me he precipitado, que no debería de haber saltado tan a la ligera, pero ese comentario sobraba. No creo que precisamente yo esté siendo egoísta.
En una habitación de Barcelona (Pablo)
Miro al techo, pensativo. No estoy seguro de haber hecho bien, la imagen de Aroa me persigue sin poder evitarlo. ¿Qué tiene esa chica? Todo, menos pasión por mí, o tal vez sí la tiene, pero no la suficiente para que lo nuestro funcione.
En cambio, no es ella con la que he estado toda la noche. No es ella con la que me he acostado, no es ella a la que le he hecho el amor. Sino Laia, mi mejor amiga Laia. Quién me iba a decir a mí que iba a ser capaz de algo así… Ahora todo es tan confuso…
Siento su mirada en mi costado y tengo miedo de corresponderla, no sé qué cara poner.
-Te arrepientes, ¿cierto?- sonríe triste ella, apoyada en mi pecho.
La miro a los ojos, intentando responder a su pregunta, pero no puedo decir ni que sí ni que no, mentiría. No encuentro las palabras adecuadas, así que me limito a suspirar, volviendo la mirada hacia el techo.
-¿Vas a ir a hablar con ella?
¡Hola, personitas! Lo sé, no estoy colgando muchas entradas últimamente, no tengo tiempo... Me estoy preparando para el curso que está a punto de comenzar y estoy dejando esto un poco de lado... Intentaré que todo vuelva a la normalidad. ¡Muchísimas gracias por el premio, Milibroteca! Estoy muy contenta, ¡ya somos 215!
-Me tienes aquí para lo que necesites -le susurró él intentando que se calmase.
Ella sabía que lo decía en serio. No le había gustado nunca creer en míseras palabras que se perderían en el olvido, pero su intuición le decía que confiase en él, que por una vez en la vida se dejase llevar. Un escalofrío recorrió sus labios cuando éstos fueron besados por sorpresa... Él era capaz de regalarle mil sensaciones con un solo roce y eso la atemorizaba. Perdida en un mar de preguntas que salían a la luz sin sentido alguno, se quedó en silencio cuando le empezó a faltar el aire. Cada noche, los miedos la atrapaban en sueños y se despertaba de un salto en los brazos de él. Ése era el peor miedo de su vida, ver que dependía de su presencia en los momentos de intranquilidad.
-No sé qué necesito... -se dejó caer sobre el respaldo de su cama a oscuras.
-Yo necesito que estés bien, me duele verte así -le acarició la mano y su cuerpo se tensó por el contacto de su piel.
Ella también quería estar bien, sonreír con facilidad cuando se encontraba con su mirada intensa y que no fuesen simples muecas las que terminase mostrando. Ojalá pudiese ser como él, poder vivir con la intención de hacer felices a los demás, pero ni siquiera conseguía serlo ella misma.
-Tal vez te necesito y no lo sé, pero no quiero necesitarte...
Se inclina hacia mí y junta nuestros labios por una milésima de segundo y me mira, expectante. ¿Por qué es así conmigo? Vuelve a repetir su acción cinco veces más, cada vez con menos tiempo de tregua entre beso y beso.
La nostalgia me está matando por dentro, la posibilidad de sentir su cuerpo en mí después de tanto tiempo me quita cualquier duda que se me pase por la cabeza.
Me lanzo a su cuello y me aferro a él, evitando la mínima distancia entre nosotros. Pablo… Aish Pablo, espero no sentir demasiado por él… El chico que dejé hace dos años por irme a Madrid está ahora haciéndome sentir ese amor que había tenido oprimido en mi pecho durante todo ese tiempo.
Enlazo su cintura con mis piernas y me alza contra la pared sin parar de besarme. La inseguridad de nuestra primera vez ya ha quedado olvidada.
“-Tengo miedo, no lo he hecho nunca con ningún otro chico…
-Yo tampoco, pero, ¿confías en mí?- me miró a los ojos con un brillo especial y sonreímos a la vez. No hizo falta un sí por mi parte, había miradas que conseguían decirlo todo.”
-Me estás volviendo loco, ¿sabes?- susurra con la voz entrecortada mientras le muerdo el cuello.
-Ya te he dicho que las mejores personas lo están- sentencio risueña, acariciando sus ardientes labios.
Escala por mi columna y con un ágil movimiento se desprende de mi sujetador. Ya no hay vuelta atrás, la temperatura sube sin límite. Su pecho contra el mío provoca un estallido en mi estómago y esas típicas mariposas se convierten en serpientes que me envenenan por dentro.
En la puerta de un hospital (Carlo)
No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que salimos a la calle. Mi quinto cigarro se consume lentamente y las cenizas se desmenuzan sobre mi pantalón tejano.
-Ojalá pudiese desaparecer- susurra a mi lado, escondiendo la cabeza entre las piernas.
-Créeme, lo haría contigo- suelto en una bocanada -. Desaparecer- aclaro, por si ha podido entender algo que no es.
-Desaparezcamos- ríe levemente y su carcajada se pierde entre los motores de los coches que se deslizan por el asfalto.
-Si no tuviese ataduras aquí, me iría a cualquier otro lugar- entrecierro los ojos para que no me entre el humo.
-Mara…
Asiento con pesadez y me viene su dura imagen a la cabeza. Mi mente no para de visualizar el traumático accidente de esta mañana.
-No sé qué haría sin ella, Caro…- apago el cigarro con las yemas de los dedos y lo lanzo al suelo.
A su lado (Carolina)
Se me oprime el corazón al verle así.
-Tengo miedo- confiesa, mirándome con tristeza en esta noche fría.
Qué sufrimiento saber que él está enamorado de ella y yo no puedo quitármelo de la cabeza, que todavía mis sentimientos están a flor de piel y no puedo sacarlos a la luz…
-Tiene que ponerse bien, no me lo perdonaría- y sus brazos se aferran a mi espalda, acercándome a él de sopetón, y me abrazan con fuerza.
Y me pierdo, me pierdo en su piel, y me ahogo en el dolor que esta situación me causa.
En una casa de Barcelona (Aroa)
Las dos y media. Resoplo sentándome en la cama en medio de la oscuridad de esa noche, desesperada. Observo la silueta de la maleta entreabierta al lado de la cama y siento una punzada en el pecho. Es la misma sensación que cuando se me llenaban los ojos de lágrimas en pensar en Darío. Darío, ¿realmente estoy preparada para reencontrarme con él? Observo el billete sobre la mesita de noche y siento vértigo, nunca he subido a un avión y ésta ocasión me pone más nerviosa de lo que debería estarlo…
Horas después, en esa misma habitación (Aroa)
Me levanto de un salto al escuchar el irritante sonido del despertador y pulso el botón con la intención de pararlo aún asustada por el brusco despertar.
-Buenos días- entra mi madre por la puerta algo indecisa y se sienta a mi lado-. Aroa, ¿no crees que sea una idea demasiado descabellada?
Perdonadme por no pasarme mucho por los blogs, no tengo mucho tiempo, espero que esta semana pueda ponerme bien al día. Por cierto, muchísimas gracias a las nuevas seguidoras, ya somos 213, bienvenidas a mi mundo :)