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lunes, 7 de abril de 2014

Amarrado a ti Capítulo 118

Muy lejos de allí, en un apartamento de Barcelona (Pablo)
 
-Joder… -maldigo al entrar a casa.
Ahora sí que he metido la pata. Estos últimos días no hago más que fastidiarla. Acabo de perder a la chica que más quiero en este mundo por haberme dejado llevar por mis antiguos sentimientos hacia Laia. 
-Lo siento…
Laia se levanta del sofá al verme entrar en el comedor y espera tal vez una explicación de lo ocurrido.
-La culpa la tengo yo, he sido el mayor gilipollas que jamás nadie se encontrará. La he cagado mucho, Laia, tanto contigo como con ella…
-Sí, la has cagado… Pero bueno, deja de lamentarte, que así no consigues nada tampoco. 
-Se han complicado tanto las cosas en tan poco tiempo que ahora me siento inútil, incapaz de hacer nada bien. Soy un maldito negado que se deja llevar sin cuestionarse las consecuencias que conllevarán sus acciones. 
-Pablo, escúchame, ahora no puedes cambiar lo que ha pasado, ¿entiendes? No seas cobarde y búscala, joder, no hagas que me sienta yo peor por haber roto una relación.
-Los únicos culpables somos Aroa y yo, no hemos estado a la altura ninguno de los dos. Hemos dudado de nuestros sentimientos y no hemos podido llevarlos hacia adelante con nosotros. 
-Tiempo al tiempo, Pablo… -me abraza y resoplo, cansado de todo lo ocurrido.
-Ya no se puede hacer nada, se acabó.
 
 
En un hotel de Milán (Mara)
 
Las luces de la habitación se encienden, iluminando aquella lujosa inmobiliaria de toque vintage. Los brazos de Carlo me rodean suavemente y suspiro, con los nervios a flor de piel, como la primera vez. 
-¿Ya puedo preguntarte? –le indico, con una sonrisa que no me cabe en el rostro.
-Lo llevas haciendo todo el camino –ríe, dándome un beso en la mejilla.
-¿Por qué me has preparado todo esto?
-Porque ya que no pudimos celebrar los seis meses, pues ¿por qué no celebrar los siete?
-Pero si ni siquiera hemos estado juntos todo este tiempo –río sin entender nada.
-Pero yo te he querido igual…
Un escalofrío recorre mis piernas y me mantiene en silencio durante unos instantes. Fijo la mirada en el tocadiscos que permanece sobre un mueble de madera al fondo de la habitación y Carlo se dirige a él, apartándose de mí. Me quedo en el marco de la puerta, observando sus movimientos. 
-No era necesario todo esto… 
Una melodía que reconozco al instante comienza a inundar el ambiente y Carlo se vuelve a acercar a mí. 
-Voglio farti un regalo, qualcosa di dolce, qualcosa di raro. Non un comune regalo di quelli che hai perso o mai aperto o lasciato in treno o mai accettato. Di quelli che apri e poi piangi, che sei contenta e non fingi e in questo giorno di metà settembre ti dedicherò... il regalo mio più grande escucho la voz de Tiziano Ferro en esa preciosa canción y me estremezco de nuevo.
-¿Sabes qué, Mara? –le miro para que siga hablando-. Me siento estúpido por no haber hecho las cosas bien –hago amago de hablar-, por favor, déjame hablar o me arrepentiré –sonríe, rodeándome con sus brazos-. No sé cómo empezó todo, por qué fui tan tonto al haberte dejado ir, al dejarme llevar por mi propio orgullo… Nunca me hubiese imaginado que se podría querer tanto a alguien, pero ahora sí, y te quiero mucho, más de lo que te puedes llegar a imaginar, porque…
Le beso, callando sus palabras, dejándole a medias, pero sin tener la necesidad de saber más, no necesito los porqués, me quiere, lo sé, y me lo ha demostrado. La voz de Tiziano se apaga pero al momento vuelve a romper el silencio iniciando una nueva canción en aquella noche cualquiera. 
-Ti amo…
 
 
No muy lejos de allí, en un piso (Carolina)
 
-No me lo puedo creer –sonrío, observando un cuadro de su comedor.
Andrea se acerca lentamente a mí y lo observa también.
-Me lo compraron mis padres, no sé quién lo…
-Es de Juan Gris, Portrait de Madame Josette Gris -le indico antes de que pueda decir nada más.
-¿Te gusta el arte?
-Bueno, algo sé. Está en el Museo Reina Sofía de Madrid.
-¿Has estado allí?
-Ojalá –río, nerviosa. Está demasiado cerca de mí-. Algún día iré.
-Estoy seguro de eso –me rodea con sus brazos por la espalda y apoya su mejilla en mi hombro.
-¿Lo estás?
-¿No debería estarlo? –sonrío al escucharle.
-Quizá no, no puedo asegurarte que vaya ir.
Portrait de Madame Josette Gris (Retrato de Madame Josette Gris)
-Tienes mucha vida por delante, ¿quién te lo impedirá?
-Bueno pregunta –inspiro lentamente.
-Lina, creo que el único impedimento que tienes eres tú, tú y tus miedos y ataduras.
Me giro para mirarle y muestra un semblante serio. Le observo, cuestionándome sus palabras, sabiendo que tiene razón aunque me cueste aceptarlo. Sus ojos azules parecen más profundos que nunca, quizá sus palabras los han vuelto así. Más intensos, mareantes y vertiginosos. Los pierdo de vista al sentir sus labios sobre los míos, con cuidado, sin prisa y con toda esa seguridad que escasea en mí. Un hormigueo recorre mis piernas, subiendo hasta mi boca, y mis ganas de tenerle cerca aumentan de manera progresiva. Nos dejamos caer en el sofá que hay bajo el cuadro, sin separarnos ni un solo segundo, y al sentir su mano bajo el vestido me estremezco, pero dejo que siga…
Nuestras ropas caen y mis brazos quedan visibles ante él. 


¡Personitaaas! Solamente queda un capítulo más dos capítulos de epílogo (o sea tres capítulos jajaja), estoy muuy emocionada, ¡espero que os guste y que no os decepcione! Aish dios mío :D
Os dejo el enlace a un concurso que ha creado Tábata en su blog (haz click aquí para ver las bases)
¡Un beso muy muy muuy grande! ¡Os quiero!

2 comentarios:

  1. No me has decepcionado para nadaaaaa!
    Leo, estoy enganchada a la historia.
    Espero el próximo con ansia.
    Un besazo

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  2. Qué bonito!!!

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    Hoy en el blog un post muy veraniego!!
    NUNCA ES DEMASIADO ROSA (BLOG)
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